Colombia Moya Ť Se puede afirmar que el espectáculo
de entretenimiento, la revista musical, el show business, descontando
por supuesto los grandes espectáculos de oriente y la antigua Roma
con sus famosas bailarinas gaditanas, nubias, enanos, come-fuegos y fakires,
con gran profusión de fieras amaestradas y salvajes en no pocas
ocasiones; marca una profunda huella en las noches inolvidables del Moulin
Rouge que tanto amara y viviera el pintor Toulouse Lautrec, con su inseparable
ajenjo a fines del siglo XIX en Francia, como el antecedente directo de
las famosas rockettes, espectáculo que una vez más se está
presentando en ésta ciudad en el Auditorio Nacional.
La fascinación o la necesidad han atraído
en múltiples ocasiones a geniales figuras de la danza "seria" de
alta cultura digamos, como Isadora Duncan, Martha Graham y Harold Kreutzberg
a participar en algún momento de su vida en el espectáculo
de revista. Graham y Kreutzberg, formaron parte de las primitivas rockettes
en los años 30, cuando Russel Marcket el hombre que proporcionara
al mundo la gloria de su espectáculo, había encontrado la
veta maravillosa que ha llenado una página formidable en las noches
bulliciosas del City Center en la ciudad de Nueva York.
La fuerza y profesionalismo de ésta línea
de trabajo escénico ha atraído desde entonces a las más
bellas y diestras muchachas para participar en esta combinación
de música, canto danza, actuación y otras mil habilidades
que ya son reconocidas a nivel mundial, y quienes ansiosas de fama y fortuna,
plegadas al estándar de genio y figura; largo de piernas y capacidad
de moverse al unísono con otras cien muchachas en una interminable
fila en la que todas parecen exactamente la misma persona sin equivocación
alguna al levantar las piernas repetidamente, tal como lo hicieran en el
siglo pasado las bailarinas de can-can capitaneadas por la célebre
Jean Arvil, inmortalizada por el propio Lautrec.
Fue Russel Marcket quien impuso estos standars para las rockettes. Precisión, belleza, disciplina y habilidades histriónicas múltiples para proporcionar a las Rockettes la fama y prestigio de calidad que las rodea.
Russel Marcket, murió rodeado de honores y gloria con sus chicas, entre las que también figuró Ginger Rogers, a los 81 años después de una fastuosa función en su honor en 1981 en el City Center, luego de pasar la estafeta de la compañía a Leon Leonidoff y Peter Genaro, para continuar con la tradición del mejor show del mundo.
Hoy, las rockettes presentan en México, desde el 8 de diciembre su gran espectáculo navideño Christmas espectacular, por cierto uno de los programas fuertes de Russel desde los inicios de las famosas bailarinas, con aquel legendario desfile de soldaditos de madera, animales de la selva vivos y toda una enorme parafernalia que promete a la familia un espectáculo asombroso, digno de la más fastuosa corte de la remota antigüedad, en el que se fundirán las raíces locales de nuestra tradición decembrina con una natividad viviente. Es interesante remarcar el deseo de fundir tradiciones y culturas en un mundo nuevo que mientras da los frutos prometidos, bien se puede gozar de un verdadero espectáculo profesional, a lo bestia, como dirían los gallegos. Hay que verlo, hasta el 7 de enero .