SABADO Ť 6 Ť ENERO Ť 2001
Ť "La orden es permanecer, aguantar y no retirarse", asegura un general
Más presencia militar en Roberto Barrios
Ť Movilizan tropas al campamento castrense, protegido con una doble malla ciclónica
JUAN BALBOA CORRESPONSAL
campamento militar de roberto barrios, chis., 5 de enero.
"La orden es permanecer, aguantar y no retirarse", dice seguro el general López, hombre blanco y robusto que supervisa con minuciosidad los trabajos a marcha forzada que realiza un centenar de soldados, algunos de ellos recién llegados, reforzando la seguridad del campamento de Roberto Barrios para evitar "un enfrentamiento" con los simpatizantes del EZLN, que exigen, desde hace cuatro años, la salida del Ejército Mexicano.
Pareciera que en esta región fronteriza con Tabasco la voz del presidente Vicente Fox no se escuchó o simplemente se diluyó justo a un mes de haber llegado a la Presidencia de México, y el Ejército Mexicano no está dispuesto abandonar los cinco puntos que faltan para que se cumpla una de las tres demandas del Comité Clandestino del EZLN para reiniciar los diálogos de paz con el gobierno federal, suspendidos desde diciembre de 1996.
De sol a sol, decenas de soldados trabajan en el centro, a los alrededores y en los extremos de las cinco hectáreas del extenso campamento militar de Roberto Barrios, considerado como el tercero en importancia en la zona norte de Chiapas, después de El Limar, en el municipio de Tila -donde existen tropas de elite- y la cabecera municipal de Palenque.
Los soldados de Roberto Barrios parecen estar preparados para todo, menos para retirarse del asentamiento castrense establecido en febrero de 1996, a menos de un kilómetro del quinto Aguascalientes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Una doble malla ciclónica con punta, utilizada para los campos de concentración y en zonas de guerra, fue reforzada a lo largo del asentamiento castrense de Roberto Barrios: protege todas las instalaciones, evita la entrada a personas extrañas y traza con precisión el terreno del asentamiento del Ejército Mexicano.
La malla fue reforzada a partir del 1 de enero de 2001, un día después de que unos 700 simpatizantes del EZLN realizaron una manifestación en el campamento del Ejército Mexicano de Jolnachoj, municipio de San Andrés Larráinzar, y en donde se registraron enfrentamientos verbales y físicos entre los soldados armados con R-15 y simpatizantes zapatistas encapuchados y desarmados, que obligaron a los militares a abandonar el segundo campamento en menos de diez días.
Pero existen otros signos que reflejan en los hechos que los militares ni por descuido han pensado retirarse de Roberto Barrios: la Secretaría de la Defensa Nacional ordenó movilizar unos 200 hombres más para reforzar el campamento, mantener la vigilancia del Aguascalientes del EZLN, continuar con el ficheo de los extranjeros, pero sobre todo seguir con un control escrupuloso de los indígenas que salen y entran al centro cultural de los zapatistas.
Chiapas es la única entidad federativa en donde existen tropas de cuatro zonas militares -31, 36, 38 y 39-, además de concentrarse la sede de la séptima Región Militar. Una de las cuatro zonas militares, la 38, con sede en Tenosique, Tabasco, dio la orden el pasado 1 de enero para movilizar más tropa hacia el campamento de Roberto Barrios.
Elementos del 18 Regimiento de Caballería Motorizada se sumaron al destacamento militar y mantienen el control de un retén militar que, a decir de los propios mandos del campamento, sólo tiene como objetivo detectar indocumentados, evitar el tráfico de drogas y mantener un control, "por su seguridad", de los extranjeros y nacionales que visitan el Aguascalientes del EZLN.
En este momento, la 38 Zona Militar de Tenosique, Tabasco, mantiene en Roberto Barrios a elementos de dos regimientos de Caballería Motorizada (3 y 18) y un Batallón de Infantería, el número 18, además de grupos de inteligencia que acuden al asentamiento regularmente.
Los mandos del asentamiento castrense rechazaron hacer declaraciones: "acudan a la séptima Región Militar", pero confirmaron a los periodistas que no existe hasta el momento ninguna orden (del presidente Vicente Fox) para abandonar el campamento de Roberto Barrios: "La orden es mantenerse, no abandonarlo", reafirmó el general López. Y así parece.
La vida en el campamento es normal, cotidiana: soldados comprando comida chatarra o algún antojito que niñas llegan a vender a las orillas del asentamiento castrense; una decena de ellos concentrados en el comedor, platicando sin pena ni gloria; otros más lavando ropa y algunos en el diario trajín de la cocina.
La cotidianidad del campamento establecido a orillas de un hermoso río la rompen los nuevos inquilinos que trabajan en la instalación de la doble malla ciclónica y, desde luego, aquellos que ahora están a cargo del retén instalado camino al Aguascalientes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
El retén es lo que más lástima a los simpatizantes de EZLN. Pedro, uno de sus representantes, asegura que el presidente Vicente Fox engaña a los mexicanos al decir que los retenes ya no existían; "miren ustedes, ahí están, continúan revisando a todos los zapatistas, a los extranjeros les toman fotos y nuestros vehículos son parados y revisados, como siempre; nada ha cambiado".
Pedro no tiene duda al confirmar que en los últimos tres días el campamento ha sido reforzado con militares que provienen del estado de Tabasco. "Han llegado ocho camiones con más soldados, ellos no quieren irse y no le hacen caso a Fox", puntualiza.
Ayuno en Guadalupe Tepeyac
Cristianos pacifistas de Estados Unidos y Canadá iniciaron hoy una ayuno frente al campamento militar de Guadalupe Tepeyac, en el municipio de Las Margaritas, para exigir que el gobierno federal retire las tropas de este pueblo abandonado desde febrero de 1995, y devuelva sus tierras a sus legítimos dueños .
Los estadunidenses Erin Kindy y Carl Meyer, así como el canadiense William Payne, permanecerán durante tres días ayunando frente a uno de los principales campamentos contrainsurgentes de la zona de conflicto, establecidos desde hace seis años a unos ocho kilómetros de la comunidad de La Realidad, lugar en donde ha aparecido en los últimos días el subcomandante Marcos.