A los cinco años de su edad, Vera Navratil alzó la mirada hacia la alta noche de Montevideo y preguntó a su madre:
-Los muertos, ¿se van al cielo?
-Sí.
-Y cuando Dios se muere, ¿a qué cielo se va? ¿Se va a un cielo especial, que está más arriba?
En Ribeirão Preto, muchas leguas al norte de Montevideo, Marcos Awad estaba esa misma noche mirando las mismas estrellas, a la misma edad que Vera. Y Marcos preguntó a su madre:
-Y a nosotros, ¿quién nos hizo?
-Nos hizo Dios.
-¿Y a Dios?
-¿A Dios qué?
-¿Quién lo hizo?
-A Dios no lo hizo nadie. Dios se hizo a sí mismo.
-¿Y la espalda? ¿Cómo hizo Dios para hacerse la espalda?