Ť Buscaba la libertad espiritual; murió hace 30 años
Chanel, promotora de la desaparición del corsé
de las prendas femeninas
DPA
Buenos Aires, 9 de enero. Hoy se cumplen 30 años de la muerte de Gabrielle Coco Chanel, la revolucionaria de la moda del siglo XX que otorgó flexibilidad y comodidad a la indumentaria femenina.
Si bien los diseñadores Mariano Fortuny y Paul Poiret fueron pioneros en quitar el corsé de las prendas femeninas, se recuerda a Chanel como promotora de esta idea, quizá también por oponerse al encorsetamiento mental de las mujeres de su época, una suerte de "comodidad espiritual que las hacía dependientes de los hombres", señaló la editora de moda Margit J. Mayer.
Chanel no sólo quería vender ropa, sino promover un estilo de vida: "La moda tiene que ver con ideas, con la manera en que vivimos, con lo que pasa a nuestro alrededor".
Su aspiración era que las prendas además de lucir elegantes resultaran cómodas, para que las mujeres pudieran ocuparse de sus actividades y no sólo de su aspecto.
Entre las innovaciones que impuso esta modista de la alta costura francesa se encuentra el conjunto de tres piezas compuesto de un suéter, falda con tablón y suéter, mientras que el famoso traje Chanel de tweed (tejido de lana) liviano sobrevivió a cada tendencia.
Por otra parte, Coco entendió la importancia de un nombre y su promoción, y su propia imagen fue su mejor publicidad. Adaptó dos "C" entrecruzadas (por Coco Chanel) como logo de su empresa y en 1921 fue la primera diseñadora en poner su nombre a un perfume, el famoso Chanel No. 5.
La personalidad y la vida de esta diseñadora combinó polos opuestos: se inspiró en las prendas masculinas para diseñar las femeninas, y se basó en una estética simple para proyectar sofisticación y lujo.
Esta modista que nació en un hogar muy pobre y vivió seis años en un orfanato dirigido por monjas, observó en la indumentaria de las religiosas que el color blanco iluminaba la imagen, y lo incorporó luego a sus diseños en forma de blusas, puños vueltos, cuellos y perlas.
En el caso de Coco, su inspiración para diseñar (que para otros modistos eran las musas) venía de oficiales de la caballería y colegiales de familias ricas.
Empezó confeccionando sombreros en 1910, para luego dedicarse a la indumentaria. En 1916 puso de moda el jersey o género de punto que se destaca por su elasticidad, comodidad y facilidad de adaptación al cuerpo, en una época en que sólo se utilizaba para la ropa íntima.
En 1926 impuso la pétite robe noire (el pequeño vestido negro) en creppe, de corte simple y recto, que pasó a ser un clásico en el vestuario femenino del siglo XX. Dos años después hizo del tweed un paño moderno con el que confeccionaría sus primeros trajes.
Creó vestuarios para diversas actrices, y entre sus distinguidas clientas estaban Marlene Dietrich, Grace Kelly, Jackie Kennedy y Romy Schneider.
Estaba convencida de que la indumentaria ha de ser útil y cómoda, algo que contribuyó a la vigencia de sus diseños, y al no permitirse extravagancias consiguió la atemporalidad de su estilo.
A fines de la Segunda Guerra Mundial se exilió en Suiza y retornó a París a los 71 años. Falleció el 10 de enero de 1971.