Robert Connell, uno de los principales teóricos de la masculinidad, autor de Gender & Power, Understanding Men y Masculinities, visitó México para ofrecer una serie de conferencias en el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG). Gracias a la gentil invitación del PUEG, Letra S tuvo la oportunidad de conversar con el sociólogo de la Universidad de Sydney acerca de los retos de los varones ante la globalización. Estos son algunos de sus comentarios:
Hay quienes afirman que existe una gran crisis en la masculinidad y yo pienso que están exagerando. Hay tendencia a la crisis y el cambio en todo el sistema de género y la mayoría de los hombres se sienten bajo presión, conscientes de que las ideas y la posición de la mujer han cambiado y los colocan frente a un reto nunca antes visto. Algunos responden de una manera extremadamente negativa, reafirmando los derechos masculinos a los favores sexuales de las mujeres, así como la autoridad masculina en los negocios y la religión o la política. Otros varones responden de una manera muy positiva al feminismo, sabiendo que las mujeres están sujetas a una desventaja histórica y a violencia por parte de los hombres y procuran cambiar. Mientras tanto otros se limitan a observar desde una posición neutral. Pero dentro de ese rango de respuestas el cambio es inevitable y algunos están en una situación muy crítica.
En Australia, mi país, hay grupos de jóvenes, sobre todo de la clase trabajadora, recientemente inmigrados o de los grupos étnicos nacionales, desarrollando una masculinidad confrontacional, que entran en conflicto con la escuela, su educación queda truncada y probablemente tendrán enfrentamientos con la policía por actos de violencia. Estos jóvenes están en una situación crítica y su modelo de masculinidad está ligado a la problemática en la que están sumergidos. Hay una urgencia de cambio en sus vidas Sin embargo, ellos pueden estar, o no, adoptando una relación igualitaria con las mujeres. Algunos se involucran en violencia contra las mujeres o violencia doméstica, mientras que otros tienen una relación sorprendentemente igualitaria y respetuosa con sus mujeres.
Hay nuevas formas de articulación de las masculinidades emergiendo bajo nuevas circunstancias económicas como la migración, y algunos de esos patrones de masculinidad pueden representar una forma extrema de autoritarismo. Así sucede en algunos países del sureste de Asia donde el ejército y la política, han fomentado una masculinidad agresiva pues la globalización ha desestabilizado sus sociedades, y los líderes del grupo tienen mucho que ganar en cuanto a autoridad local si son despiadados en el uso de la violencia.
Por su parte los medios de comunicación propician la construcción de las masculinidades hegemónicas, reproduciendo imágenes familiares de la masculinidad, en parte porque no quieren enajenar sus audiencias al retarlas demasiado, pues son empresas comerciales. El deporte comercial que tiene una relación simbiótica con la publicidad fomenta ciertos modelos de masculinidad, de modo que hay un nexo muy fuerte entre ellos y los medios masivos comerciales. Por eso cuando los medios presentan imágenes de masculinidades alternativas; hombres que no se involucran en la violencia o no son físicamente amenazantes, lo hacen en comedias, o programas relativamente marginales. Sin embargo, las masculinidades alternativas tienden a aparecer en los medios con mayor frecuencia. En Australia la comunidad gay tiene un carnaval extremadamente popular entre los heterosexuales. Cientos de miles de gentes se unen a la marcha lésbico gay y esto se muestra en la televisión comercial con mucho éxito. Esas imágenes alternativas pueden ser vistas y es importante en el contexto de la globalización que los medios las recojan. Si estás interesado en diferentes patrones de género o en diferentes sexualidades, puedes aprender acerca de ellas hasta cierto punto, a través de los medios o del Internet.
La mayoría de los hombres tienen una razón muy buena para no desear el cambio, pues los arreglos de género existentes los benefician. Hay en ello un interés económico. El ingreso global promedio de los hombres es 180 por ciento mayor al de las mujeres. Si tuviéramos equidad de género muchos hombres saldrían perdiendo económicamente. Sin embargo, con un cambio equitativo pueden ganar una forma de vida. ¿Quién quiere ser dueño de esclavos? ¿Quién quiere explotar a sus seres queridos? Vivir en el privilegio no es una manera moral y humanamente buena de vivir. Los hombres pueden ganar valores humanos a través de la equidad de género, así como en términos de seguridad y salud, pues los arreglos de género actuales producen graves riesgos para ellos. Por ejemplo, la violencia doméstica puede ser producida por hombres contra las mujeres, pero la violencia pública la realizan unos hombres contra otros hombres, de modo que ellos son las principales víctimas de asaltos y asesinatos fuera del hogar, de los conflictos militares y de muchas prácticas poco saludables. Los hombres entran a trabajos que a menudo dañan sus cuerpos y están más sujetos a los accidentes industriales y de carretera. Esos son algunos de los costos en el orden de género existente, y por lo tanto hay cosas que ganar con el cambio, pero la mayor ganancia reside en mejorar las relaciones humanas, particularmente con las mujeres; más allá de los episodios sexuales y la servidumbre, se pueden multiplicar las experiencias y posibilidades humanas en las vidas de los hombres. Por otra parte, con un modelo social no violento y relaciones de género más equitativas, habría mejores relaciones entre los mismos hombres, con menos razones para competir contra los demás, para humillarlos tratando de ser el número uno. Esas son grandes ganancias que poner en la balanza contra las pérdidas económicas potenciales.
La masculinidad hegemónica ha influido significativamente en la epidemia de VIH pues tiene que ver con la marginación de los gays y el rechazo a su reconocimiento social. La afirmación de la masculinidad dominante ha hecho que el sexo gay sea clandestino y se dé en ámbitos peligrosos donde no es fácil poner en práctica el sexo seguro. Por otra parte la mayoría de los casos de sida en el mundo son de transmisión heterosexual y en ese fenómeno hay una importancia directa de los patrones de dominación masculina sobre las mujeres y particularmente la explotación sexual. A menudo el VIH se ha diseminado a través de conductas sexuales masculinas de las que los hombres están orgullosos, tales como las múltiples parejas sexuales. Muchos hombres piensan que es poco masculino protegerse, e insisten en tener relaciones sexuales desprotegidas como afirmación de su autoridad. Hay una cantidad de circunstancias donde la transmisión del VIH es una cuestión masculina, como las violaciones masivas durante los conflictos bélicos, las transacciones de sexo comercial, o uno de los vectores más importantes de la transmisión del VIH, como son los traileros que tienen relaciones sexuales con mujeres a lo largo de sus rutas.
A veces hablamos de la capacidad de los hombres para hacerse cargo de los hijos, pero la respuesta de la comunidad gay al VIH/sida ha sido un gran ejemplo y un modelo de la capacidad de los hombres para hacerse cargo de otros hombres en circunstancias muy difíciles. Por otra parte, el movimiento gay fue pionero en el análisis de la masculinidad. Algunos de los exámenes más críticos y profundos de las formas dominantes de la masculinidad vinieron de la liberación gay, así que el movimiento gay ha sido un ejemplo de un grupo de hombres preocupados por las cuestiones de género.