LUNES 18 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť De 4 millones de unidades de producción, sólo 10% obtiene crédito: AMUCSS


Sin servicios financieros, seis millones de familias rurales

Angélica Enciso L. Ť Alrededor de seis millones de familias residen en comunidades donde no existen servicios financieros, por lo que enfrentan problemas para la obtención de subsidios y remesas. Deben caminar largas horas para realizar el cambio de 10.5 millones de pagos de Progresa y cerca de 32 millones de cheques de Procampo.

Hay 190 mil localidades dispersas con menos de 5 mil habitantes que carecen de servicios financieros, ya sea para el cambio de pagos de subsidios, remesas, ahorro, o para la obtención de crédito.

La desatención que en este sentido existe hacia el medio rural se refleja en que hay casi 4 millones de unidades de producción rurales o microempresas agrícolas, ganaderas y forestales que realizan actividades que requieren financiamiento, pero tan sólo 10 por ciento obtiene algún tipo de crédito, indica la Propuesta para construir un sistema financiero al servicio del desarrollo rural de la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (AMUCSS).

Además, los migrantes generalmente envían dinero a sus comunidades donde a las familias no les resulta fácil canjear el dinero. Tan sólo en seis años, mediante 93 millones de remesas ingresaron a México 28 mil millones de dólares, detalla el documento.

Para disponer de los subsidios gubernamentales como Procampo, del cual en seis años se canalizaron 32 millones de cheques, también se presentan problemas y en muchas ocasiones los productores ceden a empresas de fertilizantes o semillas el cheque a cambio de insumos. "La inexistencia de sistemas bancarios de transferencia de dinero provoca manipulación política, tratos desventajosos (mercados secundarios de servicios) para los productores y altos costos de transacción en las entregas", precisa el documento.

Las necesidades rurales financieras son cotidianas y no son atendidas. En las comunidades son necesarios mecanismos bancarios para acceder a los pagos de Progresa, subsidio del cual las familias han obtenido cerca de 11 mil millones de pesos, y del que se realizan al menos 10.5 millones de pagos anuales. Sumado a ello, al menos 40 por ciento de los 20 millones anuales de pequeños envíos de dólares en remesas van dirigidos al medio rural.

Tradicionalmente los servicios financieros rurales se han orientado al crédito agrícola. Sin embargo, la actual oferta basada en el crédito agropecuario, con paquetes tecnológicos, es de alto riesgo tanto para las instituciones como para los prestadores, agrega AMUCSS.

Por ejemplo, indica, la ausencia de formas eficientes de crédito prendario y de crédito a la comercialización con la desaparición de Conasupo no ha permitido a los pequeños y medianos productores de maíz o frijol consolidarse como agentes nacionales en el mercado de granos, ni articular una alternativa eficaz frente a las empresas transnacionales favorecidas con las políticas de importaciones y que cuentan con recursos suficientes para entrar con fuerza a controlar el mercado nacional de granos básicos.

Advierte que aun cuando en los últimos 20 años se dieron cambios profundos en los modelos de financiamiento rural del mundo, México se ha mantenido al margen. Esos cambios se han caracterizado en gran parte por el abandono de los modelos estatistas de intervención para promover soluciones basados en formas y grados diversos de mercado.

Bajo los efectos del ajuste estructural y la reducción de ingresos para los gobiernos, las bancas de desarrollo agrícolas desaparecieron o fueron reducidas a su mínima expresión con la liberación de mercados financieros, y emergieron nuevas fórmulas de intervención privada, comercial, semipública o de mercado.

En el fondo de los cambios está el reconocimiento al fracaso de los modelos tradicionales de crédito agrícola basado en el subsidio a tasas de interés y énfasis en el crédito y no en el ahorro, por su alto costo para los países, y sobre todo se adaptaron a las características de la sociedad.

Los nuevos modelos han enfatizado la diversidad de actividad a financiar, pasando del concepto de crédito agrícola al de crédito rural; la medición del desempeño basado en alcanzar la sustentabilidad institucional; el grado de cobertura a la población rural y la opción por reorientar los subsidios tradicionales hacia aspectos más perennes como creación de una amplia infraestructura institucional, innovaciones financieras y un ambiente favorable a las finanzas rurales.

Nuevas iniciativas de financiamiento

Entre las iniciativas que emergieron está el microcrédito y las microfinanzas. El primero enfatiza el acceso a pequeños créditos vinculados al autoempleo para los estratos más desfavorecidos de la población. Existen más de 10 mil iniciativas en el mundo enfocadas a acercar el crédito a los pobres urbanos y rurales, y la mayor parte de los avance se sitúan en los medios urbanos y semiurbanos, ya que el rural todavía es el más desfavorecido.

Para la economía familiar el microcrédito es una alternativa, pero es una solución reducida para la diversidad de necesidades financieras de los pobres rurales. A pesar de la importancia de las microfinanzas, sus límites aparecen cuando se aprecian las diferentes necesidades de la economía y de los actores rurales para inversiones de crecimiento sectorial con impacto en la elevación del ingreso.

Un nuevo enfoque de microfinanzas enfatiza el acceso de la población a servicios financieros diversos, entre ellos, el ahorro y los seguros. La organización propone que para atender el medio rural se requiere la transformación de Banrural en un organismo semipúblico que con sus 250 sucursales, 13 bancos regionales y un banco nacional sea privatizado a favor de pequeños y medianos productores rurales, para que en un plazo de diez años logre su autonomía.

Plantea además que se construya una red de pequeños bancos rurales que estén integrados a bancos regiones, y estos a su vez al nacional, los cuales ofrecerán crédito agrícola, rural, depósitos de ahorro, transferencias de remesas, medios de pago, cambio de cheques, entre otros servicios.