JUEVES 14 DE DICIEMBRE DE 2000

 


Ť Jean Meyer Ť

El sabio y el político

No, no estoy plagiando a Max Weber, sino a Ibn Jaldun, el gran historiador árabe, casi contemporáneo de Maquiavelo. Leyéndolo me encuentro con unas reflexiones suyas que paso a los amigos y colegas que empiezan a poner su talento al servicio de los gobiernos de la Federación del Distrito Federal y del estado de Chiapas. El capítulo 34 de la Introducción a la Historia Universal se intitula: "De todos los hombres, los sabios son los que menos entienden de la administración política y sus procedimientos".

La causa de ello es que los sabios tienen por costumbre aplicar su intelecto a elevadas especulaciones, incentivadas por el SNI y otros estímulos, ahondarse en el abismo de la reflexión en busca de ideas más o menos nuevas o de teorías más o menos abstractas, capaces de alcanzar una dimensión que las haga aplicables a... no sé qué. Dice Ibn Jaldún: "Su entendimiento se ocupa siempre en juicios y especulaciones; mas las opiniones así formadas no pueden aplicarse antes de que la labor de investigación y examen esté completamente terminada, e inclusive a veces, no se aplican del todo(...) De ahí se infiere que los sabios, habituados como lo están a ocuparse exclusivamente en las cosas del entendimiento y de especulaciones intelectuales, desconocen todo lo ajeno a estas materias".

En cambio, aquel que dirige el gobierno de un Estado, chico o grande, municipal o federal, está obligado a prestar su atención a las famosas "cosas externas", a observar con cuidado las circunstancias, las cadenas de hechos y acontecimientos que forman una haz compleja donde se pierde la sencillez lógica de la teoría. Si no se cuidan, si esas peculiaridades únicas escapan a su atención, si pretenden aplicarles el modelo ideal, se toparán con la rebeldía de la realidad. No funciona el razonamiento por analogía, ni el recurso de la invocación de los antecedentes, ni la búsqueda del precedente; en el mejor de los casos se encontrarían como esos militares franceses de los cuales de Gaulle decía que se retrasaban siempre de una guerra.

Acostumbrados a generalizar sus juicios y fundarse en las analogías, los sabios "cuando se ocupan en la administración pública, vierten sus ideas en el mismo molde que sirve a sus especulaciones. De ahí resulta que incurran en errores con mucha frecuencia y que inspiren poca confianza en su dirección". Un amigo me decía que el negro Durazo, por terrible que nos parezca el hecho, había sido más eficiente en su lucha contra el crimen que el sabio Carpizo. ƑNo les llama la atención que muchas veces en la historia de todos los países, los hombres más inteligentes, más cultos, más "preparados" hayan resultado pésimos al aplicar sus teorías, sus finos análisis, su docta inteligencia? Me han dicho que excelentes tratadistas del arte militar resultaron pésimos generales y catastróficos secretarios de la Defensa. ƑQué hubiera hecho el gran Keynes en la Secretaría de Hacienda?

No le pasa lo mismo al "hombre común, de naturaleza sana, de vivacidad mediana: su facultad reflexiva al ser escasa y no habituada a abordar las abstracciones se limita a enfocar cada materia desde su punto de vista ordinario y a apreciar cada cosa o cada individuo según su carácter particular" El poeta ha dicho: "no naden demasiado lejos, la salud se encuentra en la costa". A buen entendedor, pocas palabras, estimados amigos y colegas.