Ť El primero fue llamado al equipo de Pablo Salazar y el segundo labora en la SG
Critica el PRI al IFE por la incorporación de Zebadúa y Molinar a funciones de gobierno
Ť Los representantes del tricolor cuestionan autonomía e independencia del instituto
Ť Las descalificaciones ocultan un interés mezquino, dicen consejeros Cárdenas y Merino
JOSE GIL OLMOS
La autonomía y la independencia de algunos integrantes del IFE ha sido puesta en tela de juicio por el PRI, a raíz de la salida de Emilio Zebadúa y Juan Molinar Horcasitas para ocupar puestos de gobierno en Chiapas y en la Secretaría de Gobernación, respectivamente. A su vez, los consejeros Jaime Cárdenas y Mauricio Merino sostienen que ninguno de ellos fue elegido como si fueran ''cuotas de poder'' o ''componendas'' entre los partidos, y aseguran que estas críticas sólo ocultan intereses ''mezquinos'' que podrían complicar la organización de las elecciones de 2003.
En la última sesión del Consejo General
del IFE, los representantes del PRI, el diputado Ranulfo Márquez
Hernández y Jaime Vázquez Castillo, criticaron la decisión
de los consejeros para aceptar cargos en gobiernos encabezados por el PRD
y el PAN, y dijeron que se confirmaban las ''relaciones sospechosas'' entre
algunos consejeros con ciertos partidos.
Las acusaciones de los priístas provocaron entonces
y ahora las protestas de los consejeros electorales, quienes aseguran que
en ningún momento han pedido la anuencia de algún partido
político para aprobar decisiones tomadas a lo largo de cuatro años
de actividad.
El instituto, órgano autónomo
Jaime Cárdenas, uno de los nueve consejeros que conforman el Consejo General del IFE, no niega que su designación fuera producto de una ''negociación política'' entre PAN, PRI, PRD y PT, los que integraban la Cámara de Diputados en octubre de 1996. Sin embargo, aclara de inmediato que si el PRD lo propuso eso no significa que sea su ''correa de transmisión'' y tampoco un riesgo para la legalidad o la imparcialidad del instituto.
''Yo no creo eso, un órgano como el IFE, un órgano autónomo por disposición constitucional, o como yo digo, un órgano constitucional autónomo, es parte de las instituciones que siempre surgen de acuerdos entre los partidos, en el parlamento o en los congresos.
''Así ocurre en México y en todo el mundo, y no debe asombrar a nadie. En Estados Unidos, por ejemplo, el encargado de la Reserva Federal es producto de una negociación con los ministros o magistrados en la Corte Suprema; es una propuesta del presidente y el Senado lo ratifica; hay ahí un procedimiento de negociación, sin que sea tomada como algo malo''.
?¿No son cuotas de poder para los partidos políticos?
?No, porque la vida del IFE y la de otras instituciones demuestra cómo el consejero o el presidente de la Comisión de Derechos Humanos o el gobernador del Banco de México, resuelven cada asunto de acuerdo a lo que establece la ley y a los propios méritos del asunto. Evidentemente, todos tenemos una tendencia ideológica, eso yo no lo voy a negar, pero actuamos de acuerdo con lo que establece la ley electoral o la Constitución.
?¿No se contrapone ese proceso de negociación política con la ciudadanización del Instituto Federal Electoral?
?No se contrapone, porque todos nosotros o casi todos nosotros proveníamos de medios académicos, o alguien como Jesús Cantú, del medio periodístico, y nuestras relaciones con los partidos no eran muy estrechas, sino de asesoría en algunos casos o con una experiencia política de partido de izquierda, como José Woldenberg.
''Además, hay un grado de independencia que da la inamovilidad o la seguridad de trabajo, saber que durante siete años nadie te va a quitar, a destituir, a menos que hagas algo realmente grave para que el Congreso te retire mediante juicio político. La permanencia y el salario que tenemos son elementos que te dan una gran dosis de independencia; no tienes que andar buscando recursos de la iniciativa privada o de algún grupo político''.
?¿Y esas críticas del PRI, ahora que salieron los consejeros Zebadúa y Molinar?
?Creo que hay un problema legal y constitucional, porque a diferencia de otros cargos, para nosotros se establecen requisitos de llegada y el procedimiento de designación, pero no se señala qué pasa si después abandonamos el cargo. La única limitación es que para ser diputado o senador tenemos que dejar el cargo un año antes del inicio del proceso electoral.
?¿La exigencia de legalidad o de imparcialidad política, no es sinónimo de pureza?
?Hay una discusión muy interesante que se ha dado en el IFE, entre la relación que hay entre imparcialidad y neutralidad. La Constitución no nos exige ser neutrales, el neutro es ése que no tiene ninguna postura ante la vida, el derecho o las ideologías, el que no toma postura por nada. La consecución de la ley no nos exige ser neutros, sino respetar las leyes.
''La imparcialidad, entonces, está relacionada con la legalidad de nuestros actos, es un valor jurídico en cuanto que está en la Constitución y en la ley, pero la neutralidad no significa la pureza absoluta. Por eso, la crítica del PRI es de tipo político, porque no toma en cuenta todas las circunstancias, es un juicio muy maniqueo. Fue un señalamiento de tipo político y los argumentos fueron de carácter ético: si era o no conveniente, pero los dos actuaron constitucional y legalmente''.
La organización de las elecciones, prueba de autonomía
Mauricio Merino, también consejero del IFE, sostiene como una de las pruebas más claras de la autonomía del instituto el haber organizado con éxito las elecciones federales de 97 y las de 2000.
Frente a los cuestionamientos del PRI, alega que la supuesta relación con los partidos ha sido un argumento manejado también en los medios, pero que con hechos se ha demostrado que ''no hay una correlación automática. Lo que el Consejo General representa es una deliberación a nueve voces y además se toma en cuenta la opinión de los partidos políticos y la integra. En ese sentido, todo el mundo tiene la posibilidad y la oportunidad de opinar y discutir los puntos, y la decisión colegiada de los consejeros electorales jamás se inclina por razones políticas sino por razones estrictamente jurídicas y procedimientos técnicos''.
Merino considera ''francamente lamentable'' que después de cuatro años ?y de las elecciones de 1997 y del 2 de julio de 2000? nuevamente salgan las críticas y las sospechas de parcialidad en el IFE. ''No encuentro ningún razonamiento de este tipo, sino un interés mezquino de quien lo esté planteando y desde luego una desmemoria gigantesca'', sintetiza.
?¿Y ahora, en el nuevo contexto político nacional, cómo queda el IFE?
?Debe quedar exactamente igual. Lo que tenemos es la incorporación de dos compañeros nuevos al Consejo General, que fueron designados desde 1996 y no ahora. Gastón Luke y Virgilio Rivera no son designaciones recientes, no hay pues una reapertura de las negociaciones ni hay tampoco un reinicio de la vida del IFE.
Merino ?quien participó en el IEPES del PRI en la campaña presidencial de 1987? sostiene que los consejeros han mantenido ''una equidistancia'' con cada partido, aunque se tiene el diálogo con sus representantes. Esgrime que seguirán defendiendo la autonomía y las necesidades del IFE, pero reconoce que algunas acusaciones podrían afectar la organización de los comicios de 2003, aunque técnicamente son más fáciles que los dos anteriores.
Nunca negué mi militancia: Solís Acero
El diputado Felipe Solís Acero, actual secretario de Elecciones del PRI, que en 1997 salió de la secretaría ejecutiva del IFE ?el segundo cargo más importante de la institución?, acusado de ser el ''puente'' de la Secretaría de Gobernación, manifiesta un signo de diferencia con los casos de Zebadúa y Molinar: '' Yo nunca negué mi militancia partidaria''.
Dice que desde que llegó al IFE, en 1991, se le cuestionó su pertenencia al tricolor y ante ello sostuvo que ''estaba afiliado al PRI, pero que tenía una militancia recesiva mientras estaba en un cargo electoral. Entiendo que el PRI ha señalado que Zebadúa y Molinar nunca asumieron una militancia partidaria, o afiliación partidaria concreta. Ese es el punto central. Curiosamente, los que ahora ocupan cargos públicos en 1997 se rasgaban las vestiduras utilizando mi caso con el propósito de establecer criterios o paradigmas de lo que debería ser un funcionario público o electoral del IFE. Ahora ambos aparecen trasladándose inmediatamente de un cargo de consejeros a un cargo de carácter público, que no fue mi caso''.