MIERCOLES 20 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Se presentará con la Filarmónica de Berlín


Ramón Vargas, solista en la gala de fin de año dedicada a Verdi

Ť El tenor será dirigido los días 30 y 31 por la batuta de Abbado

Pablo Espinosa Ť El tenor mexicano Ramón Vargas participará como solista en el concierto de gala de fin de año que ofrecerá la Filarmónica de Berlín, bajo la dirección de su titular, Claudio Abbado, las últimas dos noches de este milenio (30 y 31 de diciembre) y que será televisado a nivel mundial.

El concierto estará consagrado a Giuseppe Verdi, cuyo centenario luctuoso se conmemora el 27 de enero de 2001, por lo cual prácticamente todo el primer año del siguiente siglo, que iniciará dentro de unos cuantos días, las partituras del compositor parmesano poblarán los atriles de todas las orquestas y casas de ópera del planeta.

Bajo la batuta de Abbado, Ramón Vargas cantará fragmentos de las óperas Un baile de máscaras, Rigoletto y La Traviata, todas verdianas. Vargas, por cierto, acaba de ser elegido ''El artista del año" por la renombrada publicación inglesa Opera Now.

El año Verdi ya lo había iniciado el tenor mexicano el pasado 16 de noviembre, cuando formó parte de la Gala de Apertura de los festejos verdianos en la Scala de Milán, bajo la dirección de Ricardo Muti, director artístico de esa casa de ópera y quien se sentó al piano para acompañar a Vargas en la interpretación de un aria de concierto.

Todo el año Verdi significará participación intensa e intensiva para Vargas: el 27 de enero, en la fecha central de las conmemoraciones, participará como solista en la ejecución del Requiem de Verdi, en la Basílica de San Marco, en Milán, recinto donde esa partitura fue estrenada en 1874. No menos de quince veces habrá de repetir tal interpretación durante el año 2001 Ramón Vargas, bajo la dirección de algunos de los directores actuales más importantes, entre ellos Muti, James Levine, Nikolaus Harnoncourt y Antonio Pappano, por igual en la capilla de Santa Cecilia de Roma que en el Barbican Hall de Londres, el Musikverein de Viena o el Suntory Hall de Tokio (que es, por cierto, una copia exacta de la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl, tesoro de melómanos en México).

Producción discográfica de calidad

Además del Requiem verdiano, Ramón Vargas cantará, completas (es decir, aparte de los recitales operísticos con música de Verdi en los que participará) las óperas Rigoletto, La Traviata y Don Carlo, en la Scala de Milán, la Arena de Verona y en Tokio, la Opera de Washington y la de Houston.

Al final, pero no por ello menos importante, la producción discográfica de Ramón Vargas crece como la espuma y con calidad. Tiene tres discos nuevos: uno con la versión integral de la ópera Alzira, una rareza verdiana, otro con arias de Verdi y otro más, México lindo (BMG) que seguramente será un éxito de ventas. Se trata de una colección de hermosas canciones de Lorenzo Barcelata (María Elena), José Alfredo Jiménez (Cuando sale la luna, Llegando a ti, Corazón, corazón, Retirada, Serenata huasteca), Consuelo Velázquez (Bésame mucho), Agustín Lara (Mujer, Silverio, Granada), Elpidio Ramírez (La Malagueña), María Greever (Júrame) interpretadas de manera prodigiosa.

No es un cantante de ópera trasladando sus gorgoritos o sus engolamientos al repertorio popular, como sucede con algunos discos de Plácido Domingo u otros cantantes que se dignan ''descender" a lo popular en busca de ventas. Por el contrario, la grandiosidad de estas interpretaciones recuerda la época de oro en México, cuando Lorenzo Barcelata, el Padre (José) Mojica, Emilio Tuero (El barítono de Argel), el doctor Alfonso Ortiz Tirado, Nicolás Urcelay, entre otros grandes maestros, borraron la inútil barrera que supuestamente separa lo ''culto" de lo "popular".

Gran disco, otro más, del maestro Ramón Vargas.