JUEVES Ť 4 Ť ENERO Ť 2001

Ť ''Este güey se invitó solo'', expresó Lucía Ruano, lideresa de niños de la calle

Vigilancia extrema en el retorno de Fox a Tepito

Ť Arcos detectores de metales y una nube de miembros del EMP, mudos testigos del convivio
 

ROBERTO GARDUÑO

Como sucedió la mañana del primero de diciembre, Vicente Fox repitió el desayuno con niños de la calle en el barrio bravo de Tepito. El encuentro fue en el mismo sitio, pero sus resultados diferentes.

Hace un mes, en medio de un maremágnum de vecinos y curiosos comió tamales y tomó atole acompañado por los infantes ?abandonados y víctimas de la violencia familiar?, con ellos platicó y rió gustoso; los vivas se multiplicaron, los abrazos y las muestras de afecto abundaron.

fox-tepito-2Ayer, la escena cambió, las medidas de seguridad limitaron la calidez de la partida de rosca de Reyes. El Estado Mayor Presidencial sólo permitió que una veintena de menores participaran en el ágape; los niños pasaron a través del detector de metales y después fueron instalados en mesas que compartían con personas de la tercera edad y mujeres y hombres en proceso de rehabilitación mental, trasladados desde el estado de Hidalgo.

La calle Libertad quedó libre de vecinos, indigentes, autos y basura. Sobre el pavimento se instalaron 16 mesas y una al centro, la más grande, reservada para el Presidente, con 22 lugares. Al frente permanecía abierta la Panadería Cristian Libertad (en honor de un niño de la calle muerto recientemente), donde el señor Raymundo Guzmán pretende formar a los infantes como panaderos.

Antes de las nueve de la mañana, los militares del EMP habían revisado a los invitados. Por el arco detector pasaron todos: ancianas, personas con padecimientos mentales, reporteros y los 20 niños elegidos para desayunar con Fox. A nadie se le permitió cruzar siquiera por donde atravesaría el mandatario. Así, los detalles de seguridad estaban afinados.

Sólo un personaje daba al traste con aquel orden. La señora Lucía Ruano, la misma que dice conocer a Vicente Fox desde antes de ser gobernador de Guanajuato, y que le organizó el desayuno del primero de diciembre en ese lugar, quien daba órdenes a gritos: ''¡Hey tú, cabrón, apúrate!... Faltan los seis niños que recibirán a Vicente. ¡Por favor, pon orden ahí!''.

Y con soltura daba entrevistas a estaciones de radio y televisión que trasmitían en vivo. Explicaba que el horno de la panaderia es un proyecto productivo que se echó a andar gracias a una donación de 20 mil pesos que hizo una persona anónima de Polanco. Pero también dejaba fríos a los reporteros, cuando le preguntaban sobre la invitación al Presidente: ''¡Ahhh! muchachos no se vayan a encabronar. ¡El güey se invitó solo otra vez! Yo creo que está bien porque lo que él quiere ver es que estén funcionando las cosas... pero qué triste es ver que un presidente tenga más de 500 guardaespaldas, lo entiendo por la seguridad ¡pero no a tal extremo! Te aseguro que hay más de mil gentes en las azoteas. Qué triste es que en nuestro país la gente se tenga que enjaular como changos y changas''.

Y es que la mujer se quejaba porque hace un mes se le acercaron a Fox los niños que quisieron, y ahora sólo entraron 20, ''pero no importa, ellos están felices''.

El Presidente llegó acompañado por su vocera, Marta Sahagún. Saludó a cuantas personas se acercaron y directo pasó a la panadería, de donde sacó una charola de metal con una rosca de Reyes que tenía más de 20 muñequitos en su interior. Se sentó y comenzó a partir la rosca. El mandatario utilizaba el cuchillo y pasaba su porción a cada uno de los infantes que la pedían; algunas señoras servían el chocolate. Marta Sahagún fue invitada por Fox a la mesa y se sentó junto a él.

Durante 20 minutos, los convidados comieron y tomaron el chocolatito. Estaban por terminar en medio de aquella fría mañana. Lucía Ruano, de nuevo, intervino micrófono en mano, mientras el Presidente la observaba: ''Yo quiero decirle a todo el público que para mí no es presidente, es Vicente, es ser humano, es la otra cara que la gente no conoce''.

El mandatario seguía comiendo y asentía. Sin embargo, los demás asistentes y él mismo le prestaron más atención a la oradora cuando inició una perorata sobre la seguridad que rodea al primer mandatario. En pleno Tepito reprochó: ''Si tú ves hoy, hay menos gente que la otra vez. Qué tristemente, y lo digo por tí como ser humano, tener tanta seguridad. Yo entiendo que es su trabajo de ellos, pero creo que debemos de aprender por sí mismos a andar no con tantos. ¿Le debes a alguien? No ¿verdad? ¿Te persigue alguien? No ¿verdad? Yo te pido que no haya tanta seguridad, porque a veces ellos quieren (el EMP) que nosotros hagamos lo que no queremos hacer. Yo prefiero seguir viendo al presidente humanista. Aquel que se sienta en una banqueta a comer un taco y no ver tantos guaruras''.

Fox no hizo uso de la palabra, dejó que otros niños de la calle hablaran y le entregó a uno de ellos, a Mario José Durán, unas botas de su marca como regalo de Reyes. El desayuno terminó, Fox se despidió de los comensales, y caminó por un callejón rumbo a su camioneta. Se fue con cinco muñequitos en la mano. Más tarde, en Los Pinos, su vocera desmintió, a pregunta expresa de un reportero, que el Presidente se haya ''invitado solo''.

-La señora Ruano nos dijo a varios reporteros: muchachos no se vayan a molestar, pero este güey se invitó solo -citó un comunicador.

-No, no te creo. O sea, vamos a ponerlo en el contexto adecuado. El Presidente tiene las puertas abiertas para asistir o no. El 23 de diciembre su servidora recibió un llamado de la propia Lucía, diciéndome que comunicara al Presidente que la panaderia ya se iba a abrir, y que allí estaba para cuando él deseara ir. Quizás la fecha sí la pusimos nosotros, de acuerdo con la agenda presidencial. Pero por parte de Lucía Ruano el mandatario está permanentemente invitado.