LUNES 18 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť El artista plástico Pablo Amor exhibe su obra en la galería Itatti
Coloratura, voz de las texturas y los matices
Mónica Mateos Ť En el silencio nace el sonido, y para el pintor Pablo Amor (DF, 1961) la coloratura de sus cuadros, a la manera de las voces de las sopranos. Así explica el creador el carácter de su reciente obra, que exhibe desde el pasado jueves en la galería Itatti.
Luego de una estancia de siete años en París, el artista regresa a su país natal para encontrarse con texturas y matices únicos en Méxicos: "cargados de musicalidad, de vida; la pintura es un acto silencioso, por ello, lo que grita en cada una de mis pinturas son los colores, el manejo de la luz y la forma".
El crítico de arte Santiago Espinosa de los Monteros señala en el catálogo de la muestra que en el caso de la pintura de Amor, el acto pictórico "se ha convertido en un escenario de códigos muy personales, que el autor comparte con quienes ponen sus ojos en esa especie de iconografía oculta, llena de símbolos que a punto de ser descubiertos desaparecen y mutan para dejar de ser ellos y pasar a formar parte de la nueva experiencia visual de quien los está mirando". Bajo ese sino aparece la silueta de un gato volador, entre destellos magentas y rojos, o la voz que madura, musgosa, que recuerda las tonalidades del canto lírico del poeta Xavier Villaurrutia, o el hombre X en un azul que escandaliza la pupila.
Entre la "sonora" algarabía de colores de la obra de Amor, se percibe "un engaño visual" debido a la forma en la que el pintor maneja la textura en sus lienzos. Las arenillas pigmentadas, de manera casi imperceptible, esparcidas en todo el cuadro, invitan al espectador a acercarse para descubrirlas.
Ello hace que la obra "sea muy fuerte, muy sensual, muy cachonda, como decimos los pintores, porque tiene esa connotación de que la textura no está aplicada exageradamente sobre la tela. Busqué la sensualidad para invitar al espectador a penetrar a los cuadros con campos de color generosos y texturas tenues." En este sentido, Pablo Amor dice que para un creador existen dos opciones: pintar y dejar al espectador fuera de ese mundo particular, incluso agrediendo a quien mira y, sin hacer necesariamente pinturas "agradables", crear obras sensuales que reflejen que "hasta el sufrimiento se puede experimentar con cierto gozo."
Egresado de la Academia Nacional de San Carlos, alumno de Gilberto Aceves Navarro, el sobrino de una de las más importantes promotoras de arte en los años cincuenta, Inés Amor -fundadora de la Galería de Arte Mexicano-, recuerda que el arte siempre ha estado presente en su vida. No obstante, incursionar en este campo, de manera profesional, no le fue fácil; requirió muchos años de disciplina (lleva 28 dedicándose a la pintura) "y un profundo respeto y cariño por el oficio".
La fascinación de Amor por la sensualidad de esta técnica lo ha llevado a fabricar sus propios colores. En su estudio abundan los botes llenos de polvos de un sinnúmero de tonos e intensidades.
Una de las grandes inquietudes de Amor es incursionar en la escultura; "el proceso de estar manejando texturas y ésta búsqueda de la sensualidad de los materiales me ha llevado a indagar en la tridimensionalidad''.
El pintor se encuentra actualmente trabajando en el mural Faro de amor, para un corporativo empresarial, su primera experiencia en formato grande en el cual la luz de colores que sale del faro es señal de un mundo donde "se ve la vida con alegría, con mucho amor, aunque suene redundante.
(Coloratura, de Pablo Amor, se exhibe en la galería Itatti, ubicada en el Centro Corporativo Arcos Bosques, Paseo de Tamarindos 400, local 12, Bosques de las Lomas.)