LUNES 18 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Entrevista con el subsecretario Molinar Horcasitas
Ofrece la SG promover la gobernabilidad democrática
Ť La búsqueda de convergencias, esencial para la dependencia
Ť El Ejecutivo tendrá como interlocutores sólidos a los partidos
Alonso Urrutia Ť Convencido de que la larga transición mexicana ha dejado un sistema de partidos fuertes y una compleja distribución del poder, para el subsecretario de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación, Juan Molinar Horcasitas, el fin del presidencialismo avasallador favorece la construcción de un clima de gobernabilidad democrática.
Desde la perspectiva de quien fuera consejero electoral, la propia discusión que ha comenzado en torno al paquete presupuestal da cuenta de ello: no hay una sobrepolitización del debate en el Congreso y existe disposición de las principales fuerzas políticas para alcanzar consensos.
En entrevista con La Jornada, niega un acuerdo del gobierno foxista con Roberto Madrazo como interlocutor privilegiado del PRI, pero subraya que una de las grandes virtudes de la nueva democracia mexicana es que heredó interlocutores fuertes. El hecho de que no hubiera un cambio abrupto permitió que los mismos actores del viejo sistema sean protagonistas de esta nueva etapa de redistribución del poder, en la cual, la estabilidad interna del PRI, como de todos los partidos, es fundamental para la gobernabilidad democrática.
-Se ha hablado mucho de la transición mexicana, de un largo proceso y del cambio que significó el 2 de julio. ƑCómo definiría la etapa actual y qué es lo que debe esperarse del sistema político mexicano?
-Es una etapa inédita que se caracteriza por una muy compleja distribución del poder. La democratización condujo a una situación donde el partido del Presidente no tiene control sobre el Poder Legislativo, pero a diferencia de la 57 Legislatura, donde el partido del presidente Zedillo mantenía el control en el Senado, ahora el Ejecutivo no controla ninguna de las dos cámaras y ningún partido tiene mayoría en ellas. Esta situación, lejos de impedir la gestión gubernamental, la construcción de consensos y de decisiones políticas, estimula a las fuerzas políticas para buscar convergencias. Todas requieren de las demás para construir decisiones que se puedan instrumentar. La actitud de los partidos es muy favorable, muy responsable, de acercamiento mutuo. En el caso del presupuesto hay acercamientos importantes y no se percibe una sobrepolitización del debate, sino el afán de consensuar.
-ƑSe diría que es el fin del presidencialismo mexicano?
-Sí, del presidencialismo mexicano como lo conocíamos: imperial, todopoderoso y avasallador. Este ya no existe, ni existirá por muchas razones. Y es que la sociedad ha asumido los principios de la democracia, del pluralismo, del estado de derecho, pero además de ello hay razones políticas institucionales muy claras. Para que ese presidencialismo legendario pudiera desplegarse con todo su vigor se requería que el mismo partido controlara el Poder Ejecutivo y el Legislativo, lo cual ya no existe, pues en este último, por una serie de coaliciones posibles, no hay ningún partido que lo controle. Sin esa condición no hay presidencialismo. ƑEs eso malo o es bueno? Es bueno, es un elemento que le va dar a nuestra democracia mayor estabilidad, mayor profundidad.
-ƑCuál es la actitud que debe asumir Gobernación, pues durante años su función se asociaba con los acuerdos poco claros entre las fuerzas políticas?
-De enorme transparencia en las relaciones con los partidos. Apostarle a la estabilidad en México, pero bajo estricto apego al estado de derecho, porque éste es un factor muy valioso que es necesario conservar porque eso es lo que permite que todas las demás fuerzas sociales puedan desplegarse plenamente. Paralelamente propicia la construcción de condiciones de gobernabilidad democrática en la negociación política; el establecimiento de compromisos con fuerza políticas, el diálogo entre partidos, tanto en conversaciones privadas como en las negociaciones públicas. Eso es parte de la línea política de cualquier país democrático. Gobernación buscará las convergencias necesarias para construir condiciones de gobernabilidad democrática.
-Sin embargo, el concepto de negociación política es muy criticado, se habla de concertacesiones...
-Nadie lo ve así ya. Todos los partidos entienden que lo que se requiere es escuchar al otro con voluntad de encontrarse con él, eso es una negociación. Nadie puede imponer su propia voluntad. Ninguno puede hoy imponer su propia línea y por ello deben buscarse las coincidencias, y esto es la negociación política. El diálogo político tiene siempre una connotación muy positiva, la palabra negociación a veces tiene un tufillo que no gusta, pero negociación y diálogo son complementarios porque buscan acercar posiciones que produzcan un acuerdo, lo cual es fundamental para cualquier sistema democrático.
-Tras las elecciones del 2 de julio el PRI pasa por un proceso interno...
-Yo diría que todos los partidos pasan por una redefinición interna.
-Pero en el caso del PRI, hacia finales del sexenio pasado, incluso desde la Secretaría de Gobernación se hablaba de que la estabilidad de ese partido era fundamental para la estabilidad nacional.
-Nuestra posición es muy sencilla: absoluto respeto al proceso de redifinición interna en los partidos. Entendemos con claridad que los diversos partidos, incluyendo al ganador, pasan por un proceso de recomposición. Por ejemplo, el PAN, que ha pasado de la oposición al gobierno, pero que no tiene mayoría en las Cámaras y en muchos estados sigue siendo opositor, o el PRI, que enfrenta exactamente el proceso inverso, tienen que encontrar sus mecanismos de redefinición. El PRI es un partido con una gran densidad institucional, con sus reglas, procedimientos, sus cuadros, su agenda. Ellos decidirán soberanamente de qué manera redefinirse ante sí mismos y ante los demás partidos.
-ƑLa estabilidad interna del PRI preocupa en especial a Gobernación?
-La de todos los partidos, pero tenemos una posición extremadamente respetuosa de sus procesos internos.
-En algún momento se habló de la conveniencia que para el gobierno de Fox significaba contar con un interlocutor fuerte en el PRI. Incluso algunos analistas hablaron de un acuerdo con Roberto Madrazo...
-No tengo conocimiento de ningún acuerdo así. Lo que es innegable es que se quiere tener interlocutores fuertes, y los hay. Una de las virtudes de nuestra transición es que ha permitido que los actores del anterior sistema sean hoy también protagonistas del nuevo sistema, a nadie se excluye. En otras transiciones una de las condiciones que se han presentado es el derrumbe del régimen y la exclusión de los actores clave del viejo régimen. Eso ha hecho que sean transiciones muy abruptas, con muchas cuentas pendientes, a veces muy dolorosas e incluso violentas. Nuestra transición no fue abrupta y permite que no haya un desconocimiento de los viejos actores. No fue una transición que se impuso por la fuerza. Es una transición en la cual ya no podemos hablar de partidos de oposición y partidos de gobierno. Hay partidos en la oposición y partidos en el gobierno y eso puede cambiar mañana.
La nueva correlación de fuerzas
-En función de ello, Ƒcómo se ve al PRI desde el gobierno?
-Es un partido, una organización muy grande, con un electorado fuerte. Ahí están los resultados del 2 de julio. Para cualquier estándar internacional, digamos en política comparada, el PRI es un partido muy fuerte por su caudal electoral, por su militancia, por su participación de las cuotas del poder del país. Es el la organización más representada en ambas Cámaras, con el mayor número de gobernadores, legisladores estatales, alcaldes, lo que hablan de su fuerza, con una idea clara de lo que quiere y eso es bueno para todos.
-Su principal función estará relacionada con los partidos políticos, Ƒcómo evalúa el sistema de partidos en México?
-Una de la característcas de la transición mexicana es que nuestro sistema de partidos es fuerte. No sólo el PRI, el PAN es un partido que tiene más de 60 años. El PRD, la tercera fuerza en el país, que si bien surge de 1988 cuando se da la confluencia de las izquierdas y un sector que salió del PRI, no tiene nada más 12 años de vida: las izquierdas en México tienen una historia muy vieja que se remonta a seis o siete décadas.
-Todavía se dan expresiones del viejo régimen que se niega al cambio. El caso de Yucatán y su reticencia a acatar el fallo del tribunal electoral es el más claro.
-Seguimos esto con mucha atención. El tribunal tiene la última palabra en este país en materia electoral, sus sentencias son inatacables. En este momento ese conflicto está siendo canalizado institucionalmente y no se ha salido de ahí.
-Pero el Congreso, de mayoría priísta, se niega a acatarlo? ƑNo se puede desatar un conflicto que descomponga el entorno político?
-Algunos diputados del PRI, de la Legislatura yucateca, en efecto han dicho que no acatarán la sentencia del tribunal, pero el éste sigue actuando. Ha señalado que si no se acata su decisión, en términos de la ley, la va a hacer valer. Si vemos un conflicto de esas dimensiones en otras ocasiones sería muy grave, pero ahora sigue canalizándose institucionalmente. Lo que vale la pena rescatar y observar es que se están empleando los mecanismos institucionales y legales.