Privilegiar la generación de empleos, pide investigadora
Ť Lejos de desaparecer, ha crecido el número de trabajadores informales
Victor Ballinas
La situación actual del empleo en este país "es precaria" debido a que la mayor parte de los trabajadores reciben ingresos muy bajos, y otra gran cantidad no percibe remuneración alguna, como es el caso de muchos campesinos; asimismo, las prestaciones sociales son privilegio de una minoría de asalariados, sostiene Brígida García, investigadora de El Colegio de México (Colmex), en su análisis Los problemas laborales de México a principios del siglo XXI.
En ese estudio, que forma parte del libro La población de México, situación actual y desafíos futuros, editado por el Consejo Nacional de Población (Conapo), la investigadora subraya que las políticas oficiales que se han puesto en marcha en el ámbito del empleo y el combate a la pobreza han dejado claro que "hasta ahora son insuficientes ante la magnitud de los problemas".
Ante ello, subraya la necesidad urgente de restructurar la política económica y social del país para que en ésta sea central la generación de empleos y el combate a la pobreza.
Indicadores confusos
Resalta que si bien es cierto que en el país los niveles de desempleo abierto "son bastante bajos", éste no es un buen indicador de lo que sucede en el marcado de trabajo.
Como no existe el seguro de desempleo en México, la población busca sobrevivir de diversas formas: se autoemplea, ayuda en negocios o predios agrícolas familiares, y así pasa a formar parte de los ocupados, pero en condiciones muy precarias, en muchos casos, sin salario.
Señala que un dato de interés, que permite profundizar en los problemas ocupacionales del país, es el crecimiento de los trabajadores por cuenta propia, los cuales son una buena parte de los llamados informales.
En 1970, los trabajadores por su cuenta representaban 32 por ciento de la fuerza de trabajo, y se decía que irían desapareciendo a medida que se expandiera en el país el sistema capitalista de producción, el cual descansa principalmente en la mano de obra asalariada.
Pero, lejos de desaparecer, crecieron en forma importante en las últimas décadas a la par de las crisis y la restructuración económica del país. En 1979 representaban ya 34 por ciento, y, en los años noventa, 37 por ciento.
"Esas cifras son elocuentes por sí mismas; indican de manera clara el carácter excluyente de la estrategia de desarrollo capitalista que ha seguido el país."
En el estudio mencionado se subraya que, en 1997, 38 por ciento de los trabajadores por cuenta propia recibía menos del salario mínimo. Entre los asalariados, sólo 18 por ciento recibía menos del salario mínimo.
El crecimiento de los micronegocios es otro aspecto importante para tener en cuenta, porque indica la polarización creciente del mercado de trabajo.
Muchos de esos negocios y pequeños predios agrícolas descansan en la mano de obra familiar. "Si a ellos se añaden los patrones y asalariados de establecimientos de menos de cinco trabajadores, se alcanza 57 por ciento de la población activa mexicana en 1997".
Las ingresos de los autoempleados son demasiado bajos y en muchos casos son muy frágiles las relaciones laborales. Por ejemplo, señala, en 1997, 57 por ciento de los trabajadores no contaba con ningún tipo de prestación, y 46 por ciento tenía contrato sólo de "manera verbal".
Los tres últimos gobiernos, agrega, sostuvieron que lo fundamental para resolver el problema del desempleo es lograr crecimiento y estabilidad macroeconómica, así como desregular los mercados de trabajo.