Ť En mis cuadros prevalecen grandes blancos y una figura pequeña, explica
La pintora Sandra Pani perdió miedo al vacío
Ť Memoria del cuerpo prolonga su estancia hasta fines de febrero en la Casa Lamm
Ť Define su trabajo como una reflexión acerca del
regreso de la belleza en la anatomía
MERRY MAC MASTERS
El cuerpo humano es el eje de la pintura de Sandra Pani (ciudad de México, 1964). A fin de renovar el lenguaje corporal, la artista se ha acercado a su representación de otra manera, con énfasis en los pulmones, la traquea y la columna vertebral, como metáfora de su fragilidad.
Hace tres años, Pani tuvo una experiencia dibujística que ahora trata de "casar" con la pintura, ya sea mediante la intervención del lápiz o el carbón directo en el cuadro. "Dibujar es pensar", afirma la pintora al recordar el trabajo realizado para la exposición de 1999, Dibujos recientes, en el Museo Macay, de Mérida, Yucatán, y Casa Lamm, de la ciudad de México.
"(Dibujar) se vuelve una síntesis tan concentrada que le perdí el miedo al vacío. Ahora en muchos de mis cuadros hay grandes campos de blanco y una figura muy pequeña. Esta experiencia obtenida mediante el dibujo, también me ayudó a decantar mis propias formas, a ver cuáles me interesaban, a concentrarme más en ellas, y tener menos elementos de distracción".
Agrega que la "frescura" del dibujo también le permitió saber en qué momento "quitar" el pincel. O sea, ser "más audaz" y decir, "este cuadro tiene tres rayas, pero ya está terminado".
Trivialización del desnudo
Pani reconoce que el cuerpo se ha trabajado de muchas formas, en el performance y en la publicidad, por ejemplo. Ha habido una "increíble trivialización del desnudo, sobre todo el femenino".
Respecto de su concepción de la anatomía, apunta: "es una especie de reflexión sobre el regreso a la belleza del cuerpo. De cierta forma (las pinturas) están cargadas de erotismo. Son bastante sensuales, más que nada por la manera en que muchas están pintadas, con trapo, con la mano. Pero en realidad creo que el cuerpo es mucho más que eso, es la vida misma, es lo que todos tenemos".
La relación que uno tiene con su cuerpo "por lo general no es muy buena: en mis primeras exposiciones la gente dejaba comentarios muy agresivos de por qué los pulmones. Eso me daba a entender una mala relación en donde la sangre, por ejemplo, debe esconderse o ser una cosa de médicos. Mi trabajo no está rodeado de la morbosidad de la sangre, sino más bien de la belleza de estas formas. El rojo es precioso como tal en cuanto está en un campo totalmente blanco. Para mí trivializar el cuerpo sería representarlo de modo objetivo. Ahora, estoy concentrada en la cabeza ?tengo muchos autorretratos? que es un elemento muy gastado. Con la idea del happy face, ya tenemos una síntesis de lo que es una cara. Renovar esa imagen me parece muy complicada y a la vez muy esencial".
Los cuerpos de Pani recuerdan al espectador que en la anatomía también se refleja lo que se sucede por dentro.
Pani describe su actual exposición pictórica en Casa Lamm, que oscila entre lo abstracto y la figura, como "silenciosa" en comparación a otras en las que el color y las formas eran "más grito". Ahora, sin embargo, la "legibilidad" de la pintura ha cambiado. El cuerpo se descubre con un mínimo de elementos.
(La muestra Memoria del cuerpo, de Sandra Pani, prolonga su estancia hasta fines de febrero en la Casa Lamm. Alvaro Obregón 99, Roma.)