JUEVES 14 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť CIUDAD PERDIDA
Ť Miguel Angel Velázquez Ť
Ť Bandos sin valor jurídico
Ť Informar logros, el objetivo
Desde hace varios días, algunas personas me han preguntado cuál es el valor, el peso jurídico de los bandos informativos del gobierno de la ciudad. La respuesta, invariablemente, es la misma: no tienen ningún valor jurídico, es decir la ciudadanía no está obligada a cumplir con esto que a muchos les huele a ley.
Pero no nos quedemos allí. Para empezar el jefe de Gobierno anuncia estos bandos como una forma de mantener informados a los habitantes de la ciudad. Digamos, para ser más explícitos, que son conferencias de prensa en donde el funcionario habla de planes y proyectos y los periodistas hacen algunas preguntas para puntualizar alguna parte de esa información. Nada más.
Ahora bien, cada una de estas informaciones pueden, en su momento, convertirse en leyes, siempre que rebasen el mero ámbito de la conferencia de prensa, es decir cuando se transformen de anuncio en una iniciativa de ley que deberá ser discutida y en su caso aprobada por la Asamblea Legislativa.
Hasta entonces, y no antes, deberá ser cumplida por todos los sectores de la población. Lo otro, los bandos son las buenas intenciones de Andrés Manuel López Obrador y dibujan, eso sí, el perfil de gobierno que pretende el jefe de Gobierno.
Claro que en los anuncios de López Obrador también existen algunos ordenamientos que no deben pasar por la ALDF y se inscriben en el contexto de las facultades que le confiere el puesto. Un ejemplo de esto son los cambios de funcionarios en la Tesorería y el orden interno en toda la administración pública de la ciudad. En este caso las palabras del jefe de Gobierno son órdenes que deberán cumplir los funcionarios y los empleados del gobierno central.
Por otra parte, curiosamente, la palabra "Bando" no existe en las leyes desde donde se regula la vida en la capital.
En el artículo 17, fracción quinta, del Estatuto de Gobierno del Distrito Federal (aquí no existe una Constitución local), se habla de los derechos y las obligaciones de los habitantes del Distrito Federal y allí se advierte que la ciudadanía deberá ser informada "sobre las leyes y decretos que emitan la Asamblea Legislativa y el Congreso de la Unión, con respecto de las materias relativas al Distrito Federal; reglamentos y demás actos administrativos de carácter general que expidan el Presidente de la República y el jefe de Gobierno, así como la realización de obras y la prestación de servicios públicos e instancias para presentar quejas y denuncias relacionadas con los mismos y con los servidores públicos responsables".
Es muy probable que sea en este artículo donde se encontró el apoyo legal para emitir los "bandos informativos"; no obstante, insisto, la palabra como tal no existe en el Estatuto de Gobierno y la confusión de la ciudadanía con respecto de sí estos bandos son o no ley, podría venir de la definición contenida en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, en donde se lee: "Edicto o mandato solemne publicado de orden superior", o bien: " Solemnidad o acto de publicarlo".
Por su parte, el Diccionario Larousse dice que el bando es un "mandato solemne publicado por la autoridad para dar a conocer sus disposiciones a todos los ciudadanos".
Uno de los problemas más serios del gobierno capitalino anterior fue sin duda el de la comunicación, y para evitarlo una de las armas es hacer fluir información de los actos de gobierno. Allí radica, entonces, esta manera un tanto espectacular de hacer del conocimiento público los logros y los pasos que se dan para establecer formas distintas de gobernar.
Esto que ahora nos lleva a consultar la ley debió haber sido explicado a fondo por la propia jefatura de Gobierno, con el fin de evitar confusiones. Es muy fácil, a fin de cuentas, cambiar nombres y tergiversar conceptos, es decir crear confusiones innecesarias en un gobierno donde la transparencia de los hechos y las palabras debe ser primordial. Digo, tal vez de un "bando informativo" que nos informe sobre el bando. ƑO no?
La moda en Chiapas
Cuenta alguna gente de fiar que el gobernador de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía, escogió con mucho tiempo y cuidado a quienes le acompañarían en el mandato que ahora cumple.
No hubo, dicen, eco a las presiones. Se hizo caso omiso a las recomendaciones, se buscó el proceder con la autonomía que da el voto popular, pero ni modo, las cosas no son como parecen y de pronto allí estaba el negrito en el arroz.
Una llamada, de esas que no faltan, desdibujó el cuidadoso mapa operativo del gobernador. Al otro lado de la línea, una voz de conocida amabilidad municipal pedía y a la vez exigía a Salazar incluir a una dama en su gabinete.
El lugar ya estaba decidido. Se trataba de la próxima comunicadora del gobierno chiapaneco y nada de hacerle feos, que es una dama de corte clásico enterada, muy enterada, de las modas y del turismo.Su nombre: Muna Dora Buchaín Abulhosn
Frente a eso, la sapiencia, claro, Pablo dijo simplemente sí. ƑQué tal?