DOMINGO 24 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť "No quieren venir, por cuidar los animalitos"
En los albergues la gente reclama la presencia de sus familiares
Georgina Saldierna, enviada, Chalco, Méx., 23 de diciembre Ť María de los Angeles Ibáñez abraza a su pequeño, un niño de alrededor de 7 años. Dice que está bien atendida en el albergue, pero el problema no es el lugar o sus servicios. El problema es que su hijo mayor no está con ella.
Como otros varones, el hijo de María de los Angeles se quedó en el pueblo de San Juan Tehuixtitlán para cuidar la casa y participar en las guardias que han establecido los vecinos para evitar el saqueo de sus humildes pertenencias.
En vísperas de Navidad, el caso de María se repite entre los desalojados del volcán Popocatépetl que se encuentran en el albergue Juan Diego. En algunos casos es el padre, en otros el abuelo, el hermano o el tío. El hecho es que las familias no están completas. Están separadas. Unos, cuidando los hogares y, otros, en los albergues.
De la Navidad todos se acuerdan y quisieran pasarla en casa, con los suyos. Resignados, se preparan para festejarla en el albergue, sin algún miembro de la familia, acompañados de desconocidos o, en el mejor de los casos, vecinos.
"Nos han dicho que tenemos que estar aquí 24 horas más, así que ni modo, nos vamos a quedar", dice María de los Angeles Ibáñez, quien asegura que han recibido buena atención en el albergue.
"Ya nos pusieron los lavaderos para la ropa. Anoche llegaron las literas y las mesas. Hace rato, cuando vinieron Montiel y Creel -el gobernador del estado de México y el secretario de Gobernación-, les dieron juguetes a los niños. Los soldados hacen la comida y sólo de vez en cuando nos permiten que les ayudemos".
Acostumbrada al pesado trabajo del hogar, habla de las pocas tareas que realizan en el lugar: apenas barrer y lavar la ropa; el resto lo hacen los soldados, mientras las enfermeras cuidan de los niños.
Estamos bien atendidos, repite María de los Angeles, sin embargo, insiste, el problema no es ese. El problema, en efecto, es que las familias están separadas en vísperas de Nochebuena.
Maribel Figueroa Higuera, de San Vicente Chimalhuacán, señala que ya solicitaron a las autoridades estatales les proporcionen un camión para que los hombres que realizan guardias en sus comunidades puedan ir a pasar la Navidad a los albergues y retornen en la madrugada a sus poblados. Sin embargo, hasta la tarde no habían recibido ninguna respuesta satisfactoria.
Para doña Inés Martínez, quien se encuentra sola con una de sus nietas, ésta será la primera Navidad que pase lejos de sus tres hijos y su esposo, quienes se encuentran de guardia en San Juan Tehuixtitlán. "No quieren venir, dicen que se pueden robar nuestros animalitos y luego de qué vivimos", señala.
Triste, dice que un grupo de mujeres hizo una cooperación para hacer romeritos y mandar a "nuestros familiares", pero no pudieron cocinar porque "interferiríamos con la preparación de alimentos que se lleva a cabo diariamente".
No sabe qué van a cenar este 24 de diciembre, aunque los militares señalan que el gobierno del estado ya les informó que enviará pollo y ponche para las 320 personas que se encuentran en el albergue de Juan Diego, 100 más de las que hay en el albergue de la escuela Juan Rulfo.
En este último, la situación no es tan buena como en el primero. Acá los desalojados duermen en colchonetas sobre el piso y carecen de televisores. Sin embargo, lo que sí se repite es el fenómeno de la separación de las familias. Como los desalojados que se encuentran en el albergue Juan Diego, los de la escuela tampoco han visto a sus esposos, padres, hermanos o tíos.
Todos están cuidando las casas y montando guardias. Por ello, a unas horas de la Nochebuena, reiteran su solicitud para que se establezca un transporte que traiga a los varones que se quedaron en los poblados cercanos al volcán -principalmente de los municipios de Amecameca, Atlautla y Ozumba-, para que celebren la Navidad "con nosotros" y luego se regresen a seguir vigilando.
No hay brote de epidemias
En los 48 albergues habilitados para atender a los pobladores de las zonas de riesgo del volcán, el subsecretario de Prevención y Control Epidemiológico de la Secretaría de Salud, Roberto Tapia Conyer, informó que no hay brote de epidemias.
El funcionario destacó que hay suficientes medicamentos para atender a las más de 15 mil personas que se encuentran en albergues de los estados de México, Morelos y Puebla, ya que se han distribuido 20 toneladas de medicinas.
Aseguró que no se ha dado una modificación de los perfiles de salud previstos para este tipo de poblaciones, sólo manifestaciones habituales de enfermedades respiratorias, que representan 48 por ciento de las consultas y que sólo requieren de las medidas básicas de atención.
Otra situación que preocuparía a las autoridades sanitarias se vincula con las enfermedades gastrointestinales que se han presentado, pero en números muy bajos, informó. Destacó que no hay ningún comportamiento que pudiera poner en alerta. En términos sanitarios, los albergues están bien y mejorando, puntualizó. (Con información de María de los Angeles Velasco y La Jornada de Oriente)