EL SINDROME DE LOS BALCANES
De acuerdo con los últimos datos, el síndrome
de los Balcanes ha cobrado la vida de diez militares europeos por diversos
tipos de cáncer y leucemia, después de haber prestado servicio
para la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
en Bosnia y Kosovo.
A pesar del hermetismo informativo de la OTAN, el consenso
de los especialistas indica una probable relación directa entre
el uso de proyectiles de uranio empobrecido con el aumento de casos de
leucemia y cáncer entre soldados de Italia, España, Francia,
Bélgica, Holanda y Portugal destinados en los Balcanes desde 1994.
Conforme fluye la información, cada vez son más
los datos que permiten a los científicos suponer que el incremento
en los casos detectados se debe a la inhalación o ingesta de las
partículas que emanan del proyectil después del impacto.
La cuestión radica en saber cuántos soldados
y pobladores balcánicos están contaminados de ese material
radiactivo que el gobierno de Estados Unidos aprobó para que se
utilizara por primera vez en la guerra del Golfo en 1999, donde, según
Greenpeace, se lanzaron alrededor de 950 mil proyectiles de este tipo.
La incuestionable hegemonía militar de Estados
Unidos, líder de facto de la OTAN, consolidada en Irak y Kosovo
mediante el uso de tecnología de punta, con bombas de alta precisión
capaces de destruir un objetivo sin afectar a seres humanos, se enfrenta
a una ironía bélica de la historia que puede manchar de muerte
sus publicitadas guerras ''limpias'' o ''humanitarias''.
Desde la lógica de la OTAN, estas intervenciones
humanitarias, con armas cargadas de democracia y libertad --aunque sean
de material radiactivo-- no pueden ser juzgadas porque su fin último
es la pacificación. En ningún momento pasó por sus
impecables mentes el beneficio económico que una guerra, por más
humanitaria que se diga, genera a la industria militar. Pero eso sí,
se les hizo muy fácil aprovechar todas esas toneladas de uranio
radiactivo que les sobró de la fabricación de armas atómicas
en un novedoso proyectil, y de paso evitar los costos de su almacenamiento.
La polémica que se ha generado a raíz de
la detección de los primeros casos de cáncer y leucemia,
relacionados con el uso del uranio empobrecido, ya motivó que el
síndrome de los Balcanes figure en la agenda de los temas que discutirán
el próximo martes los embajadores de los 19 países miembros
de la OTAN, en la reunión semanal del Consejo Atlántico.
Ese mismo día, también se discutirá el hecho en la
reunión del Comité Político y de Seguridad de la Unión
Europea.
Aunque es prematuro hacer juicios --no se ha comprobado
científicamente la relación causa-efecto-- bien vale preguntar:
¿cuál será la posición del Tribunal de Crímenes
de Guerra en un caso como éste? |