DOMINGO Ť 7 Ť ENERO Ť 2001
Ť Producción audio-visual de excelente manufactura
Al otro lado, cantos asturianos que reúnen tradición y modernidad
DE LA REDACCION
Pocas veces tradición y modernidad hicieron tan buena mancuerna. Tambores y didgeridus australianos se dan la mano con las baterías más inapelables. Los atávicos cantares de las mujeres de los Picos de Europa comparten territorrio con los ritmos frenéticos del inicio de milenio. La secular gaita se alía con la magia de la electrónica. Todo ello forma parte esencial del trabajo con el que el gaitero asturiano José Angel Hevia presenta su más reciente producción: Al otro lado.
Este disco inicia con Tanzila, con la cuerda árabe de la Orquesta Sinfónica de Praga, más el buzuki y los requiebros del cantante Suhail, que han justificado el rodaje de un video en la ciudad perdida de Petra y el desierto jordano, todo un derroche de imágenes para su primer sencillo, cuyo poderoso ritmo respira aromas beduinos en sus puentes acústicos y cuenta, además, con los gaiteros bretones del Bagdad de kemper.
En definitiva, un lujo de producción-audiovisual, inédito en los anales de nuestro pop.
El aullido de los lobos astures, Fandangu los llobos, protagoniza el segundo corte de Hevia, sostenido por percusiones y matizado por flautas camperas, que parecen atravesar valles y neblinas a su paso. Suena en los surcos El saltón, tercero en la lista, hace notar el redoble de un tamboril, cuyos aires marciales se disipan entre fantasías melódicas. Después llega la voz griega Kyrie Eleison, para dar título a su cuarta pieza, con lo que la introducción cifrada en un tema de cantos monacales, casi búdicos, corre a cargo de las paisariñas, mujeres asturianas que recuerdan el misterio de las voces búlgaras. Del tema Mermuradora se adueña la flauta dulce, con un coro infantil de encomiendas religiosas a modo también de obertura.
Se trata de un disco que sugiere distintos leit motivs al inicio de cada uno de los temas. Así las olas del mar adentran en la atmósfera sinfónica que cubre El sitiu, armada con flauta crepuscular sobre bases de arpegio a las seis cuerdas.
Sea con sonidos cristalinos de romance o con decisión para el reel, el caso es que Hevia sigue siendo diana estética cada que acopla la gaita acústica o electrónica bajo el brazo.