VIERNES 15 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Informe sobre el Desarrollo Mundial 2000-2001


Infectadas con el VIH-sida, más de 34 millones de personas: BM

Ť Urge enfrentar la epidemia, sobre todo en países de Africa

Ť "Fundamental para el futuro", la labor para obtener una vacuna

José Galán Ť Más de 34 millones de personas, 90 por ciento de las cuales viven en países en desarrollo, están infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana, y más de cinco millones contraen la infección cada año, sostiene el Banco Mundial en su Informe Sobre el Desarrollo Mundial 2000-2001, titulado Lucha contra la Pobreza.

La institución financiera global considera que enfrentar lo que califica de epidemia del VIH/sida es urgente ya que, agrega, más de 18 millones de seres humanos han fallecido ya por enfermedades relacionadas con el sida, y éste es una de las principales causas de inseguridad en países africanos, "gravemente afectados por esa epidemia".

Reconoce que la labor de las instituciones internacionales de investigación y desarrollo para conseguir una vacuna contra el sida es fundamental para el futuro, "pero las diferentes experiencias registradas revelan que ahora lo que se necesita para cambiar la situación es un liderazgo eficaz y un cambio social que impida la difusión del sida y se ocupe de quienes ya están infectados".

El BM argumenta que si bien los efectos inmediatos, "devastadores, sin duda", son de alcance individual y familiar, las consecuencias son "mucho más amplias": desde una carga intolerable para los mecanismos tradicionales de acogida de los niños sin familia hasta las extremas presiones a que se ven sometidos los sistemas de salud y la pérdida de mano de obra productiva que sufren comunidades y naciones enteras.

La estrategia propuesta por el BM para enfrentar la enfermedad "puede significar" luchar contra los tabúes en torno a la sexualidad, dirigir la información de manera selectiva y apoyar a grupos de alto riesgo, como las prostitutas, y ofrecer asistencia y respaldo moral a quienes sufren de sida.

Al ubicar al sida entre los indicadores cruciales de la pobreza distintos al nivel de ingreso, la institución considera que se registraron "importantes avances y graves retro- cesos", y pone como ejemplo el caso de India, donde ascendió "sustancialmente" la cifra de niñas que asisten a la escuela, y en Kerala, el estado más adelantado del país, la esperanza de vida es mayor que en otras ciudades del mundo con niveles de ingreso varias veces superiores, como Washington.

"Pero en los países africanos más castigados por la epidemia, como Botswana y Zimbabwe, uno de cada cuatro adultos está infectado" y los huérfanos a causa de la epidemia "se están convirtiendo en una abrumadora carga" para los mecanismos tanto tradicionales como formales de protección, "y pronto se esfumarán todos los progresos de la esperanza de vida conseguidos desde mediados del siglo XX", consigna el documento.

El informe agrega que las diferencias existentes a nivel mundial en las tasas de mortalidad infantil -- en Africa subsahariana son 15 veces mayores que en los países de ingreso alto-- "dan una idea de las enormes divergencias existentes".

El BM considera que para alcanzar las metas internacionales de desarrollo establecidas --aplicar estrategias nacionales para un desarrollo sostenible mundial en el 2005 para invertir la pérdida de recursos ecológicos en 2015; asegurar acceso universal a servicios de salud reproductiva; rebajar en dos tercios las tasas de mortalidad en la infancia y en tres cuartas partes la mortalidad materna, y reducir a la mitad la proporción de personas que viven en el mundo con menos de un dólar diario, es decir mil 200 millones de habitantes-- falta adoptar medidas encaminadas a estimular el crecimiento económico y reducir la diferencia de ingresos.

Pero advierte que "ni siquiera" ese crecimiento equitativo será suficiente para logar la consecución de metas en las esferas de salud y educación.

"Para reducir en esos dos tercios las tasas de mortalidad en la infancia habrá que detener la propagación del VIH/sida, ampliar la capacidad de los sistemas de salud de las naciones en desarrollo para ofrecer más servicios y asegurar que los procesos tecnológicos alcanzados en el campo de la medicina lleguen al mundo en desarrollo, con- cluye el análisis.