Ť Estudio de investigadora de la Universidad Obrera
Trabajadores mexicanos: entre los más productivos y los peor pagados
Ť Durante el salinato aumentaron productividad y remuneración Ť Con Zedillo creció aún más la primera; el salario se desplomó
Carolina Gómez Mena Ť Pese a que los trabajadores mexicanos son actualmente de los más productivos del mundo, la adopción del modelo neoliberal ha generado que no haya reconocimiento monetario a este esfuerzo, pues en los últimos años la mano de obra nacional se ha convertido en una de las peor remuneradas a nivel internacional, establece Laura Juárez Sánchez, economista de la Universidad Obrera de México (UOM) en su investigación Los trabajadores de México ante la globalización económica.
La especialista expone que durante el gobierno de Ernesto Zedillo se agudizó la tendencia mencionada. Al hacer un comparativo entre las dos últimos administraciones federales, Juárez Sánchez manifiesta que durante la gestión de Carlos Salinas de Gortari, 86 por ciento de las ramas manufactureras experimentaron incremento de la productividad, e igual comportamiento se dio en el incremento de la remuneración, ya que 85 por ciento de ellas lo experimentaron.
En
cambio, en el sexenio que acaba de concluir, mientras 83 por ciento de
las ramas aumentaron su producción, en 78 por ciento de ellas se
perdió el poder adquisitivo de las remuneraciones. Es decir, en
el periodo de Salinas aumentaron la productividad y los salarios, y en
el de Zedillo, aunque aumentó la productividad, las percepciones
sufrieron grave deterioro.
Esto se debió --destaca Juárez-- a que en la última administración se impusieron topes salariales más severos a los trabajadores a causa de la sobrevaluación cambiaria, --la que encareció los salarios a los inversionistas extranjeros-- y a que hubo un uso más intensivo de la mano de obra.
Para demostrar el comportamiento inverso entre la productividad y los salarios en el sexenio zedillista, la experta describe la situación entre ambos elementos en las 10 ramas más productivas. Entre ellas destacan la de cemento hidráulico, que experimentó un aumento de 50.17 por ciento en productividad, y en oposición, el salario se desplomó en 42.18 por ciento; la del azúcar, con 48.12 y -19.34, y las industrias básicas de hierro y acero con 37.11 por ciento de aumento de productividad y -12.38 de merma en el salario, entre otras.
A lo anterior --opina la investigadora-- hoy se suma la llegada de Carlos Abascal, ex presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) a la titularidad de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), lo que además de ser "una ofensa" para los trabajadores, hace aún "más desolador" el escenario, pues este funcionario "convertirá en legales las ilegales condiciones de trabajo imperante en el país".
Luego de estimar que es muy riesgoso para la planta trabajadora nacional que ahora sean "justamente los empresarios quienes directamente, sin la intervención de la burocracia política, gobiernen y dicten la política laboral", Juárez Sánchez indica que otro hecho interesante es que al equiparar el crecimiento de la productividad entre Estados Unidos y México se evidencia que la capacidad de producción crece más rápido en este último, ya que mientras en la Unión Americana el aumento es de 38.7, en nuestro país es de 43.36.
Respecto al valor unitario de la mano de obra en la industria manufacturera entre estos dos países, durante los últimos siete años su costo decreció sólo 2.61 por ciento, contrariamente en el caso mexicano, este disminuyó 32.79 por ciento.
En cuanto al costo del trabajo manufacturero, durante las últimas dos décadas México también ha escalado posiciones a nivel mundial, pero no porque éste se haya incrementado, sino por lo contrario. A finales de los noventa, en la lista de las 29 naciones que peor pagan a sus trabajadores, nuestro país ocupó el lugar 28.
En 1980, la situación era diferente, pues el costo más bajo del trabajo manufacturero medido en dólares la hora se localizaba en los países del sudeste asiático: Hong Kong, con 1.51 dólares; Singapur, 1.49; Taiwán 1.0 y Corea, 0.96. En esos años la mano de obra mexicana se cotizaba por arriba de la asiática, con 2.21 dólares la hora.
Para 1997, los mencionados países asiáticos casi cuadruplicaban y quintuplicaban el pago que recibía un mexicano por cada hora de trabajo: En Hong Kong, los trabajadores obtenían 5.42 dólares; en Singapur, 8.24; en Taiwán, 5.89 y en Corea, 7.22.
Por otra parte, qué decir del comparativo con los países desarrollados. Para 1980, el salario de la fuerza de trabajo alemana, belga y suiza era seis veces superior a la nacional y la de Estados Unidos y Francia lo cuadruplicaba.
Para fines de los noventa, la diferencia en las percepciones se había incrementado en casi 300 por ciento. De tal manera, el salario de los trabajadores alemanes era 16 veces mayor que el mexicano; el de los noruegos 14 veces; el de los suizos 13 y el de los estadunidenses y franceses 10 veces.
En el documento también se destaca que la depreciación de la mano de obra mexicana incluso es admitida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que opina que la clase trabajadora nacional "no está en posibilidades de soportar más contracciones salariales debido a que su poder de compra ha llegado a su más mínima expresión".
Laura Juárez refiere que la precarización del empleo en México adopta características más graves debido a que los sindicatos son más débiles, porque la gran mayoría están corporativizados y tienen menor capacidad de negociación.
Ante esto, la economista señala que los trabajadores nacionales tienen la "responsabilidad de detener las agresiones de las políticas económicas neoliberales", así como recuperar lo perdido y "avanzar en un proyecto de nación que ponga como en el centro de sus objetivos una visión de economía moral para la población".