VIERNES 15 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Admiro a Zedillo, expresó en entrevista con WSJ


Bush, el presidente que más sabrá sobre México en la historia de EU

Ť Empero, no se ve cómo vaya a cambiar la política hacia su vecino

Ť Nuestras diferencias serán entre familia, no entre rivales, ha dicho

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 14 de diciembre Ť La experiencia en política exterior del presidente electo, George W. Bush, comienza y termina con México. Interrogado sobre su conocimiento en relaciones internacionales durante la campaña electoral, respondió: ''He manejado política exterior como gobernador de Texas y esa fue con México, y la manejé bien''.

Condolezza Rice, la mujer que será nombrada directora del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca en la próxima administración republicana, dijo: ''Cuando entre en funciones, él (Bush) tendrá más conocimiento sobre nuestro vecino mexicano que cualquier presidente en nuestra historia''.

Cuando el Wall Street Journal preguntó a George Bush quién era el líder extranjero que más admiraba, el entonces candidato presidencial republicano respondió que era Ernesto Zedillo.

Rice probablemente tiene razón en que su jefe será el presidente con mayor conocimiento de México. Bush también tiene, y lo utilizó durante su campaña, relaciones personales con mexicanos, por ejemplo, su cuñada guanajuatense.

Pero más allá de conocer los nombres de algunas figuras políticas y asuntos del otro lado de la frontera, es poco claro cómo la política hacia México de un gobierno de Bush será diferente a la aplicada durante los últimos ocho años.

''Estados Unidos está destinado a tener una 'relación especial' con México, tan clara y firme como la que hemos tenido con Canadá y Gran Bretaña. Históricamente, no hemos tenido amigos y aliados más cercanos'', dijo George Bush en un discurso pronunciado en Miami en agosto. ''Las diferencias son inevitables entre nosotros, pero serán diferencias entre familia, no entre rivales''.

Asesores claves de política exterior han reiterado a La Jornada y otros medios que el presidente electo se enfocará en la ampliación regional del TLC, así como en los beneficios del libre comercio al pequeño empresariado. ''Aseguraré la autoridad de vía rápida'', afirmó Bush durante su campaña, y ha hablado de la importancia de promover el desarrollo económico en zonas de México que envían inmigrantes a Estados Unidos.

El comercio y la inversión seguramente estarán en el centro de la relación bilateral bajo el próximo gobierno. En uno de los debates entre los candidatos presidenciales este año, Bush también tocó el tema sensible del sector energético: ''Abordé esto recientemente con Vicente Fox'', declaró el republicano en ese debate en octubre. ''Hablé sobre cómo hacer más expedita la exploración del gas natural en México y transportarlo a Estados Unidos para poder reducir nuestra dependencia sobre fuentes extranjeras de petróleo crudo. Este es un problema mayor'', expresó en esa ocasión el texano.

Pero mientras que el presidente electo desea facilitar el comercio y la inversión, también ha dejado claro -por lo menos en público- que no favorece fronteras abiertas. ''Con patrullajes ampliados, podemos hacer más de nuestras fronteras que sólo líneas en un mapa'', expuso Bush en un discurso en agosto. ''Contrataremos a más agentes y enfocaremos un SIN reformado sobre la tarea de defender nuestras fronteras'', apuntó.

En sus discursos sobre política exterior también incluye iniciativas para sanear la frontera, particularmente en torno a asuntos de salud y agua. Por lo que hace a los asuntos antidrogas, Bush ha señalado que Estados Unidos no puede culpar a otros por el narcotráfico. ''Después de todo, nosotros somos el mercado que lo sostiene', comentó en agosto. ''Con mejor inteligencia y vigilancia, podemos detectar y atrapar a narcotraficantes antes de que alcancen nuestras fronteras. Y continuaremos trabajando con México para cooperar más sobre la interdicción''.

Interrogado sobre sus logros en mejorar y ampliar la relación bilateral entre Texas y México, el ex gobernador señaló que él respondió a una solicitud de Zedillo de apoyar y promover el paquete financiero otorgado a México en la crisis de 1995.

También rompió filas con la corriente dentro de su propio partido, encabezada por el gobernador de California, Pete Wilson, basada en la retórica y políticas antinmigrantes y críticas de México. En 1996, cuando Wilson era una de las principales figuras nacionales del Partido Republicano, Bush pidió que cesaran los ataques contra México.

No obstante, el Wall Street Journal, en su evaluación de lo logrado por el gobierno estatal de Bush con México, concluyó que ha habido muchas palabras pero poca acción. ''Ha lanzado pocos programas con sus contrapartes mexicanas para ayudar a resolver los problemas compartidos de la región, desde la contaminación al narcotráfico y a la congestión de tránsito, llevando a que sus críticos cuestionen sus habilidades de liderazgo y sus credenciales como reformador'', escribió el diario.

Fox, entre sus críticos

Entre los críticos de Bush citados por el Wall Street Journal -en un reportaje publicado en febrero de este año- se encontraba Vicente Fox, quien recordó haber solicitado, de gobernador a gobernador, la recaudación de 5 millones de dólares para ayudar en la construcción de pequeñas plantas maquiladoras en Guanajuato, que podrían ofrecer una opción económica para disminuir el flujo de migración desde ese estado.

''Su respuesta fue que ni podía presentar la idea de la inversión en México (a la legislatura de Texas)'', comentó Fox al rotativo. Agregó que ''cualquier gobernador fronterizo puede hacer grandes cosas, pero tienen que tener una visión''.

En la misma nota se cita también a Adolfo Aguilar Zinser, criticando la manera en que el gobernador Bush había manejado la controversia sobre el depósito de desechos tóxicos de Sierra Blanca.

Claro, ahora el gobierno de Fox no tiene más que expresiones optimistas sobre las implicaciones para México del resultado electoral estadunidense, que colocará a Bush en la Casa Blanca. Y en esto podría tener razón. En términos generales, y en el manejo cotidiano, la política estadunidense hacia México será más o menos la misma que bajo el gobierno de Bill Clinton.

Pero en coyunturas de crisis o en momentos oportunos para avanzar en intereses mutuos, el conocimiento de Bush sobre los asuntos bilaterales podría ser un factor decisivo.

En una entrevista con el Wall Street Journal, George Bush comentó que la clave para ayudar a México será la ampliación del libre comercio. ''A fin de cuentas, eso será mucho mas grande (que cualquier programa gubernamental). Esto es el comercio, esto es la riqueza''.