VIERNES Ť 5 Ť ENERO Ť 2001
Ť No mires debajo de la cama, título de la nueva novela del escritor español
Los objetos son importantes más allá del fetichismo: Juan José Millás
Ť La paradoja siempre produce un distanciamiento irónico de la realidad, afirma
CESAR GÜEMES
Desde que era niño, hace apenas medio siglo, Juan José Millás sabía, como muchas otras personas, que debajo de los muebles de una casa tiene lugar un mundo aparte. Ese temor infantil, que ciertamente no le afectaría, dio lugar mucho tiempo después a lo que es hoy su nueva novela, No mires debajo de la cama, publicada por Alfaguara. Periodista desde hace una década, Millás vive hoy a partes iguales esta profesión que llama tardía y la combina con la necesidad escritural de siempre.
Disciplina para escribir
-Bien podría decirse que tu nueva novela tiene elementos fetichistas, sin demérito de la trama.
-Podría, sí, no obstante me parece que lo más evidente no es lo más acertado. Me interesan mucho los zapatos porque pertenecen a la periferia del cuerpo y me interesa todo lo periférico: ahí se puede encontrar más significado que en el centro. Además, los zapatos viven mucho tiempo debajo de la cama y estaba convencido que si lograba contar algo de lo que ocurría debajo de la cama conseguiría contar lo que sucede arriba. Me gustaba mucho esta idea de que los zapatos, al ser dos conforman un individuo compuesto por un par. Y nosotros siendo uno, somos dos porque estamos habitados por el otro. Me atrajo mucho ese juego esquizofrénico entre los zapatos, que es una metáfora de algo que nos ocurre como personas.
''En esa novela tienen gran importancia los objetos. Creo que éstos nos miran y quería hablar en especial del zapato, algo raro y curioso. Tiene un poco de ataúd, donde mete uno los pies que entonces tienen algo de muertos. Esos son los factores que me han influido más allá de la asociación necesaria con el fetichismo.''
-Es una novela a ras de suelo, algo más cinematográfico que literario.
-Se dice de las novelas que son cinematográficas cuando están divididas en cuadros o escenas que evocan la forma de un guión. No mires... no es cinematográfica ni no cinematográfica.
-ƑAceptas que es una novela con sentido del humor?
-Hay situaciones que son paradójicas y contrastantes; la paradoja siempre produce un distanciamiento irónico de la realidad. Si eso califica como sentido del humor, pues lo tiene, en efecto.
-ƑEres un escritor que cuide su calzado?
-Sí, aunque no gasto mucho en eso porque cuando me siento a gusto con unos zapatos me cuesta quitármelos. No hay nada como unos zapatos viejos.
-ƑCómo llegas a este tema que no se parece a ninguno de tus novelas anteriores?
-Uo no sabe cómo llega a los temas. Estaba fascinado por contar la historia de una juez que llega a Madrid destinada y piensa que hay un orden inmutable, incuestionable. De repente, se encuentra ella en una situación que descoloca toda su jerarquía de valores y eso tiene mucho que ver con el sueño, con la novela y con la vida.
-Tienes en tu haber muchos volúmenes escritos, Ƒeres muy disciplinado para trabajar?
-El único modo de hacer las cosas es con disciplina. Un poema se puede escribir en 20 minutos de inspiración, pero una novela no se hace de esa forma sino que se escribe a golpes de trabajo. En una novela, cuando uno ya sabe más o menos por dónde va no hay más remedio que ponerse a trabajar todos los días, con entera constancia, como ir a la oficina. En mi caso soy disciplinado porque me gusta escribir. Aunque desde otro punto de vista se podría decir que soy desordenado porque cuando escribo me olvido de otras muchas cosas. Cuando lo hago compulsivamente me olvido de mucho de lo que está alrededor. Con eso digo que me gusta mucho escribir.
El periodismo, vocación tardía
-Los prosistas de tu generación se han caracterizado por escribir mucho, un libro cada año o cada dos años cuando menos. Es claro que caes dentro de esa constante.
-Mi ritmo varía poco. Hay ocasiones en que duro cuatro años elaborando un libro y otras veces en dos años publico un par. He sido irregular aunque al final hay una media que, digamos, levanta mi promedio de bateo.
-ƑCómo haces para subsistir en un periodo de cinco años sin libro nuevo?
-Hago mucho periodismo. Empecé a practicarlo cuando ya había publicado seis o siete novelas, en 1990. Ocurre que el periodismo me ha gustado mucho, cada día me atrae más y me tiene muy atrapado. Es una vocación tardía. De adolescente pensaba que iba a ser periodista, pero empecé primero a hacer novelas. El periodismo me daba mucho miedo porque le tenía un enorme respeto, me parecía un ejercicio de alto riesgo y por eso he tardado tanto en dedicarme a él. La literatura, curiosamente, no me causaba miedo. Funcionó un poco al revés a como opera con el resto de las personas que se dedican a lo mismo. Yo hago columnas de opinión, especialmente, pero ahora estoy trabajando en algunos reportajes.
''Sé que es cosa de ir a contrapelo, pues normalmente se empieza a hacer reportaje a los 24 años y eso se deja, más o menos, a los 35 y empecé a los 50. Cada día me inquieta más el reportaje, por la mezcla que hay entre la realidad y la ficción. Un reportaje es un buen cuento aunque hay una diferencia fundamental: cuando haces un reportaje se establece entre lector y autor un acuerdo consistente en decir que tu narración ha sucedido, no me voy a esforzar por hacértelo creíble, tú y yo sabemos que ha pasado. En la realidad tiene a su favor que ha ocurrido y yo lo que haré es contarte los detalles. Mientras que en una novela y en un cuento lo primero que tienes que hacer es intentar hacer creíble eso que vas a contar. Es una diferencia fundamental.
-Para No mires debajo de la cama, Ƒte acercaste a la novela comenzando con los objetos, en este caso los zapatos?
-Empecé por el personaje central, la juez, y hay un momento en que ella empieza a leer una novela donde están mencionados los zapatos, pero no hay nada claro. Cuando se escribe una novela y al mismo tiempo se empieza un diario sobre la producción de la novela, al final ésta quedaría tirada en la basura y se publicaría el diario porque sería más interesante. Es difícil reconstruir el proceso de una novela y siempre mentimos cuando nos preguntan acerca de eso. No me acuerdo ya de cómo empecé del todo, porque además la escribí apenas, pero las ideas empezaron a fraguarse hace 20 años.
-ƑDesde cuándo te habita esta novela y sus temas?
-Lo pensaba desde niño. Los zapatos y el espacio que hay debajo de la cama es una obsesión desde pequeño. Siempre pensaba que ahí debajo sucedían cosas y me daba mucho miedo mirar. Esta novela quizá la empecé a pensar en serio desde hace diez años.
-ƑAhora que has mirado debajo de la cama se te quitó el miedo?
-No, el miedo a ese espacio creo que no se me quitará nunca.