MIERCOLES 20 DE DICIEMBRE DE 2000

 

Ť José Steinsleger Ť

Fulgores de la impiedad

Restan días, horas y no mucho más para que 12 presos políticos argentinos empiecen a morir a consecuencia de una megahuelga de hambre que hoy cumple 107 días. Imagino entonces al presidente Fernando de la Rúa con la copa en alto, dando vivas por la salud de un gobierno que acaba de conseguir del FMI el megapréstamo que le permitirá "blindar" el hambre de los próximos años.

Imagino al presidente De la Rúa trinchando chorizos, pavos y costillares y farfullándole con la boca llena a su cuñado que la democracia no puede prestarse al chantaje de la subversión. El cuñado se llama Basilio Partiñé, socio del genocida Emilio Massera. Y el más conocido de los subversivos se llama Enrique Gorriarán Merlo, jefe del comando que atacó el cuartel militar de La Tablada el 23 de enero de 1989.

Rosario, 17 de diciembre de 1977. Tropas del ejército ocupan el domicilio de los no videntes Emilio Vega (33 años), María Esther Ravelo (23) y el hijo de ambos, Iván Alejandro, de tres años. Los soldados se llevan a los moradores y cargan en camiones con todo lo que encuentran, incluyendo el triciclo de Iván. El perro lazarillo del matrimonio ofrece tenaz resistencia y muere en combate.

Gorriarán Merlo intentó ser profeta armado pero su trayectoria de vida ha sido muy cuestionada por otros luchadores sociales. Sin embargo, la memoria de América Latina, que es la memoria de la rebelión, le tiene reservado un lugar entre los dignos. En cambio, el cuñado del presidente De la Rúa pertenece a la generación de asesinos que intentaron borrar esta memoria. Partiñé ha sido acusado de haber sido piloto de los "vuelos de la muerte", cuando a fines de los años setenta la Armada argentina arrojó una generación de jóvenes al mar.

Buenos Aires, 7 de diciembre de 1978. "Vení que te cruzo", le dice un hombre a la no vidente Mónica Brull de Guillén. Mónica responde que no pensaba cruzar. El desconocido la sube a un coche y la traslada al campo de concentración Olimpo, ubicado en un barrio de la capital. Con dos meses de embarazo, Mónica es torturada, violada y acusada de participar en un grupo de discapacitados. Su esposo Jorge, no vidente, también es torturado días después.

Los ayunantes de La Tablada han cruzado la raya del más allá de la vida. Contadas han sido las voces que condenan la indiferencia del presidente, la venalidad de los poderes públicos, los trastornos de una sociedad inmersa en el limbo existencial y el calculado silencio de quienes sienten la democracia con beneficio de inventario.

La "conciencia universal" ha enviado miles de telegramas al gobierno argentino. ƑCuánto pesa la conciencia universal en Argentina? En 1961, Ernesto Sábato publicó Sobre héroes y tumbas, novela en la que figura el Informe para ciegos. El "informe" es una tenebrosa alegoría social en la que se habla de la supuesta crueldad de los no videntes. En 1984, Sábato presidió una comisión presidencial que investigó la desaparición de personas en el periodo 1976-83 y demostró que la ceguera también puede ser moral.

A fines de septiembre, insignes glorias del olimpo cultural condenaron el terrorismo de la ETA. Y el jueves 14 de diciembre murió en un atentado el radiodifusor Pedro Alejandro, junto con siete personas más. Pedro trabajaba en Sucumbíos, provincia amazónica de Ecuador, cerca del oleducto que fue dinamitado en el marco del Plan Colombia.

Las víctimas del terrorismo no son iguales en todos lados. "Aló, aló, aquí Radio Sucumbíos"... No. No se oye. Radio Sucumbíos es una emisora comunitaria que lucha a favor de los pobres. Qué pena. Mejor tomar baños de humanismo en agua bendita y sintonizar la tele de España, que al menos garantiza la difusión de la "conciencia universal" a través del poder mediático global.

De los insignes firmantes contra la ETA, José Saramago fue el único que viajó hasta Buenos Aires para llevar solidaridad a los ayunantes de La Tablada. Pero allí, los reflectores del poder mediático trabajaron "a media luz". Saramago es autor de Ensayo sobre la ceguera (1996).

El tiempo de los ayunantes se agotó. Así es que cuando sobrevenga el desenlace del drama, los demagogos que en la "democracia sin adjetivos" creen encontrar reservorios de conciencia y pasión por la libertad, sufrirán una derrota de vastos alcances.

Por sobre sus errores, estos hombres que eligieron convertirse en larvas de hombres, denuncian el hambre espiritual de los hombres. De todos los hombres. Por sobre sus errores, estos hombres nos han dicho que en la vida hay momentos en que conviene no hablar tanto de amor, de justicia y de otras confusas, etéreas y abstractas nociones que aligeran la conciencia y desgarran las vestiduras del género humano. Feliz Navidad.