Ť En el Popo "nunca va a pasar nada. ¡Cómo se atreven a dejar la iglesia sola!"
No abandonen viviendas, insta un cura
Ť Durante la misa, el párroco de Yancuitlalpan llamó a los fieles a permanecer en su comunidad
Ť "Estamos como en la cárcel, sin poder salir", queja generalizada en los albergues
Enrique Méndez, enviado, y La Jornada de Oriente, San Pedro Cholula, Pue., 23 de diciembre Ť Hilaria Sandoval se frota las manos con insistencia. Es víspera de Navidad y en el albergue temporal de la Casa de la Cultura a los 412 refugiados que permanecen aquí les ofrecerán mañana una cena, "un poco mejor" de la comida que diariamente se les sirve. Pero la preocupación de Hilaria es otra.
"Que estemos bien es lo primero. Y que Dios nos perdone que no vamos a hacer las posadas. Ya cuando él quiera nos regresaremos. Nomás le pido que le recuerde a mi esposo que ya venga".
Francisco Hernández Cortés, su marido, salió por la mañana del albergue hacia San Nicolás de los Ranchos, para alimentar a los animales, y ya casi son las dos de la tarde y es hora que no regresa.
El caso es que desde las seis de la mañana el Ejército inició el cierre definitivo de los accesos a las comunidades cercanas al volcán Popocatépetl. Sólo se permitió el paso a funcionarios de gobierno y a un grupo de visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que durante todo el día intentó convencer a quienes aún permanecían en sus casas a trasladarse a los albergues.
Un grupo de reporteros, fotógrafos y hasta turistas se quedó en el retén de Nealtican, y por ese punto se vio el paso de familias enteras que ante la inminencia de una erupción definitivamente abandonaron sus propiedades. Sólo unos cuantos, como Agustín de la Cruz, que posee una camioneta, pudieron rescatar sus pertenencias. De la Cruz metió en su vehículo un caballo, un burro, su estufa, un refrigerador y el colchón amarrado a los animales.
En San Pedro Benito Juárez ?comunidad cercana a Atlixco? y en Tochimilco también se instalaron retenes, y durante toda la noche y la madrugada salieron más familias. De acuerdo con algunos reportes, sólo permanecen unas 400 personas en esa región.
En la misa de hoy, el párroco de La Magdalena Yancuitlalpan, José María Parra Aguirre, dijo que quienes han abandonado la comunidad son "miedosos", y reprendió a los que ya se preparaban a salir hacia los albergues. En el sermón dijo que "nunca va a pasar nada. ¡No es posible que se atrevan a dejar la iglesia sola!".
Tres mil personas han salido de Yancuitlalpan, pero mil más ?alentadas por el padre Parra Aguirre? se aferran a permanecer en sus casas, aunque el lugar está situado dentro del radio calificado como de alto riesgo.
En Nealtican, donde la estación de gasolina ya fue cerrada, se quedó Moisés Tlatenco. Por más que suplicó, no se le permitió subir a su pueblo. Allá arriba su abuelo materno, Delfino Meléndez, de 80 años, al igual que el padre José María Parra, le dijo la noche del lunes: "aquí no va a pasar nada".
"¿Sientes el olor a azufre?"
Un par de fotógrafos de La Jornada y El Universal pasaron la noche en la carretera hacia Santiago Xalitzintla. A la una de la mañana los despertó un temblor de tierra. Entre el cerro y el caserío cercanos escucharon ladridos de perros y el rebuznar de los burros.
Entonces tiritaron, pero no por el frío, sino de miedo. Uno le preguntó al otro: "¿sientes el olor a azufre?".
En Xalitzintla y en San Nicolás de los Ranchos permanecen los equipos técnicos de dos empresas de televisión, que hoy no pudieron ser relevados porque los militares restringieron el paso desde Nealtican. Marco Peláez, fotógrafo de este diario, también hizo otra tarea: desde Xalitzintla hasta Cholula contó 30 topes en la carretera.
Y pensando en los técnicos de televisión y en la inminente erupción que han anunciado los expertos, comentó hoy: "no les va a dar tiempo de salir".
En las comunidades también permanecen oficiales y tropa del Ejército ?una guardia está apostada en Paso de Cortés?, a los que tampoco les daría tiempo de escapar. En caso de un alud de lodo, el paso les sería cortado a media carretera.
Durante todo el día, en las estaciones de radio del estado se informó que el gobierno de Puebla esperaba una erupción "de grandes magnitudes".
"Aquí estamos como en la cárcel"
Es, pues, víspera de Navidad y en el albergue de la Casa de la Cultura las 96 familias que abarrotan el lugar continúan quejándose de la mala atención. El DIF municipal y estatal preparan una posada. Se anunció que habría piñatas, aguinaldos ?bolsas de frutas y dulces?, juguetes para los niños y al día siguiente una misa.
La costumbre de acostar al Niño Jesús en un pesebre aquí se va a cumplir a medias, y la atención a los refugiados es precaria. Hoy fue colocada una imagen de la Virgen de Guadalupe junto a las dos televisiones que todo el tiempo están apagadas y que la gente no se atreve a manipular por miedo a que los encargados del albergue "nos regañen".
Por la mañana, la niña Ana Laura Pérez Ríos le dijo a su mamá, Gregoria Pérez: "la leche sabe a limón". Estaba agria, con grumos, y Gregoria afirmó que ayer les dieron a beber a los niños yogurth, con fecha de caducidad del 11 de noviembre.
"Y luego aquí estamos incomunicados, no podemos ver ni las noticias porque la tele está apagada todo el día. Estamos como en la cárcel, sin poder salir", se quejó.
No fue la única. A quienes han intentado salir de este albergue para visitar a otros familiares que encontraron refugio en el centro escolar Miguel Alemán, se les ha negado el permiso de papel para poder salir.
Cenobia Tlatenco es de San Nicolás de los Ranchos. Entre sus dedos estrujaba un pañuelo de papel con el cual se secaba los ojos, porque cuando se le preguntó por sus tradiciones navideñas, lloró.
"No es igual, aunque nos den de comer aquí, a que estemos en la casa unidos. Allá comemos lo que nos socorre Dios, unos frijolitos, un pedazo de carne, si hay, porque no crea que es todos los días", expresó.
Su Niño Dios lo dejó encargado con una vecina, que se fue a vivir estos días con su familia en la colonia La Calcaña, "aquí adelantito de Cholula", pero ni ánimas que la dejen salir a buscarlo.
En los pueblos la gente cocina pozole, mixiotes, mojarras fritas para celebrar el nacimiento de Jesús, y aunque se les ha anunciado que este 24 tendrán una cena especial, nadie en el albergue quiere informar en qué consistirá.
Hoy, los militares prepararon caldo de pollo con verduras, sopa de pasta (caracoles), arroz blanco, frijoles y agua de jamaica. La fila parece interminable. A cada quien le sirven una pieza de pollo, un cucharón de arroz y de frijoles ?todo en el mismo plato de plástico? y un vaso de agua. Ah, y dos tortillas y un paquete de cuatro galletas saladas.
Juana Luna, sobrina de Cenobia Tlatenco, le hace el feo a la comida: "todo lo revuelven, así como cochinos. A veces ya no quiero comer, porque no me gusta".
Uno de los soldados que servía el "menú" dijo que sólo se cocinan raciones para 350 personas "máximo", pero hoy aquí la fila es de 412, así es que muchos se quedaron sin comer.
?Mañana en la noche ¿habrá cena para todos?
?Ya nos engañaron. Nos volverán a engañar?, señalan algunos de los pobladores.
Dicen que poco antes de la medianoche el gobernador Melquiades Morales Flores se apareció por el albergue, pero casi toda la gente estaba dormida.
Desde el 21 de diciembre de 1994, cuando comenzó la intensa actividad de Don Goyo, el gobierno del estado ?que entonces estaba a cargo del hoy flamante senador del PRI, Manuel Bartlett Díaz?, les ofreció a los campesinos que serían reubicados lejos del volcán, como parte de un proyecto de construcción de vivienda, pero nadie les cumplió.
El martes, Morales Flores anunció que ahora sí se echaría a andar ese programa, sólo que pasada la contingencia. Un grupo de hombres fue citado, por medio de un oficio, a una reunión para informarles sobre este plan gubernamental. Sin embargo, el subsecretario de Gobierno del estado, Héctor Romero Vargas, a quien Morales Flores asignó para atenderlos, nunca llegó a la cita.
?Y luego nos dicen que tengamos paciencia, que en ocho días, que no hay recursos para comprar las tierras, que no hay terrenos dónde hacer las casas, y así nos traen a vueltas, señala Alberto Santuario, quien llegó el lunes aquí desde San Mateo Ozolco.
?Nos piden paciencia, paciencia. No sé qué piensen, pero son puros engaños. Nos engañan una vez y lo vuelven a hacer?, terció su vecino, Adelaido Cota.
?Antes nos decían que éramos chismosos, puros acarreadores de gente. Pero si hoy hay algo, ¿quién va a ser el culpable??, cuestionó Santuario.
En San Mateo Ozolco cada Nochebuena hay procesiones, los niños rompen piñatas y los adultos van tronando cohetes. En la iglesia se arrulla al Niño Jesús y casi toda la comunidad amanece en las calles. Pero no mañana.
"Quisiéramos pasar en la casa nuestras tradiciones, lo que hacemos en el pueblo, pero tal vez la pasemos aquí", dijo Juana Piña Lorenzo, antes de incorporarse a la fila. Porque aquí, lo que importa ahora es no quedarse sin comer.
"Ahí están los Reyes Magos"
Esta noche en el albergue del centro escolar Miguel Alemán se rezó el rosario, hubo una pequeña procesión por las canchas de basquetbol y en el teatro al aire libre ?donde se montó una escenografía navideña? se repartieron aguinaldos a los niños.
Es la primera posada que los mayordomos de San Nicolás de los Ranchos han podido organizar, porque la emergencia les impidió iniciar el 16 de diciembre, como es costumbre. Esta noche también los mayordomos preparaban un cónclave para determinar si mañana se serviría el mole con pollo, que el principal de la Cofradía de Mayordomos tiene que ofrecer a toda la comunidad.
Por la mañana, el padrino del Niño Dios, Anastasio Alvarado Ochoa, trajo desde San Nicolás lo más que pudo de la utilería para la fiesta. "No por la contingencia se van a perder las tradiciones. Se van a seguir llevando donde estemos, con el mismo ánimo, a lo mejor no con todos los recursos, pero hay piñatas, aguinaldos y mañana a las 11 de la noche viene el arzobispo de Puebla (Rosendo Huesca y Pacheco) a dar misa", informó.
La fiesta de Santo Tomás, que se celebra cada 21 de diciembre, se aplazó para el 21 de enero próximo, porque el mayordomo no tuvo oportunidad de prepararla. "Sólo se hizo la misa y quedó el molito para enero", comentó Miguel Panuaya Cuautitla, otro de los mayodormos que se encargan de los festejos.
Sentada junto a su madre y su hermana, Cristina observó el trajín de los mayores, y señaló hacia el escenario: "Ahí están los Reyes Magos, que traen mi muñeca".
Ella estaba feliz. En la Casa de la Cultura, Cenobia Tlatenco no tiene más que resignarse a pasar una amarga Navidad: "qué tristeza nos da pasar el 24, aquí, encerrados...".