MARTES Ť 2 Ť ENERO Ť 2001

Ť La Rama y El Viejo parte de los festejos de tradición

Los jarochos dieron un revés al mal tiempo para despedir al 2000

ERNESTO MARQUEZ

Veracruz, Veracruz 1 de enero. Días grisáceos, cielo blanquecino, ventoleras con lluvia y un frío húmedo y penetrante, causados por la onda polar que desde mediados de diciembre se hizo presente en el Golfo de México, fue lo que enmarcó la despedida del 2000 en el puerto jarocho.

Sin embargo, y pese a lo que se podría suponer, ni el frío ni la ventolera que derribó algunos anuncios y dobló dos o tres arbolillos, inhibió el entusiasmo de la jarochada, pues es ley entre esta alegre gente aquello de darle un revés al mal tiempo y con sus sones, murgas, pataquis, ramas y congas de viejos celebraron con gran bullanguería y desmadrote las fiestas decembrinas.

Siguiendo los lineamientos de la tradición, que pese a todo aún se conservan aquí, la algarabía decembrina empezó a hacerse notar con la aparición de La Rama que con su bullicio y colorido transitaba por las céntricas calles de esta ciudad portuaria.

Es difícil describir la sensación de gozo que se experimenta al admirar una tradición que muchos pensábamos fenecida. La sorpresa se mezclaba con ese calorcito humano que se desprende de quienes con alegría la realizan: niños, jóvenes y adultos marchaban detrás de un gajo de verdes hojas adornado con vistosos listones, globos multicolores, esferas navideñas y cascabeles, haciéndose acompañar por guitarra, pandero, botellas de refrescos improvisadas como güiros y corcholatas enzarzadas en un alambre a manera de sonajas entonando villancicos de alabanza al niño Jesús y a la Virgen María.

La Rama aprovechó la idea del diezmo de la iglesia por lo que empezó a tocarse de casa en casa saludando a los que allí habitaban (Alabando a Dios porque ya llegamos a ustedes señores las pascuas le damos...) y pidiendo aguinaldo (Dénme mi aguinaldo si me lo han de dar que la noche es larga y tenemos que andar). Imponiéndose cierta picardía ya que si el aguinaldo, que podía ser en especie o monedas, no era concedido la despedida de la rama llegaba a ser bastante agresiva.

El Viejo

El viejo es otra de las tradiciones decembrinas que aún se pueden apreciar en este punto del país. Después del día 25 se ven por los Portales o calles aledañas, grupos de alegres muchachos desfilar en bulliciosa murga detrás de un personaje barbado y decadente que lleva de la mano a un infante regordete y empañalado, representación esta del año que se va y del que viene. Todos ellos bailan al son de un estribillo repetitivo que pide: "Una limosna para este pobre viejo/Que ha dejado hijos/Para el año nuevo".

Todos se mueven al compás de una sabrosa conga con la que la muchachada invita a bailar a los mirones al tiempo de pedir su "limosna" y entonar versillos picarezcos como este que dice: A mi me dicen/que soy un viejito/Viejos son los cerros/y echan su palito.

O este otro: Dicen que ya/no encuentro ni el petate/pero todavía/doy un jaque mate.

La quema del año viejo

Ya casi para finalizar el año es frecuente ver en algunas calles de barrios populares a unos muñecos de trapo rellenos de viruta y cohetes que en muchas ocasiones son la efigie de personajes impopulares. Tales muñecos se dejan preparados para darle candela la noche del 31 a las 12 de la noche en punto, acto seguido la gente danza en su entorno haciendo conjuros para que no regresen.

Capital del desmadrote

La noche del 31 se acostumbra, después de haber cenado, salir al Malecón acompañados de amigos y familiares a esperar el amanecer del nuevo año. Y mientras los primeros   RAMA rayos solares aparecen, se baila, se bebe y se canta con la música que emanan de las potentes bocinas que algunas radiodifusoras han instalado a lo largo del malecón o bien con la de los propios autoestereos o modulares que los parroquianos de esta barra, "la más grande del mundo", tienen prendidos en el pretil del bulevar.

En este megapachangón no hay distingos. Todo es algarabía y fraternidad. "Hasta parece que nos queremos", dice un entusiasmado bailador que no suelta su "maxichupe". La gente en pleno delirio saluda al nuevo año agarrados de la mano formando una larga cadena humana y entonando el Himno a la alegría.

Hace frío, pero aquí los ánimos están prendidos y dispuestos para la próxima fiesta, la del carnaval. "Pues que quieres primo, así es la cosa, esta es la capital del desmadrote", me grita el mismo deschavetado del "maxichupe"

Y si, ya hemos visto algunos papaquis, (recorridos nocturnos) de escandalosas comparsas o carros de sonido con música salsa a todo volumen que promocionan las candidaturas de las reinas y reyes de la próxima carnestolendas.

Es cierto, este es el único manicomio con vista al mar. Así que, šprepárense pa' lo que viene!