LUNES 18 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Rajchenberg y Fazio editaron un libro sobre el conflicto
El CGH, primera generación de los hijos del neoliberalismo
Ť El movimiento no fue contra las cuotas, sino por el desencanto
Ť La huelga fue respuesta a un sistema que margina, señalan
Yanireth Israde Ť "Seudoestudiantes" fue la palabra predilecta, aunque también se utilizaron otros términos: "amantes de la violencia", "irresponsables"o "desestabilizadores". Esos términos difundieron los medios masivos de comunicación para crear una imagen distorsionada de los huelguistas, para satanizarlos, y esa "es la parte de la historia que conoce la mayoría de los mexicanos" acerca del conflicto en la universidad que se prolongó por casi un año y finalizó con la incursión de la PFP en febrero de este año, lamentan Enrique Rajchenberg y Carlos Fazio, autores del libro UNAM. Presente y Ƒfuturo?, editado por Plaza & Janés.
El volumen recoge testimonios de las y los jóvenes involucrados en la huelga que finalizó en febrero de este año, cuyas voces no llegaron a las pantallas de televisión, las bocinas de la radio o las planas de los periódicos. Incluye además artículos de once especialistas quienes, a partir del movimiento estudiantil, analizan la situación de la universidad, el sistema educativo y el país.
Los "seudoestudiantes" son, en realidad, jóvenes de carne y hueso que han padecido las crisis recurrentes de México. Aun más: ellos son -señalan los coordinadores- "la primera generación de los hijos del neoliberalismo".
El hastío
En los orígenes de la huelga que estalló el 20 de abril de 1999 está algo más que la indignación por el incremento de cuotas: "hay un desencanto, un hastío hacia las formas tradicionales de hacer política en México y la aspiración de un cambio democrático", explica el periodista Carlos Fazio, y agrega: "El movimiento encabezado por el CGH fue ''un šya basta!'' del México urbano, como el de los indígenas zapatistas en Chiapas, hace seis años.
Fue, sigue Fazio, "la respuesta de los jóvenes a una civilización del caos que los margina y los condena al fracaso". También un rechazo al verticalismo en la universidad.
''Los estudiantes manifiestan que no puede haber enseñanza pública, gratuita y democrática en una institución controlada por mafias como la de José Sarukhán en el campo de las ciencias, o el clan de los abogados, con Jorge Carpizo a la cabeza, y qué decir de la Fundación UNAM, que fue presidida nada menos que por šOscar Espinosa!, uno de los máximos mafiosos del sistema priísta. Es contra de ese estado de cosas que se levantan los estudiantes y también contra el proyecto de universidad-empresa, impulsado por Francisco Barnés y Ernesto Zedillo."
El sociólogo Enrique Rajchenber cuestiona: ''ƑPor qué la educación es un tema tan sensible?; porque representa la posibilidad de vivir dignamente. No se trata sólo de acceder al reino de las mercancías, sino de vivir con algo invaluable: la dignidad".
Y los seudointelectuales les decían a los muchachos que no sabían ni hablar, interviene Fazio. "Eso fue criminal. Ellos, los académicos, los estudiosos, los sociólogos y los politólogos, se quedaron sin categorías de análisis, y no pudieron explicar el fenómeno, tal vez porque les afectaba sus bolsillos, pues muchos viven del presupuesto de la UNAM. Lo increíble es que son los mismos que desde hace diez años decían que en México hay una crisis en la política y los políticos".
Los huelguistas pudieron cometer errores, y lo hicieron. Tal vez no sabían hacía dónde dirigirse, pero sí sabían, en cambio, qué senderos ya no querían caminar, qué no permitir, y qué no reproducir, completa Fazio.
"Por ello instauran métodos de horizontalidad y rotatividad, con liderazgos colectivos y no individuales, con la idea de tomar en cuenta a la gente para que ella mandatara y los dirigentes, entonces, mandaran obedeciendo, como dicen los zapatistas"
La huelga -comenta Rajchenberg- anuncia las formas de hacer política en el México de las siguientes décadas. "Por eso decimos que esta es primera huelga del siglo XXI", concluye Fazio.