Ť Renuncias casi simultáneas de los ministros de Sanidad y de Agricultura
Cobra la enfermedad de las vacas locas sus dos primeras víctimas en el gobierno alemán
Ť Hasta el momento las autoridades han confirmado nueve
casos de ganado con el mal
DPA Y AFP
Berlin, 9 de enero. La crisis de las vacas locas cobró este martes las primeras víctimas en el gobierno alemán del canciller Gerhard Schroeder, con las dimisiones casi simultáneas de los ministros de Sanidad, la ecologista Andrea Fischer, y de Agricultura, el socialdemócrata Karl-Heinz Funke.
Fische y Funke se habían convertido en blanco de las críticas de la oposición política y de la prensa por su manejo de la crisis desatada tras conocerse, hace seis semanas, el primer caso registrado en Alemania de encefalopatía espongiforme bovina, el nombre científico de la enfermedad.
Hasta el momento, las autoridades han confirmado nueve casos de ganado enfermo, lo que aumentó el descontento de la opinión pública, ya que Funke afirmó en noviembre que la carne bovina alemana no presentaba riesgos para el consumo.
Fischer anunció su decisión "irrevocable" de renunciar durante una conferencia de prensa, y pocos minutos después llegó la noticia del abandono de Funke, anunciada sin comentarios por un portavoz de prensa.
La ministra de Salud reconoció errores en la gestión de la crisis y admitió que "nunca" estuvo segura ciento por ciento de que Alemania estuviera libre de la enfermedad que afecta el sistema nervioso y que científicos han asociado con la letal variante humana, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que ha matado a más de 80 personas en Gran Bretaña y dos en Francia.
Pero sostuvo que "mi partido (Los Verdes, ecologistas aliados de los socialdemócratas en el poder) y yo señalamos los riesgos e hicimos propuestas realistas".
"Algunos han torpedeado mi gestión y siguen haciéndolo", acusó Fischer, a quien Schroeder había confirmado la víspera. "Simplifican los que creen que la crisis de las vacas locas se debe solamente a una falta de coordinación entre ministerios".
La crisis se debe, denunció, "a una prioridad otorgada a los intereses de la industria agrícola en detrimento de la protección del consumidor", y también al hecho de "no estar dispuestos a pagar el precio por unos alimentos de calidad".
Con amargura, y en clara alusión a Funke, aclaró también que la parecía absurdo que justo una funcionaria verde haya sido la primera en asumir la responsabilidad política por los defectos de la industrialización ma-siva de la agricultura.