Lunes en la Ciencia, 2 de enero del 2001
Deborah Dultzin Kessler
Investigaciones a 25 mil millones de años luz
Una niña que quería ser "estrellífera" desde que tiene memoria se convirtió en astrónoma. Deborah Dultzin Kessler (Monterrey, NL, 1945) estudió física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, casi como un mero requisito para llegar a su objetivo: una maestría en astrofísica en la Universidad estatal de Moscú Lomonosov, en Rusia, y un doctorado en astronomía en la Universidad Sorbona de París, Francia.
Y ahí empezó la carrera de una investigadora pionera en el estudio de cuasares y núcleos activos de galaxias en México, campo desarrollado a través de su trabajo observacional y teórico, que continúa hasta ahora dentro del Instituto de Astronomía de la UNAM, donde Deborah Dultzin labora.
"Desde mis inicios establecí una línea de investigación básica que he continuado a lo largo de estos años, la cual se refiere a los núcleos activos de galaxia. Es decir, a aquellas galaxias en cuyos núcleos hay cierto tipo de actividad que se considera especial, porque produce una cantidad muy grande de energía y cuyo origen es motivo de estudio".
De acuerdo con la doctora Dultzin, para explicar estos núcleos se especula la existencia de un gran agujero negro en el centro de estas galaxias. Los más famosos de este tipo de objetos se llaman cuasares y fueron descubiertos en los años 60. El más cercano se encuentra a 25 mil millones de años luz.
Estamos interesados en esto porque, explica, éstas son las fuentes de energía más poderosas que existen en el Universo, además de ser el mecanismo más eficaz para producir energía gravitacional alrededor del material antes de que éste caiga a un agujero negro.
"Uno nunca sabe cómo, cuándo y para qué se va a poder aplicar esto, pero lo que si sabemos es que es una manera de producir cantidades colosales de energía, de una forma absolutamente limpia, en donde no se está gastando nada más que un campo gravitacional".
Los objetos astronómicos que tienen hoyos negros en su centro también son los objetos más luminosos que existen en el Universo y los más distantes. Lo cual también permite de alguna manera ver hacia atrás en la vida del Universo. "Son como una especie de faros que iluminan el pasado".
En estos núcleos de la galaxia, además de estudiar la generación de energía, Deborah Dultzin ha investigado la manera en la que llega el gas al centro de la galaxia. En ocasiones, para que esto ocurra, subraya, es necesario que haya una colisión entre dos galaxias para que se realimenten. Este hecho llevó a la científica a estudiar la interaccción entre galaxias, es decir, los choques que ocurren entre ellas. Asimismo, estudió regiones un poco más lejanas a éstas y las características de su emisión de luz para observar cuál es la dinámica de ese gas, cómo se mueve y cuáles son sus velocidades, entre otras peculiaridades.
"A través de mi investigación hemos encontrado que en algunos tipos de estas galaxias, además de la energía que se genera alrededor del hoyo negro, hay una constitución muy importante de brotes masivos de estrellas que se forman alrededor del núcleo".
Otra línea seguida por la científica se centra en la observación de un núcleo en el espacio tan brillante que no permite observar la galaxia que alberga, por una cuestión de contrastes. "Nosotros hemos contribuido en el estudio de la detección de galaxias huéspedes. En particular, descubrimos una que hasta hace años se creía era una estrella".
Dultzin cuenta: cada cosa que se descubre, emociona muchísimo, pero el trabajo es de hormiga. Uno hace descubrimientos chiquitos, chiquitos. Por cierto, recuerda, un descubrimiento muy importante para nuestro grupo de trabajo, sucedió al estudiar la variabilidad de la luz de un objeto. Nos dimos cuenta que había ciertas variaciones de luz periódicas, que nos llevó a un modelo de un objeto que tiene dos hoyos negros en su centro. Lo que se conoce como un agujero negro binario.
"Muchas veces no hay un 'para qué' utilitario en la ciencia. Y en el caso de la astronomía es muy difícil encontrarlo. Por un lado, no hay ninguna aplicación previsible a corto plazo de lo que uno está haciendo. Sin embrago, el desarrollo de esta área genera una derrama tecnológica muy grande que repercute en otros campos de investigación, como en el desarrollo de la óptica, electrónica, técnicas de control, tecnología ultravioleta, etcétera. Por ejemplo, las técnicas de tomografía computarizada que hoy se usan son técnicas derivadas de la radioastronomía, que quizá no hubieran sido posible, si los astrónomos no se dedicaran a conocer el Universo". (Mirna Servín) (Fotos: archivo La Jornada)