martes Ť 2 Ť enero Ť 2001
Luis Wybo
Ya dimos por un hecho eso de la "globalización"
Con enorme cinismo y gran éxito, el dominio hegemónico de los centros de poder financiero en el mundo se disfrazó de "globalización" para facilitar la eliminación del diálogo Sur-Norte en la agenda internacional, allanar el camino a las tendencias neoliberales e intentar la retención de la lucha que el mundo en desarrollo, para nuestra supervivencia en soberanía, habremos de seguir librando en contra del colonialismo, tanto al nivel internacional como el nacional.
Ilusos, nos dejamos engañar, y ya dimos por un hecho eso de la "globalización". Ahora divagamos alrededor del sofisma creyendo que aspiramos modernidad, sin base ni concreción, y llamamos globalifóbicos a los que ponen en evidencia nuestra ingenuidad. Reflexionemos. Si hay algo que ahora se está globalizando en el mundo, es la pobreza. Los diferenciales de nivel económico son insultantes, y las reiteradas manifestaciones de protesta popular en todos los países, ahora generalizadas contra las políticas neoliberales de los organismos financieros internacionales, ponen en evidencia el sofisma.
Todos sabemos que vivimos en un mundo interdependiente, y de nuestra desventaja en él como países en desarrollo. Sabemos que prevalecen la hegemonía y la unipolaridad, pero no nos las van a endilgar como requerimiento "ineludible" de un supuesto mundo "global". Aun en desventaja con los países y elites enriquecidos, los pueblos ricos pero empobrecidos no tenemos razón alguna para someter nuestra autodeterminación y soberanía a designios hegemónicos, por bien disfrazados de "globalización" que éstos aparezcan. Habremos de dirigir, por tanto, nuestros mejores esfuerzos a las maneras de enfrentar ese pretendido dominio.
Las perspectivas, desechando las ficciones, son optimistas. Una, que ya se vislumbra, es el fracaso total del neoliberalismo, lo que nos ayudará a superar el dominio hegemónico prevaleciente. Y otras deben ser la promoción de la multipolaridad y la reanudación de un vigoroso diálogo Sur-Norte, encaminadas ambas a la eliminación del colonialismo en sus niveles tanto internacional como nacional, y hacia nuestra supervivencia como países soberanos en un mundo menos injusto y desequilibrado.
Pensamos en México. Ejemplo de tantas buenas ideas e iniciativas a niveles regional e internacional en el pasado, a nuestro país le tocó ahora ser un triste ejemplo para su región. Un régimen como el de los últimos tres lustros, ilusamente engañado por el "novedoso" neoliberalismo, contribuyó al mismo tiempo a promover el sofisma de la "globalización" en el que también han caído otros países hermanos. Nos toca ahora dar ejemplo de realismo, de inteligencia y de solidaridad latinoamericana.
Hace doce años -los mexicanos lo sabemos bien- la poderosa maquinaria del partido en el poder nos impuso como gobernante, sin victoria real en las urnas, a quien se las daba de listo por el dudoso mérito de que su papá lo mandó a estudiar al país vecino una econometría que de ninguna manera le cuadra a un pueblo en desarrollo, de tanto respeto, como el nuestro. Vergüenza nacional ha sido que la mayoría nos hayamos dejado engañar, sin sentido alguno de nuestra realidad, con la falacia de que el neoliberalismo nos llevaba velozmente al primer mundo.
Creímos que nos teníamos que "globalizar", y nos teleceamos a la carrera. Ahora sí exportamos un tercio del total latinoamericano, špero el 88% va al mismo país vecino del que importamos un 74%! A lo mejor esto es a lo que llamaban "pertenecer" al Primer Mundo. También nos dejamos embarcar en la llamada "Iniciativa de las Américas". En estos momentos -pasados, y espero también futuros- México daría su ejemplo oponiéndose a que las sardinas nadáramos en el mismo estanque que el tiburón.
šY ya votamos! No es verdad que esta vez hayamos votado dizque "para acabar con 71 años de un solo partido en el poder". Abramos los ojos. Sufragamos para acabar con quince años de torpe neoliberalismo que ha producido un país más pobre -dos tercios de nosotros-, más miserable -casi una cuarta parte de nosotros-, con una elite insultante de multimillonarios como nunca antes, creando un ambiente, hasta ahora insalvable, de violencia e inseguridad que nos enfrenta a mexicanos contra mexicanos. Votamos contra las tristes consecuencias de la "desregulación" de la administración pública y de la privatización desnacionalizante -no autorizada por el pueblo- de bienes y servicios patrimonio de la nación, hechos que inevitablemente han debilitado al Estado mexicano en tantos aspectos. Ahora se nos dice que viene el cambio.
Los que tenemos más años podemos testimoniar a qué grado México es un país espléndido, en cuyas calles y caminos se podía andar sin temor a ser asaltado, en que el buen gobierno tenía conciencia de administración pública, protegía el patrimonio nacional y privilegiababa lo social, con sentido de nuestra soberanía y realidad latinoamericana, como país rico, aunque empobrecido, pero siempre con buenas aspiraciones.
Podemos testimoniar que los mexicanos siempre hemos sido buena onda, en esencia bien intencionados y participativos, y que no nos merecemos, ni siquiera por ingenuos, el antiMéxico que se nos ha cometido. Podemos estar bien seguros de que ese México extraordinario es plenamente reivindicable. No hay "globlización", y ningún país va a declararse en quiebra porque no quiera aplicar la apertura neoliberal. Sirvámonos a nosotros mismos. šTrabajaremos duro para rehacer nuestra nación ante el mundo!