VIERNES 22 DE DICIEMBRE DE 2000
 
"Diciembre es para gastar, después ya veremos"
 
Josefina Quintero M. Ť En diciembre, a gastar lo que no se tiene. En Metro, pesero, taxi o automóvil particular se trasladan los capitalinos a centros comerciales, mercados sobre ruedas y cualquier otro lugar donde haya algo que comprar. En esta época no importan mucho los precios, porque hay que estrenar.

El último mes del año se caracteriza por el andar de la gente, las largas filas para entrar a las plazas comerciales y el bullicio en las calles.

En el paso comercial de Coruña, la venta de ropa es lo fuerte; "todos quieren estrenar, por eso me surto muy bien; únicamente vendo importado y sale todo", platica Leonor Muñoz, quien lleva más de 20 años como comerciante en la calle Santa Anita, de la colonia Viaducto Piedad. Admite que prefiere vender mercancía importada, porque "es de mejor calidad y más barata, por lo tanto mi ganancia es mayor". Además, asegura, "se puede disimular el aumento del precio". Así, en su puesto exhibe trajes sastre de 300 a 500 pesos y camisas desde 200 hasta 400, de seda.

Durante la temporada navideña y el fin de año, la gente desea iniciar una nueva vida, cambiar para mejorar, por ello prepara un escenario de armonía, limando ventas-centro asperezas con familiares o amigos, y para ello nada mejor que un buen regalo.

Las compras para el 24 son posibles gracias al aguinaldo y los ahorros de todo el año. Sin embargo, Martha Olguín comenta que "no sirve de mucho lo que recibes en diciembre, sólo es el empujón para endrogarte y pagar durante los 365 días que vienen, porque cuando se acaba el dinero queda el gusanito del comprador compulsivo, y entonces a usar la tarjeta de crédito". A pesar de los elevados precios de perfumes, joyas, ropa y juguetes, los habitantes de la capital se esmeran por adquirirlos, porque "para eso es diciembre".

Los comerciantes aprovechan la oportunidad. "Padrísima, se ve estupenda, la blusa azul combina con café y negro, me la llevo", comenta Carmen Villalobos, quien ya en la caja escucha la voz de una jovencita: "Son 799 pesos". Carmen, quien sólo pensó en lucir bien para la cena de Navidad que organiza su empresa, al escuchar el precio de la blusa reacciona: "Es muy cara, señorita... no, no, me la llevo", y molesta sale de la tienda diciendo: "éstos se mandan con los precios, y en las tiendas no se puede regatear". Piensa en buscar ofertas, de las pocas que hay, pero acto seguido recuerda que con "una firma" tendrá la prenda que le hará lucir el color de sus ojos, y sin tomar en cuenta la deuda que tiene, por más de 9 mil pesos, regresa, saca la tarjeta de crédito y se dipone a pagar la blusa.

Mientras más se acerca la Nochebuena, la aglomeración en los centros comerciales es más evidente. Guadalupe Hernández, quien lleva más de media hora detenida en su auto, en el cruce de Cuauhtémoc y Churubusco, por el congestionamiento vial, señala molesta: "Es por culpa de las tiendas y los ambulantes". Y es que a unos metros se encuentra el Centro Comercial Coyoacán.

También hay quienes prefieren renovar aparatos electrodomésticos, y para eso "no hay mejor sitio que Tepito, donde la fayuca se vende como pan caliente", asegura Miguel, vendedor de la zona. Explica que la mejor temporada para ellos es la de fin de año, cuando "la gente tiene dinero y no le preocupa gastar, porque ni lo piensa, incluso antes de que reciba el aguinaldo, ya sabe dónde va ir y qué va a comprar".

Agrega: "nosotros ya tenemos nuestra clientela y para consentirla le ofrecemos sistema de apartado: nos pagan una parte y en enero, cuando reciben su bono, liquidan. Entregamos los aparatos y todos contentos. Algunos clientes, desconfiados por tantos robos, que están a la orden del día, piden que los acompañemos hasta el coche, así sacamos para el chesco, o en otros casos el servicio es hasta su casa, y entonces les cobramos el gasto del flete".

La ventaja de Tepito "es que encuentras las cosas más baratas; yo iba a comprar una televisión Sony en una tienda de autoservicio y me costaba casi 3 mil pesos, en cambio aquí la encontré en mil 700", expone Jimena Castillo. Agrega que caminar durante varias horas "vale la pena, porque administras mejor el dinero".

Comenta que primero hace las compras para los festejos de Navidad, después las de Año Nuevo y por último, en enero, para la llegada de los Reyes Magos. Pasando esta fecha, concluye, " viene el azotón con la realidad: sin dinero, bien gastada y toda la bola de aumentos que en diciembre nadie notó; entonces sólo queda seguir trabajando".