DOMINGO 24 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Iván Restrepo Ť
El cambio climático en el nuevo milenio
A pocos días de comenzar un nuevo milenio, los científicos y los centros de investigación más prestigiosos advierten, por enésima vez, sobre los peligros que los seres vivos de la tierra enfrentarán por el cambio climático. Este es provocado por la acumulación de anhídrido carbónico y otros gases denominados de "invernadero".
La mayoría de las veces, estos compuestos tienen su origen en la contaminación del aire, la deforestación y la apertura de nuevas zonas agrícolas y ganaderas. Sin que nos demos cuenta, estos factores diariamente contribuyen al incremento de esos gases, a la formación de un manto atmosférico que retiene el calor del sol y que influye en el cambio de temperatura.
Por supuesto, no faltan científicos convencidos de que el calentamiento mundial es solamente una teoría y que los aumentos de temperatura son parte de un ciclo natural al que la humanidad debe acostumbrarse, sorteando los desajustes que conlleva. Sin embargo, los estudios más confiables muestran cómo el último siglo ese aumento fue más notable que nunca y origina diversos fenómenos naturales que inciden en la vida sobre el planeta. Pero en lo que sí no existe duda es que con el incremento de la temperatura, más allá de lo esperado dentro de una evolución normal de la tierra, los casquetes polares tienden a derretirse, anegando millones de kilómetros cuadrados de tierra bajas. Se predicen también lluvias muy por encima de las previsiones tradicionales, a la par que sequías insólitas. Por su parte las plantas crecerían de manera inusual debido al mayor contenido de anhídrido carbónico en la atmósfera, mientras la población de insectos podría incrementarse explosivamente.
El consenso es que si las actividades económicas que el hombre realiza continúan generando los gases de invernadero, los efectos adversos sobre la tierra se dejarán sentir aún en áreas geográficas que por su desarrollo económico y tecnológico hoy están a salvo de grandes catástrofes naturales. No escaparían de hambrunas, sequías y aire irrespirable los países europeos, Estados Unidos y Canadá, por ejemplo.
También el acuerdo va en el sentido de que en el siglo que está por iniciarse, el factor humano será el más importante si se quieren evitar las catástrofes anunciadas. Por principio, estableciendo un nuevo estilo tecnológico que no descanse, como ahora, en la quema de combustibles fósiles, en la cultura del petróleo y sus derivados, responsable de generar casi la mitad de los gases de invernadero. Luego, con la eliminación de los clofluorocarbonos provenientes de los refrigerantes y los solventes para limpieza, y los cuales son también origen del agotamiento de la capa de ozono.
Mas un nuevo estilo tecnológico exige sociedades de consumo menos derrochadoras de recursos energéticos y gobiernos que tengan en cuenta un futuro basado en la sustentabilidad y no en lo inmediato. Y a ello se oponen los grandes intereses económicos mundiales que hoy norman la conducta a seguir en la mayor parte del planeta. Así ocurre con nuestro vecino y socio comercial, el mayor productor de los elementos que ocasionan el cambio climático y sede de las corporaciones que controlan el petróleo del mundo.
Precisamente dichas corporaciones se oponen a cambios radicales en los sistemas de producción derrochadores de energía, pues prefieren conservar sus ganancias y su influencia internacional. La mejor prueba de ello es la resistencia de Estados Unidos a firmar compromisos que eviten el cambio climático y el deterioro de la capa de ozono. Con la familia Bush de nuevo en la Casa Blanca, se vislumbra un regreso a menos voluntad política para respaldar medidas que eviten las grandes catástrofes que los científicos anuncian como inevitables, si no se varía el modelo económico imperante y las relaciones injustas en la producción y el control de la riqueza del mundo. Así las cosas, solamente la acción concertada de los grupos humanos que en diversas partes del planeta luchan contra el deterioro ambiental y social, podrá impedir lo peor en el nuevo milenio y trazar los caminos de la sustentabilidad.