MIERCOLES 27 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Santa Martha
Internos acusan a las autoridades de jinetear su dinero
Angel Bolaños Sánchez Ť Internos de la penitenciaría de Santa Martha Acatitla, que se encuentran en la nómina por prestar algún servicio a la institución, acusaron a las autoridades del penal de no pagarles las últimas cuatro quincenas, con el argumento de que falta presupuesto.
El pasado viernes, unos 70 presos que realizan actividades de limpieza en las diferentes áreas, como dormitorios, zonas de visita familiar, oficina jurídica y la jefatura, así como los cocineros, estafetas u office boy, jardineros, personal de mantenimiento en calderas, tiendas y los talleres, realizaron una protesta para exigir el pago del dinero que se les adeuda.
Cada uno de ellos, indicaron internos y familiares, recibe en pago el salario mínimo, es decir, unos 530 pesos a la quincena, menos 140 que se depositan en una caja de ahorro.
Acusaron al administrador del penal, Martín Meza Pérez, de negociar con los mismos internos la entrega de parte de sus sueldos para meterlos a la nómina; incluso hay quienes sólo reciben la mitad del salario que les corresponde.
Esta situación propicia además que algunos internos que desempeñan las mismas actividades pero que no cobran aún y esperan ser incluidos en la nómina, continúen en la misma situación a menos que acepten también dar parte de su salario.
Calcularon que, de a mil 600 pesos por cada uno de los internos en nómina, a quienes les adeudan sus pagos desde la segunda quincena de octubre, son más de cien mil pesos "que se están jineteando".
La fuga del siglo
En tanto, trascendió que cinco custodios de la penitenciaría son investigados por la fuga del interno Raúl Canales Domínguez, el jueves de la semana pasada, quien, según informó la jefatura de seguridad del penal, narcotizó a su hermano para vestirse con su ropa y salir por la aduana.
El hecho incluso quedó registrado oficialmente como "la fuga del siglo", por ser la primera vez que un reo logra evadirse de dicho centro de reclusión por el acceso principal. Para lograrlo, Raúl Canales tuvo que pasar por seis puestos de identificación.
Debió salir primero del módulo donde se encontraba, del dormitorio cinco, para cruzar por un pasillo enrejado, junto a los talleres, donde en días de visita los internos llamados estafetas esperan a los familiares y por una moneda van a buscar a los presos en los dormitorios.
Pasando ese pasillo se encuentra el túnel de identificación, donde se verifican los sellos que, al ingresar, les colocan a las visitas en el brazo derecho, cerca de la muñeca. Ahí mismo otro custodio coteja la identificación y la firma.
Afuera, en el área que separa la aduana del túnel hay otra caseta de identificación y más adelante está el guardia que abre y cierra la puerta, quien también observa los documentos; por último, están los módulos donde se ausculta a las visitas, el detector de metales y el último custodio, que abre la puerta de la calle, después de revisar también identificación y firma.
Fuentes de la administración del penal, revelaron que el reo, sentenciado a más de 29 años por el delito de privación ilegal de la libertad, fue trasladado a Santa Martha el 19 de octubre, del Reclusorio Preventivo Oriente, y en su expediente, el 10/28, no hay más que un certificado médico, sin registro de nivel de peligrosidad ni ficha con sus rasgos físicos.