JUEVES Ť 11 Ť ENERO Ť 2001

Ť El Museo del Vidrio recibirá la muestra China Imperial: la dinastía Xi'an

Después de su éxito en el DF, guerreros y caballos orientales emigran a Monterrey

Ť Extremas medidas de logística para cuidar el traslado de las 187 piezas

ANGEL VARGAS

Los guerreros y sus caballos emigran hacia el Norte...

Se trata de la exposición China Imperial: la dinastía Xi'an, que significó un hito no sólo en México sino en el resto del mundo, debido a las excepciones que hicieron para su montaje las autoridades de aquella nación.

Curada ex profeso para nuestro país, exhibió el mayor número de piezas que hayan salido jamás de China, con 187, de las cuales sobresalen 11 figuras humanas y cinco caballos de los legendarios guerreros de terracota de la tumba de Shihuang, puesto que de estas esculturas en tamaño natural sólo prestan cuatro.
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Precedida de Los etruscos, el misterio revelado, Obras maestras de la National Gallery, Magna Grecia y Sicilia, Egipto y Asiria, la muestra dedicada a la milenaria cultura asiática registró récord de asistencia en su corta duración, en el Museo Nacional de Antropología, con 322 mil visitantes en tres meses, del 19 de septiembre al 31 de diciembre pasados.

Ahora, China Imperial... es preparada para su traslado a Monterrey, donde será presentada a partir del 6 de febrero y hasta finales de marzo en el Museo del Vidrio, y se realizan gestiones para llevarla también a otra ciudad.

Pero, ¿qué existe detrás de una exposición de gran envergadura como las aquí mencionadas?

El museógrafo Enrique Ortiz Lanz, del Museo Nacional de Antropología, explica de forma sucinta que se trata de un proceso de varios meses, y en algunos casos hasta de años, cuyo inicio lo marcan las negociaciones entre las autoridades mexicanas y sus similares de otros países, y que concluye con la exhibición de las piezas al público. La burocrática es la parte que más tiempo absorbe, pues se realizan los acuerdos, la curaduría, los procedimientos legales y los trámites del seguro.

Si bien relativamente rápidos, los trabajos de montaje y desmontaje de las obras son los más laboriosos, debido al cuidado y minuciosidad que requieren en sus diversas fases; también son los que implican mayor riesgo para las piezas, por estar expuestas a la manipulación humana.

Récord blanco de incidentes

Las medidas de seguridad se adoptan desde el traslado, vía aérea y terrestre, y para lo cual el museo se coordina con diversas instancias policiacas, que realizan planes logísticos para que el embarque llegue a su destino con la mayor discreción y sin tener que sortear el tráfico citadino. Ya en el recinto, la vigilancia está a cargo del personal y se utilizan medio electrónicos y de video, los cuales se mantienen hasta que la muestra parte a otro recinto o regresa a su lugar de origen.

Al recibir el embalaje, los comisarios nacionales y extranjeros certifican que las piezas, así como sus condiciones físicas, sean las mismas que se anotaron en un catálogo cuando se empacaron. Además, cuidan de que su desplazamiento de contenedores sea correcto y luego se coloquen sobre bases o vitrinas.

Previamente, se debió verificar que el recinto cumpliera con las condiciones adecuadas para evitar que las piezas sufran algún daño. Los agentes que se controlan de manera artificial son luz, temperatura y humedad, pues de manera natural éstos pueden causar estropicios.

En el caso de China Imperial..., por ejemplo, se estableció un límite de entrada de dos grupos de 25 visitantes cada uno por sala, para evitar que la aglomeración modificara y elevara los niveles de dichos agentes. Un aspecto que también considera el Museo Nacional de Antropología es la eventualidad de un movimiento telúrico.

Ortiz Lanz subraya que durante los últimos 10 años han mantenido un récord blanco en cuanto al número de incidentes o accidentes con las exposiciones recibidas, no obstante aclara que el museo está preparado para afrontarlos en caso de ocurrir.

De regreso con la exposición asiática, los trabajadores se encuentran ahora en el proceso del desmontaje y embalaje. A simple vista, los trabajos no distan mucho de las labores que los tramoyistas hacen para levantar un circo: cargan piezas, las aseguran, las colocan dentro de una caja, que luego es cerrada y llevada a una bodega.

El proceso del museo se distingue por el cuidado extremo, la rigurosa supervisión y las estrictas indicaciones de los tres comisarios chinos y tres mexicanos, así como por el registro que de él se toma mediante video y notas.