MIERCOLES 27 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť A 50 años de su muerte, leerlo es "su verdadera" rotonda

Villaurrutia está vivo en sus libros: Monsiváis

Ť Estaba lleno de vitalidad, imposible que hubiera atentado contra sí mismo

César Güemes

En esta temporada, su aniversario luctuoso, el sol de la mañana le da en el hombro derecho y el de la tarde en el izquierdo. Xavier Villaurrutia habita desde hace exactamente medio siglo en el panteón del Cerro del Tepeyac, y con motivo de los 50 años de su fallecimiento se dieron cita quienes lo quieren, que es decir quienes lo leen. Alicia Zendejas, Carmen Boullosa, Alí Chumacero y José Manuel Delgado colocaron, por ejemplo, la ofrenda floral sobre su lápida, mientras que Miguel Capistrán, que se ha encargado de recopilar la obra del poeta, hizo las veces de maestro de ceremonias al cederle la palabra a algunos de los presentes.

chumacero-boullosaAhí estuvieron Ignacio Toscano y Carlos Monsiváis, por ejemplo. El escritor declaró a pregunta expresa: "Para parodiar a Villaurrutia, la muerte toma siempre la forma de la memoria que nos olvida. Y creo que se ha demostrado que Xavier no está muerto, se sigue leyendo, está en todas las antologías. Este homenaje es muy conmovedor en ese sentido, como una forma de la memoria. Sin embargo, el mejor homenaje que concibo es recuperar la música de Pérez Prado a las Décimas a la muerte. La combinación entre Pérez Prado y Villaurrutia era perfecta. En cuanto a que se lleven los restos del poeta a la Rotonda de los Hombres Ilustres, me parece muy bien. Pero si se lee, esa es la rotonda verdadera: es un problema de lectura, no de un depósito de huesos".

Editarán la obra de ganadores del premio que lleva su nombre

Alejandro Aura leyó, de principio a fin, Décima muerte. Antes, Alicia Zendejas anunció la publicación de ocho tomos que abarcarán a los escritores y poetas que han obtenido el Premio Xavier Villaurrutia a lo largo de los más recientes 45 años.

José Manuel Delgado, quien estuvo con Xavier Villaurrutia apenas tres horas antes de su muerte, tomó la palabra para dejar en claro su posición en cuanto a lo que se ha dicho en torno a la muerte del escritor:

Se ha hablado mucho de que Xavier atentó contra su propia vida: no es cierto. Tengo el testimonio de su vitalidad hasta el último momento. Estuve con él máximo tres horas antes de su deceso. Quiero hacer hincapié en una frase que es clave para entender que en él no existía la menor idea o actitud que desembocara en un acto de suicidio: antes de despedirnos aquella noche me dijo que a la mañana siguiente pasara a su casa a escuchar un disco que le acababan de regalar. Lo acordamos. Una persona cuyo status emocional considera un acto tan tremendo como es el suicidio, no se expresa de esa manera. Entonces me permití desmentir a Elías Nandino que propagó la idea del suicidio. Le dije: no es posible con los antecedentes que tenemos. Xavier estaba lleno de alegría y de vitalidad.

El poeta, un ser designado para penetrar el misterio

Se recordó lo que en su momento escribieron Torres Bodet y Celestino Gorostiza, y Alí Chumacero fue el encargado de definir la situación de Villaurrutia en tanto creador.

Dijo de él que "concebía al poeta como un ser que ha sido designado para penetrar el misterio que nos rodea y en cierto momento descubrirlo ante los demás.

"En ese proceso singular de la creación, en ese desciframiento de lo oculto, el poeta no escribe en favor de las palabras, sino que lucha en su contra, remonta la corriente de los significados y de esa manera intenta poner a la vista el auténtico rostro de la belleza".

En la cabecera de la tumba del poeta vive un árbol del cual nacen flores rojas, quizás un colorín, delgado, de mediana estatura, silencioso.


Celestino Gorostiza

Duerme en paz. Puedes hacerlo con la serenidad que ha dejado en tu rostro la muerte, esa amiga tuya con la que tan frecuentemente te tuteaste en tus versos. No la temas, convivirás con ella. La esperabas, la deseabas, la llamabas familiarmente, porque muy adentro de ti estaba seguro de que no habías de morir. Sólo vivimos en la medida en que los vivos nos escuchan y nos tienen presentes, y tú sabías que tu voz siempre sería escuchada y que siempre vivirá alguien que te mantenga vivo en su recuerdo.


Jaime Torres Bodet

Recuerdo un rostro imberbe de estudiante y una voz a la par lenta y sonora.

Y en esa voz un dejo de ironía, y en ese rostro una tristeza errante. Pero enseguida surge otro semblante, más suyo acaso, o que me parecía corresponder mejor a su talento: una máscara inquieta frente al día.

¿Era suya esa máscara o la invento? Porque el perfil de un hombre tan abstracto, más que perfil resulta pensamiento.