LUNES Ť 15 Ť ENERO Ť 2001
José Cueli
Garibay, casta y valor
En la asoleada mole de cemento, casi llena por la presentación del torero madrileño El Juli, aparecieron los torillos de Bernaldo de Quirós, encadenados al ritmo del toreo a la mexicana šVértices de la alegría, los torillos arrebataban el regusto de los viejos aficionados! En el moverse de su embestida, decían de un profundo sentimiento que resonaba en la plaza.
Los torillos de Bernaldo de Quirós -eso sí, chicos, todos- lamían su hocico incoloro, aromado de las escencias del torear de toda la vida. Suave, suavecito, embestían con la delicadeza de su raza que transmitían al tendido. Cabían en el aire, los óles y el desgarramiento de los aficionados reclinados ante la teoría de los de Bernaldo de Quirós. La Plaza México, a la que por su boca abierta se le escapaba el alma, se cimbraba como un latido cuando al son de los torillos, recordábamos "los cabales", el del ganadero, con su torear único a la verónica en su época de torero.
Los toritos tenían el son de su ganadero y su embestida era de meceo en espera de la niña verónica que no aparecía. Encastada nobleza de los bureles que se durmieron en los caballos, a pesar de su debilidad, dejando sellado el galopar de los toros mexicanos, tan recio y suave, al mismo tiempo lleno de serena melancolía.
Estos torillos necesitaban toreros de capote y muleta poderosa que no aparecieron. Ni Oscar San Román, ni el El Juli, ni Ignacio Garibay, les cuajaron las faenas que pedían a gritos los de Bernaldo. A cambio de ese toreo clásico, Garibay sacó la casta y el valor y El Juli ante un toro espléndido, el quinto, terminó toreando para la galería: circulares, remates, dosantinas, pases por la espalda, malonetinas de rodillas. Y desde luego, ambos con las orejas que reclamaron los neoaficionados, quienes salieron encantados.
Claro, es que no hay un poder capaz de desviar de un modo definitivo el cause por el que discurren las impresiones y emociones particulares. Cada uno tiene su canon particular de lo bello de una faena y lo que se oculta detrás de los lances. Para el que esto escribe los triunfadores fueron los torillos de Javier Bernaldo, que se presentaron en busca de cartel y vaya si lo consiguieron.