JUEVES Ť 4 Ť ENERO Ť 2001
Adolfo Sánchez Rebolledo
Acuerdos o desaparición de poderes
Madrazo se ha esfumado temporalmente de la escena dejando a su paso una estela de inestabilidad; encono que puede convertirse en violencia y dos gobernadores interinos a cambio de ninguno. Puesto que no es posible que cada bando tenga su propio gobernador y un acuerdo entre ellos resulta inviable, es urgente la mediación de una autoridad de pleno derecho que ponga orden privilegiando la ley sobre los hechos consumados.
El presidente Fox ha tratado de tomar distancia para no incurrir en los procedimientos del viejo presidencialismo ("no seré metiche", dijo), pero la Secretaría de Gobernación no puede rehusarse a buscar una fórmula política y jurídica que saque al buey de la barranca. La maniobra consistente en reformar la Constitución para designar un interino al vapor es un desafío al máximo tribunal, una chicana imperdonable que apenas si oculta, bajo el disfraz de un precipitado ejercicio de legalidad soberana, la indisposición del madracismo para acatar el fallo judicial que es, como se sabe, inapelable. Ese es el fondo del asunto y la causa de la crisis actual. Puesto que la resolución es inatacable, se distorsionan sus efectos legales evitando así la realización inmediata de las nuevas elecciones.
Sin embargo, mientras se resuelve la controversia constitucional interpuesta por el prd y el pan contra el albazo del legislativo local, Madrazo y sus fieles pretenden atrincherarse tras una mañosa interpretación del pacto federal, creando así una peligrosa situación de ingobernabilidad que sigue complicándose, ya que si las partes actúan como si los demás no existieran y se olvidan de buscar un acuerdo sobre el interinato -que sería lo más deseable-, el problema entrará en el extremo previsto para invocar la desaparición de poderes en la entidad, lo cual tampoco es sencillo pues dada la composición del Senado será difícil constituir la mayoría calificada que para ello se requiere. Y, sin embargo, si no se produce un acuerdo pronto esa será la única vía para intentar resolver el problema pero no la crisis. La última palabra, no obstante, le corresponderá al presidente Fox, aunque no le guste la encomienda.
La resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, impensable hace sólo unos meses, de anular las elecciones en Tabasco, reactiva como un derivado sustantivo la crisis interna en el pri local y federal. En particular, constituye un duro golpe a la pretensión del ex gobernador Madrazo de ocupar el liderazgo nacional de ese partido, cuya directiva sigue sin rumbo tras la derrota sufrida en la elección de julio. Por lo demás, es obvio, el dictamen del máximo tribunal electoral pone un dique al caudillismo que había convertido a Tabasco es una isla del país que no quiere cambiar y dejar en manos de los priístas tabasqueños con visión democrática la única posibilidad de acceder a un acuerdo negociado evitando problemas incontrolables.
Los sucesos recientes confirman los peores presentimientos de hace unos meses, cuando decíamos aquí mismo que en el caso Tabasco no estábamos ante una entelequia incapaz de contaminar la vida política nacional. Todo lo contrario. El caudillismo es el nervio vital del autoritarismo mexicano que sigue presente en muchos aspectos de la vida pública. Madrazo prometió la revancha, en un afán nostálgico de reconstruir la hegemonía priísta sin rechazar los métodos tradicionales. Pero eso ya no es viable.
La directiva nacional del pri ha criticado fuertemente la argumentación jurídica empleada por los magistrados para sustentar el fallo por el cual se invalidaron las elecciones, pero no puede negar que en la campaña tabasqueña hubo desvío de recursos por parte del gobierno, desigualdad escandalosa y manipulación de las autoridades electorales, pues fueron militantes priístas los primeros en denunciar los usos y abusos del entonces gobernador Madrazo para hacer ganar a su candidato, el señor Andrade.
Se puede decir, sin embargo, que el tepjf ha empeñado su resolución con una conducta vacilante y morosa, comenzando por las torpes declaraciones de su presidente, el señor Ojesto, y luego dejando que las cosas corrieran hasta el último minuto, suponiendo erróneamente que el retraso diluiría la magnitud de las protestas y nos ahorraría la crisis. En cualquier caso, el tribunal no puede permitirse que las decisiones judiciales, incluso siendo acertadas, parezcan fruto del cálculo político, arrojando una sombra sobre los principios de transparencia e imparcialidad que deben guiarlo.
No obstante, el dictamen emitido por la justicia electoral trascenderá al caso tabasqueño, ya que abre un expediente muy valioso para enfrentar atropellos a la legalidad, que hasta hoy se consideraban casi inevitables, como ocurre con el empleo inequitativo e inocuo de los medios y otros temas donde aún persisten varios vicios del pasado reciente.
La crisis tabasqueña nos pone ante el lado oscuro de la transición y sus carencias jurídicas y políticas. ƑNo es hora de pensar en serio en la reforma del régimen, sus leyes e instituciones, a fin de evitar la llamada judialización de la política?