VIERNES Ť 5 Ť ENERO Ť 2001
Claus Siebe, investigador de la UNAM
 
 La actividad del Popo no ameritaba desalojos
 
El desplazamiento de 40 mil personas por la actividad volcánica del Popocatépetl fue innecesario; ese desalojo podría causar que los vecinos rehúsen abandonar sus poblaciones cuando exista peligro real, por lo cual debe instaurarse una normatividad que impida confusiones, opina el vulcanólogo
 

GABRIELA FONSECA

El Comité Científico sobre el Volcán Popocatépetl, creado en diciembre de 1994 para asesorar al Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), debe formalizarse para lograr una normatividad con la que hasta la fecha no cuenta, a fin de evitar confusiones y desinformaciones como las ocurridas durante la más reciente crisis en el coloso, aseveró Claus Siebe, investigador titular del Instituto de Geofísica de la UNAM.

siebe-clausLos medios de comunicación, especialmente la televisión, contribuyeron a la desinformación al aumentar visualmente el fenómeno volcánico y decir que fue "la peor erupción en 500 años", aunque el repunte en la actividad en junio de 1997 fue de mayor magnitud, agregó Siebe, miembro del comité mencionado.

Por tanto, dijo, el más reciente evento volcánico no ameritaba la evacuación de 40 mil personas; advirtió que con acciones como esa, en la que miles de pobladores son desplazados de golpe ante un evento que en realidad no afectó a las comunidades se corre el riesgo de convertir la contingencia en "la fábula del pastor y el lobo", de manera tal que las poblaciones ya no estén dispuestas a desplazarse cuando exista peligro real.

En entrevista con La Jornada, expuso que el comité citado se creó para asesorar a las autoridades sobre las medidas de protección civil que deben tomarse en caso de incremento de la actividad volcánica, pero también para que hubiera siempre una opinión común de los distintos especialistas ante la opinión pública para que no se dirimieran ante ésta discusiones académicas que crearan confusión. "Que no se diera una situación en la que unos dicen que es inminente una erupción y otros digan lo contrario", explicó.

"Pero este comité jamás ha existido formalmente en el papel", abundó. No existe ningún documento en el que se estipulen sus responsabilidades o un programa de trabajo, externó. Tampoco tiene un número fijo de miembros y se mantiene abierto a quien quiera participar en forma voluntaria, es decir, cuando algún científico ha sido entrevistado por los medios acerca del volcán, puede ser invitado al comité con la intención de que no circulen demasiadas "opiniones encontradas".

Sin embargo, señaló, ante una crisis de ese tipo surgen en los medios "vulcanólogos autonombrados", que pueden ser geólogos, los cuales, si bien saben del tema, no cuentan con la especialización necesaria para dar opiniones precisas.

Cero riesgo

"En la actual crisis se mostró que el sistema de monitoreo funciona, pues tiene la capacidad de anticipar repuntes en la actividad del Popo y alertar a las autoridades y la población. También se demostró que quienes están a cargo del monitoreo en el Cenapred mostraron liderazgo, pues se tomaron medidas preventivas. Sin embargo, hasta ahora no existe forma de prever la magnitud de los eventos volcánicos y se evacuó a mucha gente demasiado pronto", añadió.

La magnitud de los signos de repunte en la actividad volcánica no ameritaba una evacuación tan extensa, expresó, pues el evento no fue mayor a los de los últimos seis años, en los cuales no se evacuó ningún poblado y ninguna comunidad fue directamente afectada. En el repunte del 30 de junio de 1997 el volcán arrojó más ceniza y fragmentos de pómez en los poblados cercanos.

Una evacuación, en un repunte como el de ahora, sostuvo, debe ser gradual, es decir, desplazar primero a los pobladores de los sitios más cercanos y, de manera paulatina, abrir el perímetro a evacuar si los signos de actividad aumentan. Por ello es necesario un mayor consenso dentro del comité científico y plantear un esquema prestablecido de desalojo gradual.

Sin embargo, indicó, "ante la incertidumbre, las autoridades optaron por una estrategia de riesgo cero, que a la larga puede ser muy contraproducente. La opinión pública en las ciudades ha sido muy favorable ante la medida de evacuar, pero tengo la certeza de que los desplazados no tienen la misma opinión".

Una estrategia de riesgo cero es insostenible a largo plazo desde todos los puntos de vista, ya que es muy probable que en los próximos años el Popocatépetl tenga repuntes como el de las últimas semanas. "Si recurrentemente se manda evacuar y no pasa nada", opinó, "se está vacunando a la gente contra esas medidas", y cuando se presente un escenario en que realmente sea necesario un desalojo masivo, "la gente ya no tendrá disposición de hacerlo".

Agregó que lo único que sería verdaderamente una estrategia de cero riesgo sería reubicar definitivamente a toda la gente de los poblados cercanos al volcán, lo que tendría un costo muy alto.

El oráculo

"Algunos de mis colegas hicieron públicos pronósticos de que era inminente una erupción, con fecha y hora, para luego decir, cuando eso no se cumplió, que el volcán 'se estaba recargando de energía' y que con cada día que pasara los riesgos serían mayores. Eso fue un callejón sin salida explotado por los medios de comunicación", externó.

Si no existe conciencia general de que el repunte de 1997 fue peor que el más reciente se debe en parte a la cobertura de los medios, dijo. Aprovechando que era de noche, el volcán fue fotografiado con lentes zoom dignos de paparazzi y con luz infrarroja, de manera que simples vapores exhalados por el volcán aparecieron en las pantallas de televisión como volutas incandescentes.

Además, se hicieron transmisiones de 24 horas en las que, según el vulcanólogo, se emplearon demasiados adjetivos, se dio a entender que el evento fue de una magnitud mayor a la real, y se vio el oportunismo de los medios al sacarle todo el jugo posible a "declaraciones poco afortunadas de científicos".

La atmósfera de catástrofe que retrataron algunos medios y la falta de orden en las declaraciones de científicos hizo que la información sobre el Popocatépetl de diciembre pasado se convirtiera en una suerte de oráculo que, a juicio de Siebe, "convirtió a la ciencia en lotería", lo que no hubiera ocurrido si el comité estuviera formalizado, emitiera comunicados y tuviera voceros.

Resaltó que cuando se habla de volcanes deben expresarse siempre probabilidades, y no certezas, como hicieron algunos de sus colegas, y por ello es necesario que de un comité científico ?formalmente constituido y con una normatividad clara? nazca el lenguaje con el cual se informe de manera oportuna y razonable.

Propone hablar de escenarios y de un porcentaje aproximado de probabilidad de que se cumplan, como se hace con la información bursátil.

Mapas de peligros

Ecuador cuenta con mapas de peligros para cada uno de sus volcanes; en Colombia falta poco para que ocurra lo mismo.

En México, con alrededor de una docena de volcanes, sólo existen mapas de riesgo del de Colima y del Popocatépetl, ambos editados por el Instituto de Geofísica. El del segundo requiere ser actualizado.

Un mapa así registra las áreas susceptibles a los distintos peligros que implica un volcán, los lugares en que es más probable que haya flujos piroclásticos, lahares, lava, caída de ceniza; para ello es necesario el estudio del terreno y de la historia eruptiva. Sirve también para planear el desarrollo económico de las regiones e impide que haya estructura vital en lugares de riesgo para prevenir que comunidades se asienten en sitios peligrosos.

Siebe afirmó que estos mapas son sumamente útiles y nada costosos, pero requieren tiempo; por ello, un comité científico podría crear un programa para que en diez años se cuente con todos los necesarios y se determinen prioridades.

Por ejemplo, aseveró, uno de los mapas más urgentes sería el del Pico de Orizaba, por su altura, por la cantidad de poblaciones que hay a sus faldas y por estar en una zona estratégica, cerca de la carretera que une al principal puerto del país con la capital.
 


 
Posible reubicación de 12 mil poblanos

Unos 12 mil habitantes de las cuatro comunidades más cercanas al Popocatépetl serán reubicados en los próximos meses hacia la periferia de alguno de los municipios de la región, informó Melquiades Morales Flores, gobernador de Puebla.

La propuesta del gobierno estatal se formuló con base en las recomendaciones de la Dirección General de Protección Civil, en el sentido de desalojar totalmente la zona de mayor riesgo.

Entrevistado en el aeropuerto capitalino, el mandatario precisó que el proyecto para cambiar de residencia a unos 12 mil habitantes costaría a los gobiernos estatal y federal unos 250 millones de pesos; sin embargo, sólo se procederá a ello "si se cuenta con el consentimiento de los pobladores".

Precisó que en los días de contingencia por la actividad del Popocatépetl el gobierno estatal erogó 8 millones de pesos, cantidad que será rembolsada por el Fondo Nacional de Desastres.

"Aún no se quita el dedo del renglón" porque la actividad del volcán continúa, advirtió, aunque ésta ha disminuido en intensidad, por lo que están disponibles los medios de desalojo. FABIOLA MARTINEZ