MIERCOLES Ť 17 Ť ENERO Ť 2001

Ť No fue un golpe, sino un altercado que acabó mal, dice ministro belga

El presidente de Congo habría muerto a manos de un escolta; toque de queda en Kinshasa

Ť Al parecer, Eddy Kapend asumirá el cargo en calidad de interino con el apoyo de Angola


AFP, AP, REUTERS Y PL

Kinshasa, 16 de enero. Todas las fronteras de la República Democrática del Congo (RDC) fueron cerradas hoy y se instauró un toque de queda en la capital de esa nación centroafricana, cuyo presidente, Laurent Desiré Kabila, habría muerto a manos de uno de sus escoltas.

Esta noche, en Washington, fuentes del congo-25 Departamento de Estado dijeron creer que Kabila fue asesinado, mientras que un vocero del Ministerio francés de Relaciones Exteriores aseguró que el mandatario "está muerto", pero no dio más detalles.

Poco antes, el ministro belga de Relaciones Exteriores, Louis Michel, había anunciado la muerte del presidente congoleño, "abatido por sus guardaespaldas" en Kinshasa.

"No estoy hablando de un golpe de Estado, sino de una divergencia que tuvo un desenlace violento", precisó el ministro, mientras la prensa belga sostuvo que Kabila fue asesinado por el viceministro de Defensa, coronel Kayembe, al que acababa de destituir junto con otros oficiales debido a su conducta en los combates con rebeldes.

Kabila ordenó a su hijo Joseph que detuviera al coronel, pero éste disparó al mandatario y a Jospeh, relató la fuente, según la cual no se trató de un golpe, sino de un "altercado que acabó mal".

Al parecer luego hubo enfrentamientos entre los militares que respaldaban a Kayembe y los fieles a Kabila en torno al Palacio de Mármol, residencia presidencial.

El ministro del Interior del país africano, Gaetan Kakudji, se limitó a decir que el canciller belga "puede decir lo que quiera, pero yo haré mi anuncio mañana", y aseguró que Kabila en persona había ordenado la instauración del toque de queda entre las 20 horas locales y el amanecer, en el contexto de una "alerta general" de las fuerzas de seguridad.

Por la noche, una fuerte tormenta se abatió sobre la ciudad, cuyas calles estaban totalmente desiertas y tranquilas, según diversos testimonios de ciudadanos obtenidos por la prensa extranjera.

El canciller belga había declarado que hubo intensos disparos por la tarde en los alrededores de la residencia de Kabila, en vísperas de la conmemoración del 40 aniversio del asesinato, el 17 de enero de 1961, del héroe de la independencia congoleña, Patricio Lumumba.

Más tarde, la radio belga RTBF anunció que Kabila había sido alcanzado por dos balas, en la espalda y en la pierna derecha, disparadas por un miembro de su seguridad personal, y que había sido trasladado en el helicóptero a un hospital de Kinshasa.

Por su parte, el edecán de Kabila, coronel Eddy Kapend, apareció en un mensaje difundido repetidas veces por la radio y la televisión, ordenando a los jefes de las fuerzas armadas "controlar sus unidades", y cerrar las fronteras terrestres, aéreas y fluviales del país, en guerra desde hace dos años y medio contra facciones rebeldes rivales, apoyadas una por Ruanda y otros dos por Uganda.

Kapend, según fuentes de la prensa belga, asumirá con carácter interino el poder tras la muerte de Kabila, y ya recibió el apoyo de Angola.

El principal movimiento rebelde, por su lado, adelantó que "si es cierto que Kabila fue asesinado, condenaremos ese asesinato y perseguiremos a los responsables". Jean Pierre Lola Kisanga, portavoz de la Unión para la Democracia, aludió además a una complicidad "ugando-angoleña" en lo que consideró un intento de golpe de Estado.

Por lo pronto, una fuente de inteligencia de Uganda dijo estar segura de que Kabila murió, mientras que la radio oficial de Angola sostuvo que el mandatario no sobrevivió a las heridas a quemarropa hechas por uno de sus escoltas.

En lucha desde la década de los 60 contra el régimen de Mobutu Sese Seko, Kabila se proclamó jefe de Estado el 17 de mayo de 1997, tras un alzamiento que precipitó el derrocamiento del mariscal, quien dejó al país en la catástrofe económica.

Zaire, que fuera una colonia belga, fue rebautizada entonces como la República Democrática del Congo y Kabila se atribuyó prácticamente todos los poderes, hasta la adopción de una nueva Constitución, que ha sido aplazada sin cesar.

Un año después de su llegada al poder, en 1998, Amnistía Internacional denunciaba graves violaciones a los derechos humanos, mientras la oposición aseguraba que el mandatario había instalado a amigos y familiares en los principales puestos.

Además, la guerra civil resurgió entre las fuerzas gubernamentales de Kinshasa, apoyadas por Angola, Zimbawue y Namibia, y varias facciones rebeldes, sostenidas por Ruanda y Angola. El diálogo previsto por los acuerdos de paz de 1999 nunca fue aplicado, pues las partes se acusanron mutuamente de violar el cese del fuego.

Kabila estudió en Alemania comunista y a finales de la década del 50 regresó al Congo, en el momento en que su país se aprestaba a obtener su independencia. Apoyó a Lumumba, quien fue derrocado por Mobutu y luego asesinado, y entonces pasó a la clandestinidad.

A mitad de la década del 60, Kabila acompañaría al Che Guevara en su fracasada aventura africana. En su Diario del Congo, el guerrillero argentino cubano tiene primero palabras positivas para su camarada de armas, pero luego anota que Kabila se aleja cada vez más del frente, y finalmente ya no acude a las citas con otros compañeros de la guerrilla congoleña.

A partir de 1967, el itinerario de Kabila ya es bastante confuso, y si bien unos hablan de que estuvo en la "guerrilla", otros dicen que vivió en varios países de Africa y se dedicó a los negocios, hasta que en 1996 lanzó la Alianza de las Fuerzas democráticas para la Liberación de Congo-Zaire.