MARTES Ť 2 Ť ENERO Ť 2001

Ť México desatendió su cultura nacional, dice Stolz

El espectáculo taurino desaparecerá antes de tiempo, afirma investigador

LEONARDO PAEZ

"La fiesta brava fue una importante manifestación de la cultura mexicana para cierto sector y ciertos territorios de la República. Tuvo un auge importante en una época en la que México se estaba encontrando a sí mismo en todos aspectos, como identidad propia frente a otros países y como toma de conciencia de sus posibilidades. Llegó a ser la nación con más bases taurinas en el mundo, junto con España."

Habla el doctor Peter Stolz, investigador de la Universidad de Bruselas, interesado en las características de la fiesta taurina fuera de la península ibérica.

-ƑY qué sucedió?

-Sucedió que, a diferencia de España, México desatendió su cultura nacional en general y la taurina en particular, por lo que su tauromaquia es mucho menos conocida, investigada, analizada, divulgada y vigente que la española. Los mexicanos no percibieron cuándo pasó el gran auge taurino posrevolucionario, por ello no lo supieron apuntalar y viven de recuerdos convertidos en mitos. Hoy, no existe un proyecto taurino serio ni una publicación que cuestione, valore, oriente y sugiera criterios que rescaten del sótano al espectáculo. El efecto más nocivo de esta actitud es que la fiesta en México puede desaparecer "antes de tiempo", mientras un público pasivo se desentiende y busca otros espectáculos.

-ƑA qué obedece esta situación?

-A que los mexicanos han permitido que otros decidan por ellos. Lo que sembraron con tantos esfuerzos, se ha ido diluyendo y enrareciendo. Una de las expresiones que más lo resintió fue la tauromaquia, que entró en crisis más rápido que otras manifestaciones culturales, y no por efectos de la globalización, sino por falta de imaginación de los directamente involucrados para haber sabido entrar en una nueva etapa taurina que mantuviera la pasión y el interés.

-Pero en México la fiesta brava continúa, Ƒno?

-En el último cuarto de siglo el país contó con una sola figura alrededor de la cual vivió el espectáculo: Manolo Martínez. Eso no sólo fue muy perjudicial para él, sino que impidió una dinámica taurina sólida y renovada a la vez. Todos aceptaron sus ventajas y se plegaron a su mando, que supusieron nunca terminaría. Fue otra vertiente de la tradición caciquil del país, pero ahora sin ninguna sensibilidad para detectar expectativas.

-ƑPersiste esa actitud caciquil?

-Desde luego, pero sin visión ni imaginación para reposicionar la fiesta de toros, sino en la versión más gratuitamente autoritaria. Los que están al frente del espectáculo, teniendo productos magníficos en las manos, no saben qué hacer con ellos. Dan la impresión de que su negocio no reside en la calidad de la corrida, sino en su relación con los medios, tanto en lo publicitario como en lo informativo. Se carece de un empresariado capaz de ver a la fiesta como tradición cultural y como negocio porque se han perdido los sentidos de identidad y de pertenencia.