DOMINGO 17 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Chile condiciona la negociación con otras naciones


Llegó el momento de enfrentar al FMI, dicen en el Mercosur

Ť Luego de dos años difíciles en el organismo, los miembros unieron metas económicas Ť Se preveían rupturas en la 19 Cumbre Sindical

Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 16 de diciembre Ť Después de dos años difíciles, marcados por diversas incertidumbres y en momentos en que la decisión de Chile de negociar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos fue interpretada como "una estocada" al corazón del Mercado Común del Sur (Mercosur), la unificación de metas económicas comunes entre los miembros de esta integración fue considerado el mayor logro de la 19 reunión cumbre que transcurrió en Florianópolis. En este ambiente, caldeado también, otros logros destacados por los analistas son el régimen automotor y los acuerdos en materia de aranceles y la mencionada convergencia económica. Esto fue expresado por el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, al hablar de "un pequeño Maastricht", en referencia al acuerdo de convergencia europea.

Los analistas locales hablan de "renovado impulso", de "superación de etapas" en la cumbre, mientras otros estiman que no se logra consolidar una misma idea estratégica. Esta vez, la Cumbre Sindical del Mercosur, que transcurrió en los alrededores de la presidencial, fue más numerosa que en anteriores ocasiones, con la participación de 700 delegados gremiales del Cono Sur, en cuyo transcurso se dejó al desnudo las graves falencias en las políticas sociales y económicas de los gobiernos de la región, y se instaló la demanda de que ya llegó la hora de enfrentar con los elementos de la realidad al Fondo Monetario Internacional (FMI).

El mayor golpe

BRAZIL_MERCOSUR_SUMMITLa reunión de Florianópolis dejó un nuevo margen que parecía perdido, aunque muchos políticos se preguntaron si se había considerado en este ambiente la amenazante sombra del Plan Colombia, cuando para todos está claro que como acción eminentemente militar que trasciende las fronteras de ese país, afectará a toda la subregión, y muy especialmente a Brasil, el mayor socio del Mercosur.

Lo cierto es que fueron fuertes los cambios en el escenario que se había previsto con la conjunción este año de presidentes como De la Rúa, en Argentina; Ricardo Lagos, en Chile, y Fernando Henrique Cardoso, en Brasil, por considerarse que estaban dentro de una misma óptica, lo que favorecería la mayor unidad y coherencia regional frente a los constantes embates de Washington para debilitar al Mercosur. Algunos analistas, incluso, estiman que desde Estados Unidos se potenció visiblemente la noticia de las negociaciones con Chile, teniendo en cuenta que estas se realizaban casi al mismo tiempo de la preparación de la cumbre de Florianópolis, lo que nadie dudaba iba a conmocionar el escenario político regional. Y era lógico que esto sucediera si se piensa que como Chile ya tiene acuerdos con México y Canadá ?los otros socios de Estados Unidos en el Tratado de Libre Comercio (TLC)? si se cerraba finalmente un acuerdo chileno-estadunidense podía considerarse que Chile había ingresado a esa asociación.

El anuncio chileno de las negociaciones bilaterales con Estados Unidos inhabilitó a ese país para ser miembro pleno del Mercosur, cuando se esperaba todo lo contrario. Este anuncio produjo el mayor remezón que haya sufrido el Mercosur en su accidentada marcha, después de varios golpes a la mandíbula que le propinó el gobierno del ex presidente Carlos Menem, debido a su "relación carnal" con Washington. Asimismo, se evalúa también que al sobredimensionar Brasil la sensación de presunta infidelidad chilena, se enviaba un mensaje a Argentina, cuando surgía el rumor de que este país se aprestaba a seguir el mismo camino, como señala Clarín. La posición argentina ahora fue muy clara: se reconoció que sólo puede negociar equilibradamente con Whashington si se une a Brasil.

Ahora, "un diablo made in USA había metido la cola en el Mercosur" señala el periódico La Nación. Y la situación llegó a tal punto que muchos pensaron que la cumbre iba a terminar con algunas rupturas. No pasó, pero la sombra está.

Hasta ahora nadie sabe muy bien quién dejó una cámara de televisión abierta que permitió a unos 250 periodistas seguir ?por primera vez? la discusión de los presidentes a puertas cerrradas. Incluso, el diario Clarín describe hasta las expresiones tanto de ironía como de molestia que se cruzaron entre algunos presidentes, o "el rojo" vivo del rostro de Ricardo Lagos, el mandatario chileno, cuando explicaba y defendía sus posiciones.

"Mientras no haya convergencia arancelaria, nos reservamos el derecho de negociar con terceros países", fue la explicación de los delegados chilenos, y aunque Lagos sostuvo que "el ingreso pleno del Mercosur es un proyecto estratégico para Chile, remarcó en un "pero" el hecho de tener que "encarar el proceso con realismo". También sostuvo en su momento que se abrían negociaciones con Estados Unidos, "pero no para participar en el Nafta (TLC), porque nuestro interés sigue siendo pertenecer al Mercosur". Lagos destacó la importancia del acuerdo macroeconómico suscrito en la cumbre, que precisamente Chile había pedido como condición para su ingreso, pero preguntó ¿qué es lo más importante, aranceles iguales para todos los países, que como resultado de políticas económicas (diferentes) tiene que tener devaluaciones grandes?".

La respuesta de Cardoso fue clara, con cierta ironía: "Ojalá que puedan abrir las puertas de Estados Unidos, porque de esta forma nos vamos a baneficiar todos".

El presidente argentino, Fernando de la Rúa, al colocar en su intervención, nuevamente como objetivo central del acuerdo regional, la moneda única, mostró una sorpresiva coincidencia con la posición de Brasil, después de los murmullos sobre la posiblidad de que ?como Chile? comenzara negociaciones con Estados Unidos, noticia que no casualmente se difundió desde Washington. De la Rúa destacó los compromisos que lograron los ministros de Economía en materia de deuda, déficit fiscal e inflación, y recordó que el objetivo de una moneda única existe desde los orígenes del Mercosur, cuando los ex presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney firmaron los primeros acuerdosy pusieron la piedra fundamental.

El mandatario argentino no sólo estaba hablando hacia afuera, sino también respondiendo a los sectores que en este país, insisten en la dolarización de la economía, como el ex presidente Carlos Menem, o el directivo del Banco Central Pedro Pou, un seguidor de éste, cuya presencia en el actual gobierno nadie entiende con claridad.

No fueron los únicos problemas, y tampoco las únicas contradicciones. Chile quería adelantar el área de libre comercio para 2003. A su vez, el canciller argentino, Adalberto Rodríguez Giavarini, había hablado de una posibilidad para 2004, pero cuando llegó De la Rúa fue muy claro, recordando que él había firmado para 2005, y que esa fecha se cumplirá. El presidente de Uruguay, Jorge Batlle, quien al asumir el gobierno estaba muy proclive a ir rápidamente hacia el ALCA, llamó a poner las cartas sobre la mesa y tomar definiciones, pero tanto De la Rúa como Cardoso marcaron con claridad el tiempo real de aquel compromiso, en una sintonía que vigorizó a la cumbre.

Cardoso recordó que no es el Mercosur el que debe poner fechas, sino Estados Unidos, al que desafió a mostrar voluntad de querer avanzar, y mencionó que el próximo presidente estadunidense, George Bush, deberá lograr el fast track para negociar en forma rápida, y que el ALCA pueda convertirse en una realidad. "En vez de Chile, el blanco es Estados Unidos", menciona Página 12. Lo que quedó en claro, después de la tormenta, es que Chile continuará trabajando para formar parte del Mercosur, paralelamente con su acuerdo con Estados Unidos, ya que su integración al mercado regional es imposible debido a que ese país tiene un arancel externo inferior al del bloque, y no está dispuesto a subirlo.

Asimismo, se destacó la habilidad de los socios mayores para manejar el acuerdo automotor, que entrará en vigencia el primero de enero de 2001, al que finalmente se unió Paraguay. En este caso se recogieron todas las cláusulas firmadas en la anterior cumbre en Buenos Aires, donde se fija arancel para la importación de automóviles de esta zona de 35 por ciento, y una composición regional de partes de 60 por ciento, con la particularidad de que Argentina deberá fabricar aquí los componentes. Se incluyó a Uruguay incorporando mecanismos de cupos de autos terminados o autopiezas, que ese país puede vender a Brasil o Argentina, y que alcanzará un total de 60 millones de dólares anuales. Lo que decidió finalmente a Paraguay fue la posibilidad de que ese país reciba y monte industrias de autopartes o montadoras de vehículos.

Pero quedan muchos elementos flotando, de los que nunca se habla a fondo. Por lo pronto, como señalan en Le Monde Diplomatique, Eric Alfredo y Eric Calcagno: "el Mercosury su probable ampliación a toda Sudamérica es una opción decisiva ligada a la independencia nacional al tipo de país que se aspira, frente a la realidad de nacion subordinada con una sociedad injusta".