JUEVES Ť 4 Ť ENERO Ť 2001

Ť Casi nula, la traducción al castellano de la obra del Nobel

El escritor y pintor Gao Xingjian cumple 60 años y sigue censurado en China

Ť No tiene un pasado negro, pero fue proscrito por sus críticas a la Revolución Cultural

CESAR GÜEMES

La historia de Gao Xingjian, Nobel de Literatura que hoy cumple 60 años -nació el 4 de enero de 1940 en Ganzhou, Provincia de Jiangxi- es tan singular como el desconocimiento que de su trabajo se tiene en el mundo. Tan sólo en su país de origen, China, el más poblado del orbe, su obra está prohibida y a ello podría sumársele la casi nula traducción al castellano.

Es un ilustre desconocido, en la más noble definición del término. Ilustre por el reconocimiento a su oficio, desconocido porque si prácticamente dos sextas partes de la población mundial no tienen acceso a lo que ha hecho en las letras, el consuelo de publicar en francés y de ahí en traducciones al inglés no debe ser muy grande.

Más que cifras, sin embargo, en este aniversario del prosista que quiso ser pintor y consiguió destacar en ambas actividades, vale recordar, en español, al menos parte de su existencia.

Historia de un disidente

Xingjian, pese a ser proscrito en su país natal, no tiene un pasado negro ni oculto. Cuando el hoy naturalizado francés vivía aún en China, fue un detractor de la Revolución Cultural, por lo que se le consideró, con otros como él, miembro del sonoro Grupo de la Oscuridad.

Xingjian, el disidente, escribía y pensaba distinto al régimen, además de pintar al margen de los caracteres clásicos. Aunque, como él ha señalado, utiliza la tinta china para sus labores gráficas.

Hasta ahí la historia de la disidencia no se distingue lo suficiente de casi cualquier otra bajo un gobierno autoritario, lo interesante es observar, acaso imaginar un poco al ahora Nobel y entonces sólo señor Gao, padecer la censura en China y actuar en consecuencia. Lo que hizo merece la pena recordarse y, al paso, notar que de algún modo el pintor, novelista y dramaturgo se había ido preparando para la hazaña.

Escritor de éxito, Xingjian ya se había graduado en idioma francés en 1962, en el Departamento de Lenguajes Extranjeros de Beijing. De modo que sus ojos estaban puestos no sólo en las milenarias tradiciones de China sino en Occidente, en términos culturales.

El reconocimiento en su país vino por las obras teatrales, pero luego fue mal visto por el régimen y sometido a dos vejaciones provenientes de la misma fuente: la ''reeducación" y la quema de sus escritos por mano propia.

Emprender el exilio a pie

La segunda parte de su vida, si es que puede llamarse vida a la subsistencia mínima a que fue reducido, comienza cuando da a conocer La otra orilla, a la cual el gobierno chino, ni tardo ni perezoso, prohibió junto con el resto de la obra de Gao. En ese momento Xingjian emprendió la que es hasta ahora su novela más lógica, más peculiar y más explicable: el exilio a pie, la parte más cansada de su autobiografía. Basta imaginar el territorio chino para darse cuenta del despropósito que implicaba salir de él paso a paso. Pues Gao, después de avanzar en línea más o menos recta a lo largo de 10 meses, por la región montañosa de Xichuán, lo logró.

A partir de entonces fue, primero, refugiado político en Francia y luego adquirió la nacionalidad de ese país. Y tan francés y tan pintor, que hace poco, mientras exponía su nuevo trabajo gráfico en La Tour des Cardinaux, en París, declaró a la agencia Afp: ''Necesito recuperar rápidamente la calma, reorganizar mi vida, encontrar un lugar de refugio. Tengo grandes preocupaciones en lo que respecta a mi pintura. Quisiera que mis cuadros sigan siendo culturales, que su precios se mantengan, que el mercado del arte no se apodere de esta súbita notoriedad".

El galardón más alto en letras le preocupa al artista. En sus palabras: ''El Nobel es un poco el caos, y me da miedo".