LUNES 18 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť No se reportaron daños; sólo el susto


Cortocircuito provoca estallido en la Plaza de la Constitución

explosion-transformador María Esther Ibarra Ť Alrededor de las 13:40 horas, en el Zócalo capitalino la algarabía por las compras navideñas se transformó en susto y pánico, al registrarse un cortocircuito en el interior de una bóveda subterránea de energía eléctrica, ubicada en la confluencia de la calle 16 de Septiembre y Plaza de la Constitución, a unos pasos de Palacio Nacional y de la sede del gobierno capitalino.

Al escucharse el tronido, una especie de explosión que derribó un poste de luz, y la salida de humo a través de las celdas a ras de la banqueta, despavorida la gente comenzó a correr en diversas direcciones, al tiempo que gritaban confundida: "šUna bomba! šUna bomba!

Durante el percance no resultó ninguna persona dañada, ni tampoco los establecimientos adyacentes, que de inmediato cerraron sus puertas y posteriormente las reabrieron de manera normal.

En el lugar se encontraban elementos de la Unidades de Vialidad, al mando de Fernando Sánchez, del grupo A, quien desde su patrulla sólo atinó a gritar a los desconcertados transeúntes: "ƑDespejen el área, parecen burros".

Pero ni él ni los elementos de esa corporación acordonaban la zona, lo cual ocurrió casi una hora después de que ocurrió el percance. Así, quienes desconocían el accidente, cruzaban tranquilamente la zona.

Después de más de media hora llegaron los bomberos. "A nosotros apenas hace diez minutos que nos reportaron del incidente, pero Protección Civil al parecer está coordinando", dijo un tragahumo. Los primeros en apostarse en el lugar fueron paramédicos de la Cruz Roja y de las unidades de apoyo especial.

Pero en la bóveda en donde se inició el percance aumentaban los estruendos del chocar de cables y la propagación de humo. A un lado los bomberos esperaban indicaciones para actuar.

Sin visos de coordinación, alguien gritó que trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza buscaban ya el origen de la avería. Eduardo Aramburu, junto con otros cuatro empleados, encabezó la inspección y declaró que se trató de un cortocircuito. "No, pues son cosas que pasan, pero no es por falta de mantenimiento o descuido", adujo.

Su compañero, un joven que de inmediato se internó en una bóveda subterránea en la calle de Palma, entre Madero y 16 de Septiembre, espetó a los reporteros: "Luego no digan que no servimos y que hay que privatizar el sector eléctrico, pues esto es similar a cuando en una casa se funde un foco".

Aramburu informó que no habría interrupción de energía ni en la zona afectada ni en todo el primer cuadro, para enseguida continuar con la inspección de diversas bóvedas ubicadas a un costado de dos centros comerciales ubicados en 20 de Noviembre.

La tranquilidad volvió al Zócalo capitalino y sólo algunos curiosos permanecían en el lugar pese al diplomático llamado de "šretírense, parecen burros". Hasta las tres de la tarde, la zona no había sido acordonada.