DOMINGO 17 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Bárbara Jacobs Ť
Poema con gato
Ya me ha sucedido que un principiante me pregunte qué pienso de lo que escribe, cosa que invariablemente me deja sin saber qué hacer. Llega el momento en que contestar que uno mismo no ha madurado lo suficiente para saberlo resulta una evasiva más cobarde que responsable, y por lo tanto digna de ser explorada y de enderezarse.
"He aquí -me extendió una hoja un poeta- mi poema". Hablaba de un gato reflexivo que, antes de cruzar una contraesquina, se alzaba con las patas delanteras sobre un ladrillo y, estirado así de forma diagonal, estudiaba metódico, pensativo, circunspecto y cauteloso la situación en la noche.
La lectura del poema me había erizado la piel, pero el crítico en mí me alertó contra mi respuesta espontánea y controlé mi emoción sin decir al poeta una sola palabra. En el café me puse a prueba. Me desafié a escribir un poema sobre la mujer de edad que, en la mesa de al lado, revolvía sola el azúcar en su taza con movimientos giratorios de la muñeca sin advertir que, simultáneamente, hacía girar concéntrico el pie de la pierna cruzada sobre la otra. Nada más fácil que escribirlo. Pero, Ƒerizaría la piel de quien lo leyera?
Es cómodo no madurar. Es consolador creer que uno no sabe nada. En este sentido, si eres mujer la lucha por tu emancipación llega a ser un estorbo. ƑEn qué momento de la Historia se te ocurrió suponerte igual al hombre y para qué? No hay, imagino, como que el hombre decida y haga, mientras la mujer canta a la luz de la luna o se mece viendo las olas ir y venir. ƑPara qué se ha esforzado la mujer en dominar el conocimiento cuando es feliz, era feliz, quiero decir, o le bastaba, con sentir, desde el rocío contra la cara hasta la arena en las plantas desnudas de los pies? No sé si se ha esforzado en vano; pero sí que lo ha hecho sin prestarle la debida deliberación a su esfuerzo.
Bueno, es que sopesar con cuidado los temas ya es asunto que no tendría por qué haberle incumbido nunca. Es mejor que las cosas te sucedan de casualidad, sin que te des mucha cuenta de lo que te está sucediendo, que esperarlas. Lo propositivo, lo definitivamente intencional corresponde hacerlo a otros; lo planeado con anticipación, mediante un ejercicio decidido de la voluntad. ƑO eres gato, mujer?
Cabizbaja, leía hasta el amanecer en cuanta fuente pude todo sobre la madurez. Fui quedándome dormida al entender que la lentitud, en el proceso de maduración, no es deleznable, pues supone reflexión. A manera de paradoja, pensé que, como alguien de lenta maduración, estaba incapacitada para ser crítico de nadie; pero, en cambio, estaba más que capacitada para elegir a quién lo fuera. A altas horas de la noche, razonamientos como éstos no son absurdos ni ridículos, aunque tal vez sí descabellados, el mejor calificativo, por otra parte, de los tres. Descabellado. ƑPor qué suena a mujer? ƑPor qué la imagen que suscita es la de una cabellera larga enredada en la luna?
Es decir, como alguien de lenta maduración, que piensa antes de actuar; que tiene el poder de hacer, cambiar o combatir un texto, yo era gato; o sea, hombre. Y el crítico elegido por mí era mujer, que actúa de forma automática, sin darse cuenta de que hace girar concéntricamente el pie sólo porque revuelve el azúcar con movimientos giratorios de la muñeca.
Aun cuando estas líneas empezaran a parecerme ya suficientemente condenatorias de mí misma en más de un sentido, quise someterme a una prueba más. Consistió en procurar reproducir el poema del gato que el joven poeta había expuesto a mi juicio, y ver, en el intento, si yo sabía qué me parecía, o si sabía algo, o si no sabía nada. Descarté la sensación de alivio que experimento cada vez que declaro que no sé nada.
Un gato -empezaba- (Ƒo había sido: "En sus patas delanteras se levantó un gato sobre un ladrillo"?) en sus patas delanteras se levantó. Ay. Creo que seguía: Sobre un ladrillo suelto (Ƒo: "sin función"?) Me atrae más la expresión de "un ladrillo sin función", que la de "un ladrillo suelto". Pero, Ƒcuál había utilizado el poeta? Un ladrillo en una acera. ƑQué hacía ahí? ƑCómo estaba: entero, horizontal, vertical? ƑHúmedo? ƑDe qué color era? ƑLo cubría algo de musgo; de lodo; de cemento? ƑLo recorrían las hormigas? ƑSe planteó algo de esto el poeta? ƑLe hizo falta? ƑQué le dio que provocó que se me erizara la piel al leerlo?
"He aquí mi poema" -me dijo el joven poeta-, Ƒqué te parece?". "šMe erizó la piel!", quise contestarle; pero el crítico en mí me alertó contra mi respuesta espontánea y controlé mi emoción sin decir al poeta una sola palabra.