DOMINGO 17 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Juan Pablo II se reunió con el líder de la extrema derecha austriaca
Reprime la policía a italianos que repudiaban la presencia de Haider
Ť Poco antes unos mil 500 estudiantes protestaron pacíficamente contra la presencia del neonazi
Ť Impresionantes medidas de seguridad para evitar un posible atentado al gobernador de Carintia
Ť Su visita, para entregar un pino navideño, dice el Vaticano para desligarse del molesto personaje
Afp, Ap, Dpa y Reuters, Roma, 16 de diciembre Ť El líder de la extrema derecha austriaca, Joerg Haider, fue recibido hoy en una breve audiencia por el papa Juan Pablo II en el Palacio Apostólico, al tiempo que la policía romana reprimía violentamente a unos 3 mil manifestantes que protestaron por la presencia del ex presidente del Partido Liberal del país centroeuropeo, durante movilizaciones populares convocadas por organizaciones de izquierda, de protección de los derechos humanos, asociaciones judías y de homosexuales.
Anteriormente, unos mil 500 estudiantes protestaron pacíficamente contra la visita de Haider, a quien se le considera el neonazi más destacado en la actualidad.
Durante la audiencia, Karol Wojtyla ordenó que Haider y su comitiva recibieran una copia del mensaje que pronunciará el próximo día primero de enero con motivo del Día Mundial de la Paz, en el que se condena toda forma de racismo y xenofobia, y llama a todos los países a fomentar el diálogo entre las culturas.
"El amor por tu país es un valor a cultivar con toda tu alma, amando a toda la humanidad, pero sin esos signos (...) que emergen cuando el sentimiento de pertenencia adopta formas de autoexaltación y exclusión de las personas diferentes y acaba en nacionalismo, racismo y xenofobia", afirma el mensaje papal.
Fuentes del Vaticano enfatizaron hoy que el objeto de la visita de Haider al Papa fue hacer entrega del pino navideño que adornará la Plaza de San Pedro durante las fiestas de fin de año.
Tradicionalmente, un país distinto regala un abeto para al Vaticano, cuyos voceros recalcaron que hace tres años se tomó la decisión de que en 200 el árbol fuera de la provincia austriaca de Carintia, es decir, antes de que Haider fuera electo como gobernador de dicho estado federado.
Haider asistió a la audiencia acompañado del obispo de Carintia, Egon Kapellari. Según el vocero papal, Joaquín Navarro, el pontífice recibió a sus visitantes con un "buenos días" en alemán y agradeció "este regalo precioso", refiriéndose al pino navideño de 33 metros de altura.
Se informó también que Wojtyla en ningún momento llamó a Haider por su nombre, si bien lo saludó a él y a su comitiva, en la que figuraron también su esposa y sus dos hijas, además de algunas decenas de funcionarios de su gobierno en Carintia.
Al final del encuentro en el Vaticano, Haider y Kapellari se arrodillaron ante Juan Pablo II y besaron su anillo.
Haider entregó Juan Pablo II una carpeta que supuestamente contenía los asuntos que pensaba discutir con el Papa. Sobre esto, el Vaticano afirmó que como se trató de una reunión "fuera de programa", no hubo tiempo para que el visitante hablara con Wojtyla más de unos minutos.
Sin embargo, a la salida del encuentro con Juan Pablo II, Haider afirmó ante los periodistas que había hablado "de asuntos personales" con el Papa.
Esta semana Haider acusó a Italia de tener una política migratoria "demasiado permisiva" y dijo que debido a eso Austria debería reconsiderar su participación en el acuerdo de Schenegende, de la Unión Europea, en el que se promueve la apertura de fronteras entre los países comunitarios.
Días antes de su visita al Vaticano, Haider aseguró que discutiría este asunto con el Papa y que estaba convencido de que el jerarca católico estaría "de acuerdo" con él, pues de seguro tendría algún temor ante la posibilidad de que Italia se "inundara" de inmigrantes musulmanes.
Ante estos pronunciamientos, la prensa italiana rumoró que se corrió el riesgo de que Italia rompiera relaciones diplomáticas con Austria, aunque no hubo confirmación oficial de ninguna disputa diplomática entre ambos países.
Haider y su delegación caminaron 200 metros de su hotel al Palacio Apostólico rodeados de guardaespaldas, mientras que la policía formaba una valla en torno a toda la Plaza de San Pedro, para evitar atentados contra el líder ultraderechista.
Todos los maceteros, automóviles estacionados y botes de basura fueron retirados por la policía, que además aseguró todas las alcantarillas para quitar cualquier escondite a posibles atacantes de Haider.
Como es su costumbre, Haider se mofó de sus críticos desde días antes de su visita.
Cuando los periodistas le preguntaron su opinión sobre el plan de comerciantes ju-díos en Austria de apagar las luces de sus comercios durante el tiempo que el líder derechista estuviera reunido con el Papa, respondió: "Si lo que quieren es ahorrar energía, ese no es mi problema".
"Wojtyla, tu árbol gotea sangre", se leía en algunas de las pancartas de manifestantes que se enfrentaron con la policía, que dispersó con gases lacrimógenos a la multitud que intentaba llegar a la plaza.
Horas antes, más de mil estudiantes llevaron a cabo una protesta pacífica por las calles de Roma y un grupo antirracista instaló un mural con una fotografía de niños en un campo de concentración nazi.
Austria provocó el enojo de la Unión Europea y la comunidad internacional al integrar un gobierno formado por conservadores y ultraderechistas, lo que le valió meses de represalias diplomáticas por parte de la organización comunitaria.
Ante esto, Haider renunció a la presidencia del Partido Liberal, aunque queda claro que él sigue siendo el líder máximo de esta formación política.
Los conservadores en el gobierno austriaco sostienen que Haider no tiene cargo alguno más allá de la gobernatura de Carintia y que el líder no es más que un populista, quien ya se ha alejado de los elogios al régimen de Adolfo Hitler que pronunciaba una y otra vez hace unos años.