MIERCOLES 20 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť El Presidente visita la Secretaría del Trabajo para arengar a burócratas


Da Fox esperanza de solución a empleados azucareros

Roberto Garduño y Fabiola Martínez Ť Cuando el presidente Vicente Fox llegó ayer a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) para reunirse con los servidores públicos de esa dependencia, se encontró con decenas de trabajadores azucareros, cuyo movimiento de huelga fue declarado inexistente por el gobierno de Ernesto Zedillo en el último minuto de su gestión. Antes de ingresar al auditorio de la dependencia, el mandatario fue requerido a gritos por los azucareros y aceptó dialogar sobre su conflicto laboral.

"šPaguen la deuda, paguen la deuda, paguen la deuda!... šHoy, hoy, hoy!", gritaban a Fox hombres jóvenes y ancianos, empleados de los ingenios más importantes del país.

Y es que a 22 días de haber iniciado una huelga por revisión salarial y violaciones al contrato colectivo, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Azucarera y Alcoholera recibió el fallo de la autoridad laboral que declaró la inexistencia legal del movimiento.

Tras ese fallo, representantes de los 48 mil trabajadores de ese sector continúan asistiendo diariamente a la STPS para alcanzar un acuerdo salarial, uno más respecto al esquema de jubilaciones y para evitar se vulnere el contrato ley de esta industria. Y en casa de las autoridades laborales que ayer recibieron a Vicente Fox, los trabajadores reclamaron al mandatario el retraso y "las largas" que los servidores públicos y los dueños de los ingenios les dan para firmar un convenio que ponga fin al conflicto.

Ayer, en el área de conciliadores de la STPS, el Presidente escuchó una gritería justo cuando se dirigía al auditorio. Frenó y regresó al lugar en que se encontraban los azucareros que eran contenidos por una valla del Estado Mayor Presidencial para impedir se acercaran al lugar del acto. Aun así Vicente Fox los escuchó.

Un azucarero retirado le dijo: "Tenemos a 11 mil familias esperando el alimento; son más de 15 quincenas que no llegan a nuestras mujeres porque los industriales no han entregado el dinero para que las familias de los trabajadores ya jubilados reciban ese beneficio. šSeñor, pago a la deuda! Somos 40 mil trabajadores, por favor, ayúdenos".

Fox respondió: "Nosotros tenemos voluntad para encontrar soluciones".

Aquellas simples frases dieron consuelo y esperanza a los inconformes, quienes terminaron por aplaudir y gritar vivas y el cliché foxista: "šYa, ya, ya!".

El mandatario llegaba de una comida con los representantes de los sectores obrero y empresarial, quienes acudieron con sus cónyuges al edificio principal de la dependencia y fueron agasajados con crema de cilantro, camarones atados y flan napolitano. Allí departieron líderes del Congreso del Trabajo -excepto su presidente, Leonardo Rodríguez Alcaine, quien viajó a Chilpancingo para participar como padrino en una boda- y de la Unión Nacional de Trabajadores.

Ante los servidores públicos de la STPS, Fox pidió un compromiso de transformación: "Queremos ser un gobierno de calidad; queremos ser un gobierno que cueste menos y que haga más, queremos ser un gobierno honesto y transparente, queremos que cada persona que participa en este gobierno sea de calidad, de honorabilidad y de transparencia".

El acto fue breve pero suficiente para decirles: "Tenemos que terminar con esa imagen, a veces real, a veces distorsionada, de la corrupción dentro del gobierno. Somos un ejemplo, la ciudadanía nos observa y espera mucho de nosotros".

La alocución también redundó en el compromiso gubernamental de proveer entrenamiento, capacitación y desarrollo a los trabajadores al servicio del Estado, "necesitamos entonces trabajar en equipo para hacer crecer la economía, para hacer crecer la riqueza del país, hacer crecer el tamaño del pastel, pero asegurarnos que a todo mundo le toque su rebanada, con base en su esfuerzo (...). Me pongo a sus órdenes. Tómense la libertad de llamarme cuando tengan algún problema".

Así, se comprometió a garantizar la estabilidad en el empleo de los servidores públicos porque nadie va a perder su empleo. También de su parte se comprometió a responder a los retos por venir.

Carlos Abascal, secretario del Trabajo, los llamó a recuperar el legítimo orgullo de ser servidores públicos, "el ser humano que no vive para servir, no sirve para vivir".

Fox fue despedido por sus anfitriones entre aplausos y saludos de mano. Así abandonó la dependencia. Pero los azucareros demandaron, ante Abascal, una solución: š"Abascal, queremos solución... En nombre de Dios, queremos solución!".