MARTES 19 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Chucho Valdés y su cuarteto encabezaron gran jam session

La timba desplazó al jazz al final de festival en Cuba

Ť NG La Banda regaló gloriosa versión de España, de Chick Corea

Ernesto Márquez 


ESPECIAL

La Habana, Cuba, 18 de diciembre. Con enorme jam session en el que participaron el maestro Chucho Valdés y su cuarteto, el conguero Tata Güines, los puertorriqueños Dave Valentin y Giovanni Hidalgo, el pianista panameño Danilo Pérez y los estadunidenses Ronnie Mathews y Nicholas Payton, comenzó la última jornada del Festival Internacional de Jazz Plaza 2000 que en altas horas de la madrugada del lunes viera su fin con la timba más caliente de Cuba, la que hace NG La Banda ¡La que manda!

Minutos antes de iniciar, en las dos puertas que dan ingreso al Teatro Amadeo Roldán la gente se arremolinaba luchando por entrar. La rigurosa inspección de las invitaciones por parte del personal de seguridad provocó que muchos llegáramos ya comenzadas las acciones. Chucho se encontraba ante el piano, como siempre, desbordando su fantasía, convocando al gozo auditivo. Una señal de su parte y entra al quite Danilo Pérez bajo una salva de aplausos. La noche empezaba bien.

Jazz sin etiquetas
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El joven maestro hizo, en su breve participación, un jazz sin etiquetas, apabullante, colorista y repleto de esa belleza que corta la respiración. Danilo tiene un estilo, como lo explicaba en entrevista, que parte de la tradición bepopera pero vestida o revestida con una mentalidad latina, "no chabacana sino estética". Y así lo hizo notar en sus desarrollos.

Tras la fuerza del empujón de Pérez vino Nicholas Payton (uno no se cansa de escuchar a este negrazo), una de las grandes figuras que eleva el prestigio del festival. Se trata de quien posiblemente haya establecido con mayor rigor en la pasada década la única continuidad con la herencia de Louis Armstrong. La mejor demostración de ello fue la interpretación del tema She's funny that way y I got a right to sing to blues, dos registros que lo colocan como uno de las aristas de esa santa trinidad de la trompeta jazzística que completan Winton Marsalis y Terence Blanchard.

Con Chucho Valdés como motor y organizador, la noche se perfilaba hacia las rutas afrolatinas contagiando incluso a don Ronnie quien se aventó su tumbaito a cuatro manos con el director de Irakere para luego darle paso a Tata Güines y Giovanni Hidalgo, dos congueros dealcurnia que de inmediato se enfrascaron en un duelo del que fue difícil saber de cual cuero salieron más correas rítmicas.

Dave Valentín los observaba sentado en el suelo esperando turno que de inmediato le fuecedido por el jefe Valdés para que se luciera.

Pero ¿qué fue lo que hizo el flautista? Empezó por repasar su harem de flautas, pitos y ocarinas al tiempo de emitir sonidos guturales y gritos salvajes, algo que gusta mucho de hacer en sus conciertos, que si bien tenían muy divertidos a los asistentes, no fue de utilidad para su labor de esta noche. Así, el de Mayagüez perdió la brújula y sólo la vino a encontrar en el jam que se diera más tarde en el Salón Internacional del Hotel Riviera.

Este jam pluriétnico y cojonudo terminó cuando Chucho, mirando el reloj, exclamó un ¡coño! de asombro por el tiempo transcurrido ya que le habían robado minutos a la actuación de los All Star New Orleans.

La banda, que encabeza el saxofonista Wendell Brunious, fue presentada como un team de tradicionalistas cultores del jazz más correcto.

Y sí, la manera de abordar la música sincopada por estos alegres muchachos contiene estilos de antaño aunque muchos de ellos, como el encargado de la bataca, esgrimen cierto eclecticismo modal que se aleja un poco de la tradición.

En ese team se encontraba un joven trompetista Donald Hamson, de apenas 18 años de edad, que es toda una maravilla. El, al igual que Nicholas Payton, proviene de la gran escuela Armstrong. "He tratado de seguir sus ejemplo, es una gran influencia para mí", nos dijo después de haber soplado como eolo la de tres pistones.

Chucho, ciudadano distinguido de Nueva Orleans

Esa misma noche, Ariana May, en representación del alcalde de Nueva Orleans, Marc Noria, le había entregado a Chucho Valdés un pergamino que le acreditaba como Ciudadano Distinguido de Nueva Orleans.

Ariana, una escultural mujer de casi dos metros de altura, es además la directora de la Fundación Cuba Nola (Nola es el nombre que antiguamente se le daba a Nueva Orleans). Una organización, según nos dijo, dedicada a estrechar más los lazos culturales entre Cuba y Nueva Orleans. "Dos entidades con un mismo origen (Africa) y un mismo fin (el bienestar humano).

"Siendo la cuna del son y Nueva Orleans, la cuna del jazz, tenemos interés en reconstruir esa historia común", aseguró May. "Estamos tratando de hacer una reconstrucción de la ruta de la música cubana hacia Nueva Orleans y la de esta ciudad hacia Cuba. De ahí que para nosotros es importante este encuentro y el intercambio de visitas de nuestros músicos para establecer contactos, interactuar entre sí y de provocar un desarrollo de formas combinadas entre una y otra experiencia".

Timba o jazz

El cerrojazo al Jazz Plaza se daba a todo jam en sitios como La Zorra y el Cuervo, Jazz Café, Salón Elegante y Salón Internacional con profusiones de descargas y presentaciones estelares, así como sorprendentes. Jazz y sólo jazz. Aunque el reverso de la moneda se descubrirá en Casa de la Cultura Plaza en donde naciera esta fabulosa idea y en donde paradójicamente no se estaba escuchando la música que le motivó el nombre a tal encuentro.

Allí señores, lo que estaba sonando era la timba más cabrona del mundo.

El barullo había comenzado con el grupo Bamboleo, uno de los colectivos más jóvenes (apenas cinco años de integrado) y más pegado entre la gente bailadora que con su timba-jazz-house tenían en ebullición el local de Ocho y Calzada con temas como ese de No se parece a nadie, que el personal coreaba a grito pelíon.

Lázaro Valdés, el director de la banda, nos dijo que en un inicio tocaban afrojazz, pero que dejaron de hacerlo un poco ya que a su público le gusta más escucharlo en la corriente danzaria. Y sí, ahí estaba la muestra con esas mulatas y mulatos perlados en sudor y a punto del infarto.

NG La Banda

Tras la brillante actuación de Bamboleo vino NG La Banda, que de entrada hizo una gloriosa versión de España, de Chick Corea, que eperplipendejo a muchos, debido al enorme dominio instrumental y virtuosismo mostrado por Feliciano Araujo, en el bajo; Miguel de Armas, en los teclados; Emilio Morales, en el piano, y el dueto de los caballitos, José Luis Cortés El Tosco, en la flauta

De ahí a las tres y media de la mañana lo que se escuchó fueron todas las variantes de la timba: hot-timba. Hard-timba, heavy-timba y espiritual-timba.

Así concluyó el 119 Festival Internacional de Jazz Plaza con un gran desmadre danzario y la fuerza de la timba, desplazando al jazz.

Mañana será tiempo de conclusiones. Por lo pronto, hoy, iremos al santuario de San Lázaro (Babalú Ayé), el patrono de los jodidos. Se lo prometimos de llegar ilesos al final de estas jornadas. ¡Salud y Aché!