MARTES 19 DE DICIEMBRE DE 2000

 


Ť Marcos Roitman Rosenmann Ť

Cambios de gobierno y proyectos políticos

Tras unas elecciones presidenciales surge la incertidumbre acerca de quienes serán los futuros ministros. La configuración del gabinete es una parte importante desde la cual se pueden examinar las estrategias y orientaciones políticas que guiarán las posteriores acciones de Estado.

Si, además, dichas elecciones son consideradas principio de cambio y alternancia del poder, el gabinete entrante debe reunir tres condiciones: i)mostrar un talante negociador y de diálogo para fortalecer la confianza de quienes votaron cambio; ii) ser capaz de disminuir el rechazo y neutralizar las voces discrepantes cuyo discurso es crítico, y, iii) atraerse a los escépticos e incrédulos. No es tarea fácil.

La dificultad no consiste solamente en encontrar las personas apropiadas. En muchos casos las resistencias provienen de los sectores que han apoyado al candidato triunfante. Un gerente no es el presidente del consejo de administración. Por el contrario, es un empleado de confianza sobre el cual recae la responsabilidad de llevar a cabo los planes de la empresa. Si no cumple puede ser despedido. Su equipo está sometido al mismo proceso de evaluación. Es una cadena en la escala de mando.

Hay circunstancias históricas en las que los procesos electorales se convierten en puntos de inflexión política en la vida de un país. Por ejemplo, un largo periodo de un mismo partido en el ejercicio del poder puede crear resentimientos y frustración en intelectuales y políticos al considerar que el poder no valora suficientemente sus méritos para formar parte del grupo de elegidos, siempre según los interesados, claro está. Estos, al no sentirse suficientemente valorados, emprenden una tarea de descrédito y rechazo a la totalidad del sistema. Todo está mal. Cuando ello sucede, el recambio toma tintes de revancha. Un quítate tú para ponerme yo.

Cuando este fin se apropia del cambio, la lucha por la designación en altos cargos de la administración pública responde a consideraciones alejadas de los objetivos inicialmente propuestos en campañas y discursos. Los nombres de ministros, subsecretarios y demás funcionarios de designación directa comparten dicha filosofía. Tratan de mostrar su capacidad para ejercer el poder desde el despecho, no desde la creatividad.

Tener un gobierno formado por frustrados y resentidos políticos puede ser muy peligroso. El revanchismo puede nublar la vista y pasar a ocupar un lugar destacado a la hora de tomar decisiones. Muchas han sido las ocasiones en las cuales este acontecimiento ha tenido lugar. No haré alusión a los momentos de ruptura provocados por golpes de Estado. En éstos, la represión, la tortura, la muerte y el exilio son una constante.

En España, por citar un caso, el cambio político de los años setenta encontró una gran parte de la oposición que no había participado en la administración y los gobiernos del franquismo. Más bien fue torturada, reprimida, encarcelada o exiliada. De tal manera que el triunfo del PSOE en 1982 se construyó como un proyecto de cambio. Salvo excepciones, todos sus gobiernos estaban integrados por dirigentes y tecnócratas surgidos en los años setenta. Su éxito electoral se identificó con el triunfo de inexpertos. Sin embargo, en 1996 y en 2000 el Partido Popular gana las elecciones. Su forma de ejercicio del poder estará fundamentado en un sentimiento de frustración y despecho. Avasallados, según ellos, por la aprisionadora socialista han dedicado gran parte de sus dos administraciones a culpabilizar de todos los males del país al PSOE, a sus gobiernos y a sus dirigentes.

Muchos "ex" militan en sus filas. Ex comunistas, ex socialistas, ex socialdemócratas, ex franquistas, ex independientes, ex progresistas. Todos ellos comparten un perfil común: fueron rechazados como miembros válidos para formar parte de los elegidos del PSOE. Sin embargo, sí pertenecen a la nomenclatura de la transición. Se consideran parte de la nueva España y por ello no aceptan el trato que les brindó el PSOE cuando éstos ofrecieron sus servicios. Ahora, sin ningún problema, reparten prebendas entre quienes se acercan a sus faldas. La corrupción se mantiene. Las mismas actitudes y los mismos comportamientos. Alternancia no es alternativa, más aun si sus más destacados miembros comparten la filosofía de ser frustrados cuando no resentidos. La frase de José María Aznar: "Vayase señor González", en referencia a Felipe González, quedó en la historia. Los compromisos de cambio sólo en sus discursos. Más desempleo real, precariedad laboral, aumento de la pobreza, disminución de las prestaciones sociales y más privatizaciones.

Las lecciones para América Latina son importantes. No confundamos argumentos en los cuales el principio que une a opositores es el resentimiento y la frustración. Dirigentes políticos, intelectuales y consumidores con estas características son abanderados de la degradación y corrupción humana. Su existencia está unida a una visión empresarial y tecnocrática de lo político. En ello no hay diferencias entre Gran Bretaña, España o México.