MIERCOLES Ť 10 Ť ENERO Ť 2001
Ť Una tontería, querer alinear la seguridad de México a la de potencias: Astorga
Divide a expertos eventual apoyo a la ONU
Ť En la posguerra, el país no tiene por qué seguir con la misma política: Benítez Manuat
KARINA AVILES Y JOSE GALAN
La posibilidad de que México participe en operaciones de paz de la ONU abre el debate y la polémica entre los especialistas. Para algunos "es una tontería", pues la diplomacia del país y la seguridad nacional no deben tener sustento en el alineamiento con las grandes potencias y sus intereses comerciales en el mundo. Para otros, la política exterior mexicana cuando no participaba más activamente en estas misiones "estaba muy bien para la guerra fría, pero ya en la posguerra, Ƒpor qué tendría que seguir?".
Riguroso de los conceptos, Raúl Benítez Manaut, quien ha participado como observador de operaciones de paz y quien ahora funge como integrante del Centro de Investigaciones de América del Norte de la UNAM, aclara que esas acciones de la ONU no sólo son militares sino también tienen componentes cívicos y policiacos. Y 99 por ciento de los soldados que participan en ellas "no entran en fricción militar".
Estas operaciones tienen diferentes modalidades en las que un país puede participar sin poner en riesgo a sus efectivos, señala. Por ejemplo, participar en las fuerzas de la retaguardia, hacer labores médicas, policiacas y de ayuda a la población civil. Operación de paz es eso y "no de guerra", enfatiza.
En general, dice Benítez, una acción de este tipo siempre se hace con el acuerdo de las partes beligerantes y se aceptan las fuerzas extranjeras, porque se reconoce la incapacidad de los recursos institucionales propios.
México ha participado en algunas operaciones de paz en El Salvador, Honduras, Nicaragua, Guatemala, Venezuela y Filipinas. Y para que salgan tropas mexicanas, el Congreso debe autorizarlo, de lo contrario no podrían acudir. Por ello, también "es una operación legislativa", añade.
Para Benítez Manaut, el participar en operaciones de paz no significa tener una política intervencionista, pues los efectivos militares de un país sólo acuden cuando se les invita. "En la guerra fría, México no quiso colaborar en el enfrentamiento entre las superpotencias, y por eso no mandó operaciones de paz. Hizo muy bien. Pero eso fue para la guerra fría. Ya en la posguerra, Ƒpor qué tendría que continuar con la misma política?".
Luis Astorga Almazán, experto en seguridad nacional y miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, subraya: "Si lo que se quiere es una mayor presencia de México en foros internacionales, ésta no debe ser a través de la participación militar en misiones de la ONU, sino de una mayor y mejor actividad diplomática".
La intención del gobierno mexicano de enviar tropas a participar en misiones de paz "es una tontería", porque la diplomacia mexicana y la seguridad nacional no deben tener sustento en el alineamiento con las grandes potencias y sus intereses comerciales en el mundo, afirmó el especialista.
"Esto sería la puntilla para la doctrina Estrada", dijo Astorga, en referencia a la diplomacia mexicana de la no intervención en los asuntos internos de los pueblos, que ha caracterizado al país.
Agregó que la pregunta es: ƑA quiénes mandarían al frente? "La respuesta es, pues a los mexicanos como carne de cañón de los cascos azules, por ejemplo, ya que seguramente no irían al mando de las operaciones", consideró. Para el investigador, la intención diplomática mexicana de enviar tropas en misiones de paz o asistencia "es el pasaporte" para poder alcanzar un sillón en el Consejo de Seguridad de la ONU.
"En teoría ese sería el argumento de las potencias en la ONU: Si quieres un sillón aquí, tienes que mandar tropas para cuando así lo necesitemos", dijo. Y advirtió que la globalización ha traído consigo una "redefinición" sobre seguridad nacional, y da pie para que otros países intervengan "bajo la guía de Estados Unidos".
"Allí está el caso de Colombia, donde los cinco países limítrofes han protestado porque Estados Unidos ha requerido que apoyen militarmente al gobierno de Bogotá bajo el famoso Plan Colombia", añadió. "Ese fue el caso de los presidentes de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y de Venezuela, Hugo Chávez".
Astorga Almazán señaló que hasta ahora México no tiene enemigos desde el punto de vista militar, "y ese tipo de intervenciones militares están dominadas por grandes bloques de potencias occidentales. Prácticamente no hay contrapesos. Lo ideal es seguir con una política de no alineamiento, particularmente de tipo militar", consideró.