Ť Los artistas cubanos, base del espectáculo
Regresa el circo Atayde al Palacio de los Deportes
Jaime Whaley Ť El circo, uno ?o quizás el único? de los espectáculos que permanecía ajeno a los embates del marketing, el término que denota la voraz explotación de lo redituable y hasta de lo que no, entrará de lleno a la época de los patrocinios a partir del jueves cuando se presente en esta ciudad el Atayde, sin duda el decano de las instituciones circenses en México.
Luego de un breve experimento hace unos cuantos meses cuando presentó su temporada de verano, con el apoyo de empresas diversas, el Atayde regresa al Palacio de los Deportes y, por el momento, abandona el vetusto recinto de la Arena México que fue su refugio por los pasados 40 inviernos.
"Estamos en un país cambiante y nunca se debe de decir no definitivamente", aclaró sobre el cambio de domicilio Alfredo Atayde, uno de los tres hermanos que en tercera generación manejan el circo que dio su primera función en Mazatlán en 1888, por lo que pronto, en cuestión de días, será una tradición que abarca ya tres siglos. "Además ?agrega?, la simetría del redondel del Palacio nos ayuda ya que tenemos una sola pista".
Pero, a pesar de tantos años, el circo sigue vigente como espectáculo ya que, explica Andrés, otro de los hermanos, existe una constante renovación que se ha visto reforzada con la contratación que se hace de cirqueros extranjeros ?los rusos, por ejemplo? y afirma que aquí, en México, hay mas circos ahora que hace dos décadas.
Para su temporada bajo el caparazón de cobre, que comienza el jueves y se extenderá hasta el 16 de enero (menos de las seis u ocho semanas de las que permanecía en el recinto de la colonia de los Doctores), el Atayde presentará 16 actos, la mayoría de los cuales estarán a cargo de artistas cubanos egresados de la prestigiosa Escuela Nacional de La Habana, una de las más famosas del mundo después de la china y la rusa.
Sus damas Coronado, malabaristas y equilibristas; Juliex, contorsionista; la Troupe Espiral, acróbatas, y Teocalix, trapecistas, integran la representación antillana que forma la parte medular del espectáculo que, en lo concerniente a humanos, también incluye a artistas rusos y ucranianos como los Evpiatiev, trapecistas voladores; argentinos como los Guillaumín, domadores; chilenos como el payaso Piolín y sus hijos, quienes al enterarse de la erupción del Popo se solidarizaron con los habitantes desplazados de los alrededores y les piden fuerza para resistir: "En Chile hemos sufrido tragedias similares, pero después brilla el Sol". Asimismo, el elenco cuenta con un trío de mexicanos: Yan Carlo Bell, volador, y y Alec García y Junior, domadores.
Por el bando de los animales, que también pasan lista de presentes, figuran los caballos, cinco tigres de Bengala, los infaltables elefantes y Nacho y Peggy, pareja de simpáticos de leones marinos, que no focas, para que no haya confusión.