DOMINGO 17 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Debaten cambios en la relación bilateral
Falta consenso en EU sobre cómo y cuándo negociar con Fox
Ť Consideran analistas que la dinámica interna estadunidense limita una eventual discusión de las propuestas mexicanas
Jim Cason y David Brooks, corresponsales/II, Washington, 16 de diciembre Ť El cambio político en México brinda una oportunidad de lograr los avances más significativos en la relación bilateral en décadas, consideran altos funcionarios del gobierno estadunidense, legisladores y estrategas de la cúpula política, pero hay poco consenso sobre cómo y cuándo, así como advertencias sobre los límites trazados por la dinámica política interna en esta capital.
"No se puede menospreciar la importancia de lo ocurrido en México, y por lo tanto la coyuntura ofrece muy buenas oportunidades" para abordar los asuntos de la relación bilateral, comentó Arturo Valenzuela, director para las Américas del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca. "Las autoridades son claramente legítimas", y eso, opinó, podrá ayudar a la relación bilateral.
En entrevista con La Jornada, Valenzuela agregó que esta nueva realidad en México ofrece condiciones para hablar nuevamente sobre los temas más complejos de la relación, entre ellos inmigración y drogas. "Existe la voluntad de abordar esos temas, ya que ahora hay una mayor confianza en las instituciones y mayor transparencia", y eso ayudará a la relación, opinó.
Pruebas de que existe una nueva disposición en Estados Unidos se muestran en propuestas que circulan en el Congreso sobre diversas medidas para mejorar la relación bilateral, así como también entre los expertos y estrategas en los centros políticos y en sugerencias presentadas a los dos ex candidatos presidenciales.
De hecho ya han avanzado dos iniciativas legislativas, una en el Senado y la otra en la Cámara, promovidas por legisladores de ambos partidos que proponen eximir a México del proceso de certificación antinarcóticos en el 2001. Esta medida es acompañada de más pronunciamientos públicos, cuestionando la efectividad de este mecanismo en las dos instancias del Congreso, así como en parte del Poder Ejecutivo. Además, en centros del sector privado, como del gobierno, se están formulando más propuestas de política bilateral sobre asuntos como inmigración, narcotráfico, comercio y asistencia para apoyar proyectos en México.
Al mismo tiempo, continúa el debate entre los analistas sobre cómo, hasta dónde y cuándo aceptar algunas de las amplias propuestas preliminares hechas por Fox sobre asuntos como los inmigrantes y la lucha antinarcóticos, y se evalúa si sería una mejor opción utilizar la buena voluntad generada por el triunfo de Fox, como el primer presidente de la oposición, para promover sólo cambios incrementales en la relación.
Para el influyente senador demócrata Joseph Biden, la ideas de Fox sobre fronteras abiertas son "factibles", pero sólo en el largo plazo. En entrevista con Congressional Quarterly, Biden señaló que lo más interesante del nuevo líder mexicano es que ha "demostrado que está pensando fuera del marco común".
En el rubro de la inmigración la coyuntura política ofrece lo que algunos consideran una oportunidad excepcional para promover un cambio. El auge económico estadunidense ha transformado los polos del debate, y hoy día algunas de las fuerzas políticas más influyentes han demostrado su disposición -más bien la necesidad- de cambiar las reglas del juego en este asunto.
Desde los encargados de la política económica, hasta algunos de los sectores empresariales más importantes, así como algunos de los sindicatos más poderosos, se reconoce que este país depende en gran medida de la mano de obra de los inmigrantes. Esto ha abierto un espacio sin precedente en los últimos años para abordar el tema de otra manera. Cabe señalar que la palabra "amnistía" para los indocumentados era hasta hace muy poco inaceptable en los círculos políticos, pero ahora está justo al centro del debate.
Sin embargo, la renuencia a aceptar, en el plazo inmediato, la consideración de asuntos como la apertura de las fronteras a la libre circulación de inmigrantes o profundizar en la integración económica sobre un modelo parecido a un mercado común, sigue firme. "Tenemos un acuerdo de libre comercio, no una zona aduanal. La Constitución estadunidense no lo permitiría", opinó el senador Gramm al Congressional Quarterly.
El senador republicano Jeff Sessions dijo que "aún no estamos preparados para proyectar fronteras abiertas. Necesitamos mantener restricciones razonables sobre la inmigración". El senador y ex candidato presidencial republicano John McCain comentó que le "gustaría ver fronteras abiertas algún día", pero que aún hay serias preocupaciones sobre las drogas en México. Su colega Mike DeWine es uno de varios legisladores que está formulando propuestas que buscan mejorar la relación con base en pequeños pasos, ya que él, como muchos, considera que esta es la mejor manera de proceder, y no con propuestas ambiciosas.
En privado, también cunden preocupaciones sobre algunos de los integrantes del gabinete de Fox y sus implicaciones para cualquier negociación de temas bilaterales. En particular, según varias fuentes que solicitaron el anonimato, hay cierto debate por las intenciones del nuevo canciller, Jorge G. Castañeda. "Algunos siguen preguntando si ha abandonado la agenda izquierdosa y nacionalista del pasado, o no", indicó una de las fuentes. Otra agregó: "He participado en discusiones donde se pregunta si ha cortado (Castañeda) sus vínculos con sus antiguos aliados comunistas".
Sin embargo, otra fuente insiste en que muchos legisladores tienen bastantes ganas de conocer a Castañeda, y que hay también admiración por él entre los que lo han tratado.
Estas reservas en algunos sectores no han afectado el entusiasmo general a favor del nuevo gobierno en México. "Fox está gozando de una tremenda luna de miel, que merece, por la legitimidad de su elección", explicó M. Delal Baer, directora del Programa México del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Baer, quien ha asesorado a varios legisladores, así como lo hizo en la campaña del presidente electo George W. Bush, agregó que "hay un sentir en Washington de que necesitamos darle a Fox una victoria mayor" en las relaciones con Estados Unidos.
Aun algunos de los que tradicionalmente han sido críticos de México, como el senador demócrata Ernest Hollings, hablan ahora de cómo apoyar el cambio en México. "Hollings cree que les corresponde a aquellos que anteriormente criticaban a México por la falta de democracia, ofrecer apoyo con el cambio. Le interesa promover la asistencia estadunidense; el financiamiento de proyectos de infraestructura, y favorecer una moratoria del proceso de certificación", indicó uno de sus ex asesores a La Jornada. Comentó que no le sorprendería si se aprueba una moratoria a la certificación de México.
Pero Baer señala que la mejor opción para utilizar esta oportunidad es a través de medidas incrementales. Dio como ejemplo la recomendación de que el próximo presidente de Estados Unidos proponga al Congreso, en sus primeros 30 días, un nuevo programa de asistencia para apoyar el microcrédito en México. Para Baer, las propuestas más amplias sobre inmigración y drogas podrían desperdiciar la oportunidad de mejorar poco a poco la relación.
"Ningún presidente desea ser percibido como suave en torno a la lucha antinarcóticos", señaló Baer. Sin embargo, varios asesores de legisladores demócratas y republicanos dijeron que existe una disposición positiva de hacer algo en este asunto, y señalaron que el Senado ya aprobó una resolución para eximir a México del proceso de certificación el próximo año. "Debido a la forma en que funciona el Senado, cualquier senador podría haber postergado el voto; pero ninguno lo hizo", comentó un asesor, quien aseguró que ni Jesse Helms se opuso.
El dilema de la certificación
No obstante, fuentes cercanas a Helms y a republicanos más centristas advierten que no está dado que México sea eximido, y que es aún más difícil considerar la abolición del propio proceso de certificación.
Baer también advierte que las propuestas de largo plazo sobre inmigración de Fox podrían acabar complicando esfuerzos para lograr metas de corto plazo.
"El objetivo inmediato de Vicente Fox es conseguir un incremento en el número de visas para trabajadores temporales, y eso es algo que muchos en el centro (en Washington) podrían apoyar", indicó a La Jornada.
Pero advirtió que el esfuerzo para conseguir esto a través del Congreso podría dificultarse si algunos legisladores sospechan que se trata de un caballo de Troya para lograr fronteras abiertas.
Por lo tanto, a pesar de la disposición bipartidista de "mejorar" la relación con México, la dinámica interna de Estados Unidos continuará limitando el espacio del gobierno de Fox para negociar cambios en la relación bilateral.
Valenzuela, del Consejo de Seguridad Nacional, concluyó que "ambos países tendrán ahora que tener la disposición de entender los problemas y las realidades del otro, y esto lleva a contemplar los complicados cambalaches al abordar la relación bilateral".